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Cristóbal Montoro: “Ahora importa ser famoso. La política se está vaciando”

El exministro de Hacienda de Rajoy rechaza que se prometa bajar todos los impuestos en campaña

Natalia Junquera
El exministro de Hacienda Cristóbal Montoro, el pasado lunes, tras la entrevista.
El exministro de Hacienda Cristóbal Montoro, el pasado lunes, tras la entrevista.David G. Folgueiras

Cuenta Cristóbal Montoro (Jaén, 69 años) que un día aplaudió a Pedro Sánchez. “El entonces candidato de la moción de censura explicó que iba a apoyarse en los Presupuestos del PP. Le aplaudí y no me puse de pie porque me pareció excesivo”. El exministro de Hacienda ha vengado el desalojo de Rajoy de La Moncloa con una larga prórroga de sus Cuentas, aprobadas a mediados de 2018. Pablo Casado prescindió de él en las listas electorales de abril. Parte de sus planteamientos difieren de los del nuevo PP. Y no solo en economía.

Pregunta. Sánchez dijo que no dormiría si el ministro de Hacienda, por ejemplo, fuera de Podemos. ¿Usted tendría pesadillas?

Respuesta. Hacienda es la sala de máquinas del Estado. Entiendo perfectamente esas cautelas. Fue muy interesante ver cómo en las primeras negociaciones determinados partidos pedían unos ministerios, y luego, cuando aprendieron, otros. Si tienes en Hacienda a un coaligado, el coaligado te va a decir lo que tienes que hacer.

P. ¿A quién del PP le gustaría ver de ministro de Hacienda?

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R. El PP tiene mucho banquillo.

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P. Se han ido muchos exministros de la etapa de Rajoy...

R. Yo traje a la política a Jaime Caruana, a Luis de Guindos, que no lo conocía nadie… A eso me refiero con los banquillos, gente que fichas, con la que tienes una simpatía ideológica. La ventaja de los grandes partidos es esa experiencia. De hecho, los nuevos pescan en los caladeros de los otros, gente que se rebota y se cambia de partido. Pero la política es gestión.

P. Muchos de esos gestores ya no están. ¿Se ha descapitalizado el PP con la marcha de Sáenz de Santamaría, Báñez, los hermanos Nadal o usted mismo?

R. No celebro que no estén. Las cosas cambian dentro de los partidos, la gente está más cómoda, menos cómoda… Pero el capital, el patrimonio de credibilidad y confianza del PP, es la economía, el haber gestionado el país, y eso hay que preservarlo.

R. ¿Se han ido o les han dejado marchar?

P. Yo he estado 26 años en política. Es normal que te dejen, aunque solo sea por cansancio. Hay una nueva dirección en el PP y tiene todo el derecho a elegir los que deben concurrir o no. Ahora, es verdad que en la relación de diputados actuales hay una ausencia muy notable de la economía. Un poquito más de formación no vendría mal. No se puede devaluar de esa manera.

P. ¿Ve demasiados fichajes en las listas?

R. Sí, de los famosos. Los políticos han entrado en ese juego en el que lo importante es que te conozcan y no por qué. Cada vez hay más frustración en la gente y es normal, porque faltan contenidos. Lo importante es dar bien en la tele, pero no te distinguen del otro que es más o menos de tu edad y habla como tú y del que solo hace tuits. Estamos vaciando la política.  Parece que solo hay comunicadores. Y no pasa solo en España, sino en todos lados y en todos los partidos.

P. ¿Eso ha generado tensiones internas?

R. En mi partido había de todo: gente que pensaba que qué pena que el régimen franquista hubiera muerto y liberales ultras que decían que había que privatizar las pensiones. La política va curtiendo esas aristas hacia un proyecto común. Todos los partidos dicen que se están ensanchando, pero es lo contrario. No cabe nadie.

P. Todos los líderes políticos han construido cúpulas a su imagen y semejanza…

R. Sí, para que les digan lo bien que lo hacen. El problema de la política es la soberbia. Pierden el contacto con la realidad, se consideran poco menos que Mesías. Y esas camarillas tan aduladoras aíslan mucho. Si te critican, te aguantas.

