El pueblo que tuvo que esperar 30 años para ver el nacimiento de un bebé
Urdués, en Aragón, celebró la semana pasada el bautizo de Sara, su habitante más joven y un hito en la historia de la población
Hijos de los hombres mostró en los años noventa cómo sería una sociedad al borde del derrumbe. La escritora británica Phyllis Dorothy James trazó en su novela un mundo en el que los humanos no podían tener hijos. Nuestra especie estaba al borde de la extinción, pero la aparición de una refugiada embarazada renovó las esperanzas de los terrícolas. Algo parecido, aunque salvando las distancias, a lo que ocurrió el 11 de octubre del año pasado en Urdués, una pequeña localidad del valle del Hecho, en Aragón. El nacimiento de Sara ilusionó a todo el pueblo. Hacía 30 años que no se producía un alumbramiento. La pequeña cumplió el viernes su primer año de vida. Hace una semana que celebró su bautizo, que se convirtió en todo un acontecimiento. Fue invitado todo el municipio, en el que apenas hay 70 personas censadas.
La llegada al mundo de Sara es un halo de esperanza ante el drama de la despoblación. Sus padres, Óscar López y Ana Alconchel, conforman la única pareja joven del pueblo. Él, que trabaja como mecánico en Jaca, es originario de la zona, pero ella nació y creció en Zaragoza. Alconchel es veterinaria y hace más de una década que se trasladó a trabajar al valle de Hecho, en la provincia de Huesca, donde viven poco más de 800 habitantes repartidos en cinco municipios agrupados en un mismo Ayuntamiento. Urdués es el menos poblado. La mujer comenzó viviendo en Siresa, pero optó por mudarse a la localidad de su marido, donde viven los padres y hermanos de este. La familia se dedica a la ganadería. “En invierno apenas somos 30 personas, pero la cifra aumenta los fines de semana y con la llegada del buen tiempo”, reconoce.
Alconchel, que ahora tiene 36 años, asegura que no se arrepiente de vivir en el lugar en el que lo hace. “Este sitio es como el paraíso. Abro las ventanas de casa y ahí están las montañas del Pirineo. La gente es muy familiar y cariñosa. Somos como una gran familia”. Lo dice porque, cada tarde, cuando sale a pasear, su hija se convierte en el centro de atención de todo el pueblo. “Los vecinos están esperando a que salgamos. Están encantados. Solo tienen ojos para ella”, admite la mujer. El nacimiento de Sara ya es historia de Urdués. El sábado 5 de octubre fue bautizada en la iglesia de San Martín, de origen románico y levantada en el siglo XII. A la parroquia acudió todo el pueblo. Luego, los padres de la pequeña invitaron a los asistentes a un piscolabis en el Centro Social, ya que en el municipio no existen ni tiendas ni bares.
El último niño
Urdués no vivía un acontecimiento similar desde hace casi 30 años. El último niño que nació y fue bautizado aquí es Antonio, hermano de Óscar y, por tanto, tío de Sara. “Nunca nos preocupó que naciera en un entorno rural, aunque me gustaría que existieran más servicios. Ir al centro de salud me lleva 10 minutos en coche, la mitad que si viviera en Zaragoza”, subraya Alconchel. Tampoco teme que su hija no tenga con quien jugar, ya que el resto de localidades están cercanas. Cuando crezca, Sara irá a un colegio en Hecho, aunque solo hay otros tres niños de su edad en todo el valle. “La gente cree que vivir en una zona rural resta oportunidades, pero no es así. Tan solo faltan ayudas y, sin ellas, no hay forma de parar la despoblación. Es un problema que va muy deprisa”, reconoce Alconchel.
“Es un problema generalizado. La gente de nuestros pueblos se tiene que ir fuera. Los políticos hablan mucho pero no ponen en marcha ninguna medida”, afirma José Luis Burró, alcalde socialista del valle de Hecho. Según el regidor, les han prometido fibra óptica de Internet antes de que finalice el año y un plan de vivienda, pero “no me creo que esto acabe con el problema”. Burró solicita que se invierta en un polígono industrial que genere trabajo. En su opinión, el valle de Hecho está ubicado en un punto estratégico, en la vía que comunica San Sebastián con Lérida. “En 1975 hubo un proyecto para hacer una pista de esquí, pero no salió adelante. Somos de los pocos valles del Pirineo que no tiene una”. El alcalde reconoce que no tenía constancia de que en Urdués no se producía un nacimiento desde hace 30 años. “No creo que estos pueblos desaparezcan, pero las cosas no son muy halagüeñas”.
Alconchel sostiene que hay otros jóvenes en la zona, a los que anima a tener hijos. Ella está encantada con la suya. “Nos ha cambiado la vida, me enamora más cada día”, insiste. En su caso, no descarta tener más hijos en el futuro. Para ello, dice, debe organizarse con su trabajo, que le lleva a recorrer todo el valle de Hecho. “Soy autónoma, mujer y vivo en el mundo rural”. Y desde hace un año, es también la madre de Sara, el motivo de alegría de todo un pueblo.
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