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Si las horas extra son una constante en tu empresa, ¡huye!

La cultura del presentismo hace que los trabajadores tengan más estrés y su compromiso con la organización sea más bajo

Hacer horas de más en el trabajo solo te beneficia si tu empresa defiende el presentismo. Y eso no es algo bueno. Significa que tu jefe valora el tiempo que los empleados pasan en la oficina más que lo productivos que están siendo. En los últimos años ha ido oscilando la cantidad de horas extra semanales que realizan los asalariados y, aunque ahora la cifra está por debajo del pico registrado en 2015 —con 6.720 en total—, desde el año pasado hay una tendencia al alza. Aceptar hacer horas extra cuando aumenta el volumen de trabajo es algo razonable, pero ¿cómo puede repercutir en tu trabajo quedarte enganchado a la silla por sistema? 

Hay muchas empresas en España que aún no han hecho la transición hacia una cultura donde prime la productividad de los empleados en lugar de las horas dedicadas a conseguir objetivos. Si esta es la situación en tu compañía, alargar tu horario en la oficina hará que tu jefe piense que eres más productivo, pero casi nunca es verdad. Los jefes que valoran a sus empleados basándose en las horas que trabajan llegan a concepciones erróneas y piensan que lo hacen porque están más comprometidos con la compañía.

"Estos comportamientos pasan a formar parte de los valores y cultura de la empresa y, lejos de incrementar la productividad y el bienestar de los empleados, provocan justamente lo contrario", explica José Ángel López, psicólogo experto en recursos humanos. Y detalla que el presentismo hace que los trabajadores tengan más estrés, su nivel de contribución y compromiso con la organización sean más bajos y manifiesten en mayor medida su deseo de dejar la compañía.

A esto se suma la dificultad de ser asertivo en el entorno laboral. Según Elisa Sánchez, psicóloga laboral, una demanda frecuente de los trabajadores con los que trata es su dificultad para decir que no cuando su jefe les pide aumentar la jornada de trabajo. "En muchas ocasiones se sienten presionados", asegura Sánchez. "Que un trabajador acepte aumentar su jornada puede tener varios motivos; uno de ellos es proyectar una imagen positiva, de compromiso e implicación con la empresa, tanto hacia sus jefes, compañeros como clientes".

Calentar la silla se convierte entonces en deporte nacional y se acaban generando situaciones como el absentismo presente: estar en la oficina llenando tu tiempo con tareas que no son relevantes para tu trabajo. También se puede sucumbir al efecto de la Ley de Parkinson, que dice que "todo el trabajo se dilata indefinidamente hasta completar todo el tiempo disponible para su completa realización". Es decir, ocupas una tarde entera en hacer una tarea que podrías hacer en dos horas si solo tuvieras dos horas.

Los jóvenes de entre 30 y 34 años son los que más horas extra hacen a la semana en comparación con el resto de tramos de edad, según datos de la Encuesta de Población Activa (EPA). Con el paso de los años, también se puede ver cómo todos los porcentajes aumentan constantemente. Nuestro psicólogo experto en recursos humanos explica que la situación económica de los últimos años ha propiciado que podamos encontrarnos todavía con un colectivo de profesionales que en la treintena estén iniciando su vida profesional. "Posiblemente en esta situación sean personas que, con el ánimo de conservar su puesto, hagan más horas buscando la aprobación y el reconocimiento de sus jefes, sobre todo en organizaciones donde la cultura del presentismo está muy instaurada", cuenta López.

Pero, ¿a caso se pagan estas horas? No todas y es algo que depende del género, para variar. Siempre según datos de la EPA, los hombres hacen más horas extra que las mujeres pero también se las pagan más. Los datos más recientes apuntan a que el porcentaje de mujeres que no cobra las horas extra (51,7%) es más alto que el de hombres (41,4%) y es algo que se repite con el paso de los años. 

La solución no depende solo del trabajador y de cuándo decida irse a casa. Para cambiar esta situación es necesario cambiar la cultura del presentismo. En las empresas donde hay una cultura del esfuerzo orientada a la consecución de resultados, hacer más o menos horas no repercute en la imagen que los jefes tienen de sus empleados. Tampoco condiciona sus decisiones, que se basarán en criterios más objetivos relacionados con su desempeño.

"Algunos estudios llegan a cifrar entre un 15% y un 20% el incremento de la productividad, la reducción del absentismo y el aumento del nivel de satisfacción y compromiso de los empleados en organizaciones que tienen implantadas fórmulas de flexibilidad horaria", explica José Ángel López, psicólogo experto en recursos humanos. "Deberíamos reemplazar esa concepción presentista por prácticas que promuevan la eficiencia, la confianza y la autonomía al margen del tiempo que se pase en la oficina".

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