P. Sus Presupuestos se hicieron en otro contexto económico. ¿Qué cambiaría ahora?

R. Depende de la intensidad de la desaceleración. En España hay inestabilidad política, pero la base económica es muy buena. Estamos creciendo sin inflación, y llevamos seis años con superávit exterior. La prioridad de los Presupuestos debe ser comprometerse con la reducción del déficit y la deuda.

P. El FMI y la Comisión Europea piden a España un colchón fiscal.

R. Aquí todo el mundo opina…

P. El FMI no es todo el mundo.

R. También dice que hay que subir el IVA en los tipos reducidos, cosa que no hay que hacer. No hay que hacer todo lo que te dicen.

P. ¿Hay margen para bajar impuestos? Viene otra campaña electoral y vuelven las promesas.

R. Creo que la reducción del déficit es el gran objetivo. Determinados políticos creen que eso no vende electoralmente, yo he fracasado en mi pedagogía, pero a la gente le gusta vivir en Ayuntamientos saneados y hay una encuesta que señala que incluso habría gente en España que aceptaría que se subieran los impuestos si se mejorara realmente su bienestar. Tienes que hacer políticas creíbles en materia tributaria. No puedes decir: 'Voy a bajar todos los impuestos'. [El Gobierno del PP los subió en el primer Consejo de Ministros tras las elecciones de 2011].  La recuperación y la creación de empleo dependen de la reducción del déficit y no al revés.

P. Dentro de su partido hay división de opiniones sobre Vox. Hay quien piensa que es la cara opuesta de Podemos y quien cree que es una marca blanca del PP, un imitador. ¿Usted cómo lo ve?

R. El presidente de Vox era del PP. No entiendo que diga que el PP ya no representa determinadas cosas o que ha fallado a unos valores. Uno quiere ser Papa de Roma y no tiene ni el hábito. Porque no se cumplen unas aspiraciones personales no se puede decir que el partido se ha desorientado y fundar otro. Sánchez usa mucho una frase que es patente mía: 'En política, el orden de los factores sí altera el producto'. Hay que ir objetivo a objetivo, uno detrás de otro. El objetivo del primer Gobierno del PP era entrar en el euro. A partir de ahí llegó el decreto de liberalización de la economía. Se negociaba con comas. ¿Qué hay que hacer? ¿Decir que los nacionalistas eran diablos con rabo? Pues no.

P. ¿Sería muy diferente el PP si ahora lo presidiera Soraya Sáenz de Santamaría?

R. (Larga pausa). Quién sabe. Lo que no se ha dado…

P. ¿Le parece importante que una mujer sea candidata a La Moncloa?

R. Yo no soy feminista porque creo tanto en la mujer que no lo necesito. Claro que sería bueno, pero no solo por ser mujer, sino por sus cualidades. Soraya habría sido una buena presidenta porque conoce muy bien la Administración y está muy preparada.

P. ¿Con quién habla más: con Rajoy o con Casado?

R. Con Casado no hablo. Con Rajoy, sí.

P. ¿No le llama para pedir consejo?

R. No, y me parece normal.

P. Rajoy parece que está encantado fuera de la política. ¿Usted la echa de menos?

R. La política es una vocación. Piense en Rubalcaba. En Fraga, que pensé que se nos iba a morir en un comité ejecutivo. En el dinero que ha dejado de ganar Rajoy, que hace una oposición de ese calibre con 23 años [registrador de la propiedad] y ahora está en el registro dando validez a plazas de garaje, con perdón. España no ha solucionado bien eso; los anglosajones son unos maestros en eso, te colocan para que no te mueras del asco. A Zapatero se le ocurrió lo del Consejo de Estado, que es una tontería, un órgano evaluador de la legalidad, no de pensamiento. Yo salí y volví con 56 años. Esto es una vocación. Y no te abandona nunca.

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Sobre la firma

Natalia Junquera
Reportera de la sección de España desde 2006. Además de reportajes, realiza entrevistas y comenta las redes sociales en Anatomía de Twitter. Especialista en memoria histórica, ha escrito los libros 'Valientes' y 'Vidas Robadas', y la novela 'Recuérdame por qué te quiero'. También es coautora del libro 'Chapapote' sobre el hundimiento del Prestige.

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