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El cadáver que nadie quería enterrar

El cuerpo de un hombre que murió en un hospital sevillano ha permanecido un mes en una cámara frigorífica del centro sanitario. Sus familiares alegaron que no tenían recursos para el sepelio

Margot Molina
Fachada del hospital Virgen del Rocío de Sevilla.
Fachada del hospital Virgen del Rocío de Sevilla. José Manuel Pérez Cabo

Nadie quería dar sepultura al cadáver de un hombre de nacionalidad brasileña que murió el pasado 27 de agosto en el Hospital Universitario Virgen del Rocío de Sevilla. Desde entonces, el cuerpo ha reposado en las cámaras frigoríficas del centro sanitario, que están preparadas para albergar los muertos durante el proceso de autopsia o hasta que se tramita el sepelio, pero no para conservar un cadáver durante tanto tiempo. La inusual estancia del cuerpo en el hospital fue denunciada por el sindicato CSIF, que mostró su preocupación "porque la descomposición del cuerpo, aunque se ralentice, sigue su curso [en la morgue]". 

El fallecido, que llevaba casi un año empadronado en la localidad sevillana de Los Palacios (38.000 habitantes), donde vivía con su pareja y un hijo, también tenía familiares en Brasil, Málaga y Zamora. Su compañera comunicó a Asuntos Sociales que no tenía recursos para hacer frente al entierro. Según fuentes hospitalarias, tras conocer esta circunstancia, comenzó la búsqueda de otros familiares del finado. Y así fueron pasando los días. El Ayuntamiento de Los Palacios se puso manos a la obra en la búsqueda de otros allegados del difunto, que tenía esposa e hijos en su país natal. "En el Consistorio hemos trabajado desde el primer momento para resolver la compleja situación y hemos contactado con sus familiares, que no han aceptado hacerse cargo del entierro porque aseguraban que el fallecido había roto relaciones con ellos hace mucho tiempo", ha explicado la concejal de Bienestar Social de la localidad sevillana, Carmen María Molina.

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La edil rechaza las acusaciones de CSIF de falta de coordinación de las administraciones locales y hospitalarias. "Primero teníamos que comprobar si el fallecido tenía ingresos o si sus familiares se hacían cargo, y eso ha llevado un tiempo, varias semanas, aunque se ha intentado hacer todo con la máxima sensibilidad y celeridad posible", ha subrayado.

Fuentes del centro sanitario han explicado que "no se pueden tomar decisiones sin contactar con la familia del fallecido". “Cuando muere una persona en el entorno hospitalario lo habitual es que esté acompañada y sean los familiares los que se hagan cargo del entierro. Mientras tanto, que suele ser unas horas o un día, el cadáver pasa a una cámara frigorífica en Anatomía Patológica. En los casos, como este, en que nadie se pueda hacer cargo del cuerpo, llamamos al Ayuntamiento en el que residía y son ellos lo que se ocupan. La actuación del hospital termina con la certificación de la muerte”, ha explicado este jueves un portavoz del Virgen del Rocío.

El asunto ha traído de cabeza al Consistorio sevillano, según la concejal. "Llevamos un mes entero dedicados al caso porque es muy complejo, con las rondas de contactos dentro y fuera del país y con el hospital que ha estado informado en todo momento", ha explicado. Finalmente, el Ayuntamiento contrató el entierro con una empresa local, para que por fin el fallecido pueda descansar en paz.

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Sobre la firma

Margot Molina
Ha desarrollado su carrera en El PAÍS, la mayor parte en la redacción de Andalucía a la que llegó en 1988. Especializada en Cultura, se ha ocupado también de Educación, Sociedad, Viajes y Gastronomía. Licenciada en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid. Ha publicado, entre otras, la guía de viajes 'Sevilla de cerca' de Lonely Planet.

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