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Érase una vez la @

¿Árabe, búlgara o española? El símbolo de Internet ya circulaba por el mundo en 1343 (como tarde)

Presunta @ en un libro búlgaro del siglo XVI
Presunta @ en un libro búlgaro del siglo XVI

Bulgaria. 1345. Un escribano cierra un párrafo con el habitual "amin" -amén-, pero da un toque especial a la "a" y convierte esta página en el escenario de una de las primera @ de la historia. Que sepamos. Pero -aviso a navegantes- lo que sabemos de este manuscrito eslavo es, por suerte o por desgracia y hasta donde hemos podido averiguar, obra de la profana Wikipedia.

En cualquier caso, las arrobas de los "amin" bizantinos no parecían tener mayor uso que el de una simple floritura cuando el escribano se ponía estupendo. El nacimiento de este símbolo con un significado propio se vincula, según una de las teorías más extendidas, a la unidad de medida homónima.

Una arroba de pepinos equivalía allá por el siglo XV a unos 12 kilos de estas cucurbitáceas (sí, pepinos). El término -arroba, no cucurbitácea- tiene origen árabe. Rub significaba, en la versión clásica de la lengua, "una cuarta parte". La variante hispánica, arrúb, guarda mayor similitud con su tataranieta.

¿Pero dónde apareció primero el símbolo que nos ocupa? Pasada la floritura búlgara, la primera @ de la que tenemos noticias habita en un documento aragonés de 1448: la Taula de Ariza. Este documento, hallado por el historiador y periodista zaragozano Jorge Romance en 2016, no es más que un registro aduanero de las mercancías que pasaban del reino de Aragón al de Castilla y viceversa.

Jorge Romance. Archivo Provincial de Zaragoza

Una arroba y cinco fanegas de trigo. Este registro quitó el puesto a la que hasta entonces se había considerado la primera aparición del símbolo @. La arroba escrita en Sevilla el cuatro de mayo de 1536 por el puño florentino del comerciante Francesco Lappi, que había saltado a los titulares en el 2000, cedió el trono a la aragonesa.

¿Y la @ moderna? Tardó en llegar. Ni siquiera logró hacerse un hueco en las primeras máquinas de escribir. El símbolo de internet, la piedra angular de Twitter -que conquistaría las demás redes-, el mal empleado comodín del género permaneció en el olvido hasta que un ingeniero de 29 años tuvo la necesidad de usar un caracter poco conocido. "Necesitaba una letra que no apareciera habitualmente en los nombres de usuario o de los servidores de los ordenadores", explicaba Ray Tomlinson a Computer World en 2007.

El feliz desenlace de este brete fue la llegada de la arroba (@) al centro del correo electrónico. Corría el año 1971 y Tomlinson, fallecido en 2016, ni se acordaba del contenido de su primer correo, enviado a tomlinson@bbn-tenexa. El resto es presente. Y cucurbitácea, por cierto, viene del latín cucurbita: calabaza.

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