El tren siempre se retrasa en Galicia
La entrada en servicio del AVE está sin fecha tras 15 años de obras y cinco plazos fallidos mientras conexiones interiores siguen ancladas en el siglo XIX
Para acariciar el sueño de viajar en el tiempo, nada mejor que subirse al tren entre A Coruña y Ferrol. Traqueteando sobre una serpenteante vía única sin electrificar, con el trazado intacto desde el siglo XIX, convoyes de hace más de 20 años completan los 69 kilómetros que separan estas dos ciudades en una hora y veinte minutos. A veces, en ciertas estaciones, los viajeros no pueden apearse porque las puertas se bloquean por la inclinación del suelo. Ni apeaderos ni trenes son accesibles en silla de ruedas. “El paisaje que se divisa por las ventanillas es precioso pero no da servicio a nadie”, resume Alberto Díaz, portavoz de la Plataforma en Defensa do Tren A Coruña-As Mariñas, que lleva siete años reclamando inversiones para una línea con solo cuatro frecuencias diarias pese a atravesar un área de 600.000 habitantes.
La historia reciente del ferrocarril en Galicia es un rosario de promesas incumplidas que se remonta a los inicios de algunos de los políticos gallegos que siguen en primera línea. Era ministro de Transportes el actual alcalde de Vigo, Abel Caballero (PSOE), cuando en los ochenta situó una hipotética llegada de la alta velocidad para el año siguiente a las Olimpiadas de Barcelona 92. Alberto Núñez Feijóo (PP) acababa de aterrizar en 2003 en la Xunta como consejero de infraestructuras de Manuel Fraga cuando anunció que el viaje entre A Coruña y Ferrol se haría en AVE en 2010. No fue el único plazo lanzado entonces que aún no se ha hecho realidad. En 2010 también iba a estar lista la conexión rápida con Madrid. A diferencia del de Ferrol, al menos ese proyecto sí está en obras.
El AVE entre Galicia y la capital de España arrancó en 2003 y continúa en ejecución tras cinco fechas oficiales de finalización fallidas. Con el 96% de los trabajos acabados y una inversión hasta ahora de 4.395 millones de euros, el momento de entrada en funcionamiento no está claro y PP y PSOE se culpan mutuamente de esta incertidumbre. Mientras la Xunta esgrime informes internos que concluyen que en 2020 aún no se podrán comprar billetes para subir al AVE gallego, el Gobierno socialista de Pedro Sánchez sostiene que las obras avanzan “al ritmo marcado por los plazos que suscribió el Gobierno anterior” del PP. “No hay ni una obra que haya tenido tal ritmo frenético en España”, ha llegado a afirmar la presidenta del Administración de Infraestructuras Ferroviarias (Adif), la gallega Isabel Pardo de Vera.
La fecha oficial de finalización del AVE gallego se ha corregido cinco veces de manos de cuatro ministros de Fomento de distinto color político. El popular Francisco Álvarez Cascos la fijó en 2010, pero la socialista Magdalena Álvarez lo consideró un plazo irrealizable y la retrasó a 2012. José Blanco (PSOE) la demoró a 2015 por la crisis económica y la popular Ana Pastor la llevó a 2018. También desde el PP, Íñigo de la Serna se escudó en las dificultades de Mariano Rajoy para formar gobierno y anunció que el tren estaría “en pruebas” a finales de 2019, sin concretar su entrada en funcionamiento. Feijóo dio entonces por bueno este último plazo ahora fallido, mientras la oposición desconfiaba de que fuera viable.
Según el último balance del estado de obras realizado este mes de diciembre, Adif “espera” que el trayecto entre Zamora capital y Pedralba de la Pradería (Zamora), hoy en pruebas, entre en servicio a finales de la primavera, recortando el viaje entre Galicia y Madrid unos 50 minutos. Los ensayos en el tramo final, que va desde Pedralba hasta Taboadela (Ourense), arrancarán en marzo, según las previsiones del Gobierno en funciones. ¿Pero cuándo entrará todo en servicio? Adif alega que no puede ofrecer una fecha concreta.
Las pruebas, explica un portavoz oficial del organismo dependiente del Ministerio de Fomento, no tienen un calendario cerrado. De hecho, los ensayos a 300 kilómetros por hora en el tramo entre Zamora y Pedralba iban a empezar antes de Navidad, pero no ha sido posible porque han surgido problemas en la anterior fase que deben ser subsanados, aduce la misma fuente. Cuando toda la vía esté en servicio, el viaje entre Madrid y Ourense durará menos de dos horas y media, mientras que el trayecto a A Coruña, Santiago, Pontevedra y Vigo oscilará entre las tres y las tres horas y media.
“Se despilfarra dinero público en un AVE elitista y de mentira que dará servicio a unos pocos”, critica el representante de la plataforma ciudadana que lucha por que se modernice el tren entre A Coruña y Ferrol y se convierta en una conexión de cercanías, un tipo de servicio ferroviario inexistente en Galicia. Alberto Díaz recuerda que los tramos de AVE que ya funcionan supusieron la supresión de conexiones entre muchos pueblos. “El AVE llenará Galicia de turismo pero dejará a los gallegos incomunicados”, afirma. Renfe y Adif han arrancado 2020 cerrando la venta presencial de billetes en las estaciones de ocho municipios no urbanos de las cuatro provincias gallegas.
La plataforma, que en su última protesta recibió el apoyo de alcaldes socialistas de la comarca como los de Ferrol y Miño, pide al Gobierno central inversiones básicas: que se construya una doble vía y se electrifique, que se arreglen las estaciones para que se cumpla la ley de accesibilidad a personas con movilidad reducida y que se rectifiquen los radios de curva. Su "modernización" a lo largo de esta legislatura, sin más concreción, es uno de los puntos del acuerdo de investidura entre el PSOE y el BNG.
Solo hay una mejora específica para esta línea que haya dado un mínimo paso hasta ahora: una reforma del trazado que evite que los convoyes tengan que volver hacia atrás para retomar su ruta después de acceder a una de las estaciones de Betanzos. Sin esa maniobra se ahorrarían 15 minutos, pero la actuación lleva una década solo en estudio. Otras obras de modernización le llegarán al tren A Coruña-Ferrol de puro rebote, admite Adif, le llegarán de rebote. Solo afectarán al tramo que comparte con la línea A Coruña-Lugo y están incluidas en un plan cuyo horizonte de ejecución se prolonga hasta 2024.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.