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"España ha innovado más por desesperación que por vocación"

La mejora de la competitividad española en innovación pasa por mejorar financiación, trasferencia de conocimiento y regulación

De izquierda a derecha, Juan María Vázquez, Carina Szpilka, Jaime García Cantero, David del Val y Susana Solís
De izquierda a derecha, Juan María Vázquez, Carina Szpilka, Jaime García Cantero, David del Val y Susana SolísPablo Monge

Un cambio de paradigma. Esta es, en general, la receta de la innovación que los representantes del mundo empresarial y las administraciones públicas compartieron con el auditorio del evento FUTURO DIGITAL, organizado por EL PAÍS RETINA. Sin embargo, este cambio sigue distintas vías, en función del actor que lo propone: desde el aumento y mejora de la distribución de la financiación de I+D hasta la búsqueda de un sistema de incentivos más centrado en los resultados.

"España ha innovado más por desesperación que por vocación. La innovación requiere años y cimientos", afirmó David del Val, presidente y consejero delegado de Telefónica I+D. Esta tendencia, que durante la crisis ha empujado a las empresas a internacionalizar su actividad en busca de mercados más estables y ha desembocado en el aumento de la exportación, no funciona igual cuando el objetivo es crear nuevos productos y servicios. "Cuando estalló la crisis, ya no había tiempo para esto. Si innovas por vocación, lo haces llueva o haga calor, de forma sistemática".

Aunque esta postura no ha caracterizado la innovación que se ha dado en España durante la última década, Carina Szpilka, presidenta de Adigital, asegura que está naciendo una segunda generación de emprendedores que tiene "ese chip": el que basa el éxito en la creación de modelos que generen resultados, crezcan y escalen. "Necesitamos aprender a hacer cosas diferentes para generar ventajas competitivas: interpretar bien las señales del entorno, experimentar, atraer, retener y entrenar el talento...", asegura. En este sentido, los retos de la gran empresa difieren de aquellos a los que se enfrentan las pequeñas y medianas empresas que nutren el tejido empresarial español: "Hay que saber como atacar, pero todo lo que hagamos tiene que tener una licencia social que legitime a la empresa.

Tampoco hay una solución para todo en el conocido problema de la inversión española en I+D, que lleva años en niveles manifiestamente inferiores a la media europea. "Tenemos que tener en cuenta el reparto de la inversión en el territorio, el papel de las empresas y el de los investigadores. Hay muchos factores que desgranar y resolver", explicó Juan María Vázquez, secretario general de Ciencia e Innovación en el Ministerio de Economía, Industria y Competitividad.

Precisamente en los centros de investigación, nace otro de los problemas que lastran la capacidad de los proyectos de innovación made in Spain para generar resultados: la transferencia de conocimientos. "En España se está produciendo ciencia de calidad", aseguró Vázquez. Sin embargo, estos avances científicos no llegan a verse reflejados en la actividad empresarial. "Cuando nos vamos a los ránkings de innovación se ve un desacople que nos pone en alerta. Necesitamos promover acciones que llenen el espacio entre la generación y la utilidad del conocimiento", añadió. Esta brecha también encuentra su reflejo la protección del conocimiento y la resistencia patria a generar patentes más allá del ámbito universitario.

Tanto para saltar este gap como para favorecer la puesta en marcha de nuevos proyectos que consigan medrar y hacerse un hueco duradero en el ecosistema emprendedor, la responsable de área de Industria I+D+i de Ciudadanos, Susana Solís, defendió la necesidad de bajar las barreras que complican los dos primeros años de andadura. "Cuando nos reunimos con startups, el mensaje siempre es el mismo: 'No me pongas trabas. Ayúdame'. Necesitamos mantener la estabilidad de la inversión en I+D, mejorar la fiscalidad para empresas e inversores y desarrollar un marco regulatorio favorable para los dos primeros años de una startup".

Cuando nos reunimos con startups, el mensaje siempre es el mismo: No me pongas trabas. Ayúdame. Susana Solís, Ciudadanos

Todos coinciden, no obstante, en que el cambio está en marcha. "El mundo ha ido por delante de las personas, pero la innovación no es un problema de recursos, también lo es de voluntad", comentó Szpilka. David del Val se mostró convencido de que todas las medidas anteriores también necesitan cierta dosis de paciencia: "Hay que dar tiempo. Estamos sembrando ahora la semilla que Israel sembró hace veinte años y Silicon Valley plantó en los setenta".

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