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Educación

La importancia de que los niños aprendan a programar

Muchos jóvenes se apuntan a academias para aprender robótica y desarrollo de aplicaciones como actividades extraescolares.

Rodrigo y Álvaro trastean los cables de un Arduino, una placa programable para crear objetos y entornos interactivos. Tienen 9 años, pero trabajan en silencio y con plena concentración, absortos en lo que están haciendo. De vez en cuando comentan algo en voz baja si les surge alguna duda. Su objetivo es crear un programa que permita que un motor eléctrico sea capaz de mover un potenciómetro. Llevan en Kiddobytes, una academia de programación para niños, prácticamente desde que abrió hace dos meses. Enfrente de ellos, tres chicos están de estreno. Es su primera clase de robótica y tienen una misión más sencilla: deben programar un semáforo con luces LED de diferentes colores.

La programación es la gran herramienta del presente y lo va a seguir siendo en el futuro. Muchos expertos se han referido a ella como “el inglés del siglo XXI”, en referencia a la trascendencia profesional que tendrá esta habilidad en menos tiempo del que pensamos. La consultora Adecco pronosticó un crecimiento en la demanda de perfiles tecnológicos en España de un 40% durante 2016 y prevé que se creen más de 700.000 puestos de trabajo en este ámbito en todo el mundo en los próximos tres años.

Muchos expertos se han referido a la programación como “el inglés del siglo XXI"

La Comunidad de Madrid lanzó en 2014 un programa pionero en España que buscaba convertir la programación en una asignatura curricular en la región para toda la ESO y se marcaba de plazo hasta este curso académico, aunque la falta de formación del profesorado para impartirla esté poniendo en duda su eficacia. Iniciativas como la “Hora del Código” o Code.org buscan extender la enseñanza de esta materia a colegios de todo el mundo, pero hasta que esto suceda existen otras opciones para que los más pequeños aprendan a programar.

Las academias de programación para niños han proliferado desde que Antolín García, un emprendedor de 48 años, abriera Conmasfuturo, pionera en España. “Y no solo las academias”, afirma. “Hace tres años nadie conocía nuestros programas y ahora muchos colegios privados y concertados de todo el país están como locos por trabajar con nosotros”.

Las ventajas de la programación van más allá del entorno laboral. La enseñanza de esta disciplina fomenta el pensamiento computacional. Este proceso de razonamiento estructura la mente y ordena las ideas. “Te permite dividir un problema grande en problemas más pequeños”, explica García.

La mayoría de las academias funcionan con una dinámica muy similar. Enseñan programación básica, desarrollo y diseño web, creación de aplicaciones y videojuegos y robótica. Los precios oscilan entre 20 y 100 euros al mes, dependiendo de la materia y la edad del estudiante. Las clases duran una hora y media como máximo, se imparten en español e inglés, son una vez a la semana y cuentan con menos de 15 alumnos por aula. Tienen entre 5 y 16 años y solo un 25% son niñas.

“Y eso que las niñas vienen encantadas”, lamenta Leticia Aguado, una formadora de 28 años que trabaja en Silicon Vall, una escuela de programación para niños en Valladolid. “Nos encantaría desmitificar la idea de que la informática es solo para niños”

La metodología de estas academias es de prueba y error y se basa en la idea de aprender haciendo. Los pequeños atacan proyectos concretos, trabajan de forma colaborativa y los exponen una vez terminados. El profesor les guía si van desencaminados, pero la iniciativa la tienen ellos.

David Gutierrez, director de PlayCodeAcademy, compara la forma de enseñar en su escuela con el entorno laboral que podrán encontrar en la vida real. “Les proponemos situaciones que pueden tener más de una salida y varias pueden ser válidas", expone este formador de 32 años. “De esta forma, y trabajando en equipo, afrontan retos como la resolución de problemas complejos o la gestión de conflictos".

Además de las extraescolares, alguno de estos negocios explotan otras opciones como la enseñanza de estos ámbitos en fiestas de cumpleaños, comuniones, bodas o bautizos. Tech Talents organiza campamentos de verano para combinar la formación tecnológica de los alumnos con su desarrollo emocional. Su director, Carlos de Antonio, explica su funcionamiento: “Cada semana es temática, con historias de piratas, astronautas y caballeros medievales, y los niños juegan a resolver los problemas que les plantea cada historia mediante la programación”.

Las fuentes consultadas para la elaboración de este artículo nos han revelado las plataformas con las que ponen a los chicos a trabajar. Hablamos de algunas de ellas:

Más información
Programar para aprender
Programación en las aulas: cuando 1+1 son 10
¿Por qué programar es importante para mi hijo?

Scratch

Este proyecto fue lanzado por el MIT hace 11 años. Se trata de un entorno de programación visual pensado para la creación de animaciones y juegos. Ideal para los más pequeños.

Arduino

Es un lenguaje de programación de código abierto similar a C++. No es la herramienta más sencilla de esta lista, pero es ideal para que los más mayores (a partir de 10 años) empiecen a adentrarse en el apasionante mundo de la robótica.

Unity

Posiblemente, la herramienta más popular para crear videojuegos. Permite crear juegos tridimensionales y exportarlos a casi cualquier plataforma. Es gratuita siempre que se use con fines educativos.

Raspberry Pi

Se trata de una pequeña placa de software libre diseñada expresamente para la enseñanza de programación básica. Su bajo coste y su portabilidad lo convierte en una herramienta indispensable para las academias.

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