Steven King: “Las empresas periodísticas no pueden depender de la publicidad”
El exeditor de innovación en ‘The Washington Post’ analiza el rol de las nuevas tecnologías en los medios. La ‘gamificación’, asegura, será una parte esencial
La hoja de servicios de Steven King (Greenville, Estados Unidos, 1981) es bastante extensa. Desde editor de innovación en el Washington Post hasta asesor del Gobierno de Estados Unidos o Tailandia en temas multimedia para la gestión de datos. Actualmente, es profesor de medios interactivos en la Universidad de Carolina del Norte. Ha dedicado toda su carrera profesional a la transformación digital y a mejorar la forma en que se transmite la información. Contesta con plena seguridad a cualquier pregunta, sin el más mínimo titubeo. Debajo de esa apariencia de tranquilidad asoma una ligera preocupación por el futuro de los medios de comunicación, aunque sin abalanzarse sobre el catastrofismo. “Debemos esforzarnos en contar buenas historias con la tecnología que tenemos a nuestro alcance”, afirma tras enumerar las nuevas herramientas de las que disponen los periodistas.
- P. ¿Los medios de comunicación están sufriendo para adaptarse a las nuevas tecnologías?
En muchas ocasiones el problema radica en que los medios emplean herramientas que no resuelven sus problemas. Esto sería fácil de resolver si pensaran y se preguntaran sobre tres aspectos que son clave: que sea atractivo para la gente, la viabilidad económica y la sostenibilidad en el tiempo. Si no encontramos la manera en que algo produzca dinero para financiarse por sí mismo, es mejor pasar a otra cosa. Desechar la idea o mejorarla de alguna manera.
¿El principal problema de la transformación digital en el periodismo es monetizar la publicidad?
Las empresas periodísticas no pueden depender en exclusiva de la publicidad. No podemos mantener un discurso de medio tradicional. En su momento funcionó, pero la realidad es diferente. Hay que encontrar un nuevo modelo en el que tener presente a los consumidores. Será la suscripción, los tokens o lo que sea, pero algo adaptado al momento histórico en el que estamos.
¿Los contenidos en realidad virtual son una de esas soluciones a las que se refiere?
Lo son, pero, lamentablemente, el precio y los costes son muy elevados y el público muy pequeño. Hasta que esto no crezca, no hay un modelo de financiación sostenible. Aún así, si los medios no lo ofrecen, difícil que se expanda.
¿Es solo una cuestión económica?
Pasamos mucho tiempo dándole vueltas a lo financiero. No es que lo ignore, pero no me centro en ello. Al final se trata de contar buenas historias para que la audiencia aumente. Por ejemplo, los vídeos en 360 grados se ven cada vez más en Facebook o los utilizan empresas de turismo. Sin embargo, no he visto casi ninguno relacionado con el periodismo.
¿Y cómo se puede introducir la realidad virtual en los medios?
Sinceramente, creo que la realidad aumentada tiene más posibilidades que la virtual. De hecho, en el próximo año la va a sobrepasar en la creación de contenido. La realidad aumentada te acompañará durante todo el día gracias a una herramienta tan potente como un smartphone. Hay más margen de producción, llega a un público más amplio y es veloz. Todos tenemos un teléfono, pero muy poca gente posee unas gafas de realidad virtual.
¿En qué se basa un buen contenido informativo de realidad aumentada?
El ejemplo más sencillo de entender es el de los videojuegos y la gamificación. Títulos como Halo venden millones y millones de copias en menos de un día. ¿Por qué? Tienen buenos personajes, buenos gráficos, una gran historia y una comunidad detrás que lo respalda. Lo ideal sería coger todos estos elementos e introducirlos en nuestra forma de informar. Para ello, tanto la realidad aumentada como la virtual tienen unas posibilidades muy grandes, son potentes.
Ha trabajado con diferentes Gobiernos para mejorar el uso de las nuevas tecnologías. ¿La sociedad está por delante de sus líderes políticos?
La Administración es lenta para adoptar nuevas herramientas. En Estados Unidos, por ejemplo, no tuvimos un verdadero director de tecnología hasta la presidencia de Barack Obama. En cambio, en las empresas lo tienen desde hace mucho tiempo. De todas formas, hay que enseñar a los dirigentes a que escojan la tecnología correcta, no solo aquella que sea novedosa.
¿A qué se refiere exactamente?
Me gusta que el software o la solución tecnológica que se compre resuelva problemas específicos. Es como una caja de herramientas. Puedo tener 500 herramientas y, de todas ellas, solo necesito el martillo. Pues con la transformación digital ocurre lo mismo. Dame ese martillo, es decir, la realidad virtual, el programa de ordenador o lo que sea, y no las otras 500 posibilidades.
¿Está preocupado por los últimos ataques de ciberseguridad, como Wannacry?
Hay que tratarlo como algo que puede ocurrir por cómo se ha desarrollado la sociedad. A la gente le roban el móvil en el metro y no por eso va a dejar de comprarlo o de tenerlo.
¿La tecnología blockchain puede prevenir con mayor eficacia estos riesgos de seguridad?
Me encantan las posibilidades de las blockchain, sobre todo porque tiene un registro descentralizado. Esta tecnología será efectiva si dejamos de hablar de que servirá para dar más seguridad o de si es necesaria para mejorar los ciberataques. Hay que evolucionar y hablar menos de seguridad y más de soluciones.
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