La democracia del mañana es 'online'
Democracia era escribir el nombre de un partido o candidato en una papeleta cada equis años y observar pasivamente el gobierno de los elegidos. Democracia será, y es ya, la participación constante y activa de cada ciudadano para decidir en qué sociedad quiere vivir. Y en ese nuevo papel gobernador que asumirá el ciudadano, el canal por el que circularán sus propuestas será eminentemente digital.
Las herramientas online para la gestión, vigilancia y transparencia política se encuentran en plena explosión en Iberoamérica. Países como Uruguay (24 puestos), Perú (10) o Chile (6) han mejorado radicalmente en su gestión de e-governance en el último año, según Naciones Unidas. Tanto en la dirección gobierno-ciudadanía como ciudadanía-gobierno, las vías convencionales de hacer política se reinventan con la transformación digital.
Pleno ciudadano es uno de los últimos ejemplos. Se trata de una app gratuita para smartphones desarrollada por la consultora tecnológica mexicana Propulsar que permite vigilar a parlamentarios y senadores. Dos equipos a sueldo de la compañía visitan cada mañana el Senado y el Parlamento. Y comienzan a recabar información sobre cada uno de los 500 diputados y los 128 senadores. “Si alguien no se presenta, automáticamente mandamos una alerta para que se sepa quién ha faltado a su puesto de trabajo. Y estamos elaborando ya un ranking mensual que evalué cuáles son los políticos que mejor ejercen su trabajo”, explica Raúl Rodrigo Pérez Hernández (Cepic, 1982), director general Propulsar y el coordinador de Pleno Ciudadano.
La aplicación se conecta directamente con otras iniciativas de México por la transparencia política. Pinchando en uno de estos 628 políticos, se puede comprobar si el representante se ha adscrito a Candidato Transparente, una web —obra de la ONG Transparencia Mexicana y del Instituto Mexicano para la Competitividad— en la que el candidato puede subir toda su información fiscal y patrimonial. Además, la app da opción de que gobernante y ciudadano contacten directamente por un chat. El problema, la escasa participación por el momento de la clase política.
“Tenemos 20, unos 10 senadores y otros 10 diputados. Sabemos que será muy difícil. Pero vamos a picar piedra hasta que la agenda de los congresistas sea la de los ciudadanos”, aclara Pérez, que afirma que ya se ha impedido algún día el acceso de los equipos de Pleno Ciudadano a las cámaras. Para evitar suspicacias políticas, el proyecto está ultimando acuerdos para que una universidad mexicana —negocian con la Universidad Iberoamericana, la Universidad Autónoma de México y la Universidad Jesuita de Guadalajara— los avale. El objetivo, un millón de descargas el primer año. La primera semana superaron las 10.000.
En cifras altas se mueve también TuConstitución.cl. Más de un millón de personas a través de Facebook y 50.000 usuarios únicos en una web que plantea a los chilenos un debate capital: ¿Cómo debe ser la nueva constitución? El portal ha sido auspiciado, con el apoyo de Telefónica, por el expresidente Ricardo Lagos a través de Fundación Democracia y Desarrollo. Ofrece un recorrido histórico por las constituciones de Chile y una plataforma de participación para proponer cómo debe ser el texto de la nueva carta magna.
“Sabemos que hemos empezado por lo más difícil”, explica Gonzalo Cowley Palacios (Viña del Mar, 1971), director ejecutivo del proyecto. “No es llegar y escribir 140 caracteres sobre cualquier cosa. Se le está pidiendo a cualquier ciudadano que aporte su visión sobre temas complejos”. Pero los resultados de este experimento sociopolítico, según Cowley, están “exentos de locuras”. Pensiones para los ancianos, buenas reglas del juego para todos, confianza social y también el derecho a Internet son los asuntos más repetidos en esta radiografía política de Chile que estará activa hasta marzo de 2015.
Las nuevas herramientas de gestión política surgen también de los gobiernos. El ayuntamiento de Madrid lanzó en septiembre la web decide.madrid.es, un portal en software libre que sirve tanto para debatir como para forjar propuestas que afecten al gobierno de la ciudad. Solo se exige, dentro de los márgenes reglamentados, un apoyo del 2% de los ciudadanos mayores de 16 años (estipulado en 53.726 apoyos). Alcanzada esa cifra, la propuesta se somete a votación de la ciudadanía 45 días después. Si es votada favorablemente, el gobierno la lleva a cabo.
“No estamos inventando nada. Países como Suiza ya aplican desde hace mucho tiempo sistemas similares de democracia directa. Lo que sí aprovechamos es que Madrid es una de las ciudades con mayor penetración de smartphones en el mundo”, explica Pablo Soto Bravo (Madrid, 1979) concejal delegado del área de Gobierno de Participación Ciudadana y Gobierno de Madrid. Soto aclara que también se puede presentar una propuesta y los apoyos que lo avalan físicamente. Y que el voto de aquellas que lleguen al número de apoyos mínimo se podrá hacer tanto online como en las juntas de distrito de Madrid. Para que las propuestas no caigan en el anonimato online, el algoritmo reordena las de la primera página de tal manera que todas tengan algo de visibilidad. Aunque el usuario tiene a su disposición un motor de búsqueda que permite seleccionar las más apoyadas, las de actividad más reciente o separarlas en categorías.
Pablo Soto: "La democracia es esto. Que la gente pueda proponer y decidir cómo configurar la sociedad".
La duda es hasta qué punto está preparada la ciudadanía para asumir el esfuerzo de ser demócratas activos, de autogobernarse. Decide.madrid.es lleva activa un par de meses, y la propuesta más apoyada —Billete único para el transporte público— cuenta con 7.485 apoyos, menos del 14% de los necesarios. Soto pide paciencia y asegura que el ayuntamiento usará marquesinas y transporte público para “que todo Madrid se entere” de la propuesta.
Al concejal de Ahora Madrid no le convence el argumento de que el peligro de una baja participación venga paralelo a un ciudadano que no puede (o quiere) sacar tiempo de su trabajo o familia. “Es un argumento que me da miedo porque se ha usado siempre históricamente para bloquear el acceso a la decisión política. Cuando el sufragio era censitario por estamentos económicos se argumentó que los pobres conducirían al caos por su analfabetismo. A las mujeres se las excluyó porque se pasaban el día en la Iglesia o en casa y por tanto estaban incapacitadas para decidir. Pero lo que nos prueba la experiencia es lo contrario. Que las sociedades que participan más activamente en la democracia son más prudentes con el gasto y las que mejor viven. La democracia es esto. Que la gente pueda proponer y decidir cómo configurar la sociedad”.
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