Tras la explosión en la mina de Asturias: “Lo peor que le puede pasar a un minero es encontrarse con grisú”
Compañeros de los cinco mineros fallecidos en Zarréu se dividen entre el lamento por un posible infortunio y las dudas sobre las condiciones en las que trabajaban


El silencio pesa como nunca en la boca de la mina de Zarréu, la entrada a la que, según sus extrabajadores, fue una de las explotaciones de carbón más punteras de Europa. “Que haya nueve compañeros trabajando dentro y que salgan cinco en una caja de pino es un desastre total”, musita Marcelino Martínez, uno de los mineros jubilados que se han acercado al yacimiento este lunes como muestra de condolencia por la muerte de cinco compañeros y las graves lesiones que han sufrido otros cuatro operarios. Todos apremian una investigación que aclare qué ha podido ocurrir para tamaña desgracia en la minería de hoy en día, que presume de segura y sostenible. “En el siglo XXI no puede morir nadie así”, subrayó la ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, al llegar a la zona. “El peso de la ley va a caer sobre este siniestro”.
La mención al grisú frunce el ceño de los mineros cabizbajos que se han acercado a Zarréu (Cerredo, en castellano). Una explosión de este gas invisible es la principal hipótesis que manejan las autoridades para explicar la tragedia acontecida en el piso tres. La gran incógnita es cuál fue el detonante. Otro de los trabajadores del sector se muestra rotundo. “Lo peor que le puede pasar a un minero es encontrarse con grisú”, afirma Marcos Álvarez, de 40 años y con una década de profesión a las espaldas. “Hay otros problemas que se pueden subsanar, pero estando bajo tierra, como te lo encuentres… Han mejorado cosas, hay medios de detección, pero a veces no se detecta a tiempo”. Un operario de otra mina cercana que prefiere no dar su nombre se encoge de hombros: “Con el grisú nunca se sabe. Hay aparatos, pero puede haber sido una bolsa repentina”.

Los responsables del Gobierno asturiano se muestran cautos sobre las operaciones de la empresa Blue Solving en Zarréu. Evitan confirmar que todos sus papeles estaban en regla y que su actividad se correspondía con la licencia. “Hay cinco muertos y una investigación judicial, no podemos decir nada”, esgrime un portavoz de la Consejería de Transición Ecológica e Industria. “Llevará tiempo averiguar las causas. Tenemos que analizar toda la información”, aduce la consejera, Belarmina Díaz. “Soy el primero que quiere saber lo que pasó”, ha proclamado el presidente asturiano, Adrián Barbón.
La compañía recibió en verano un permiso de investigación complementario para explorar la posibilidad de producir grafito, algo que depende del tipo de carbón presente en el subsuelo. El permiso en Zarréu, que fue cerrada en 2018 tras un concurso de acreedores, se otorgó para analizar si la calidad del mineral es suficiente para ese objetivo. Esa actividad incluye la extracción de carbón para su análisis, no para su comercialización, explica la consejería. Con este tipo de proyectos, el Principado busca una salida a las reservas minerales que aún guarda Asturias en su subsuelo. Junto a la explotación bajo tierra que se pretende reactivar, se están ejecutando trabajos de restauración natural de la mina a cielo abierto financiados con fondos europeos.

Los compañeros de los mineros fallecidos reclaman que se esclarezcan las circunstancias del accidente y las condiciones en las que trabajaban los afectados por la tragedia. “Si hay que jugarse la vida, porque siempre ha sido así en las cuencas mineras, que sea dentro de unos parámetros”, defiende el jubilado Marcelino Martínez. El tío de uno de los fallecidos cuenta que su sobrino y sus compañeros trabajaban en el levantamiento y ampliación de las galerías de este yacimiento de seis pisos. Este minero retirado apunta a que la terrible explosión se produjo después de que una de las baterías que portaba uno de los mineros “rozase” una máquina. El hijo de su hermana acababa de incorporarse a la mina después de una baja. “Cogió el alta voluntariamente el jueves”, lamenta.
La mayor parte del pueblo asturiano de Degaña ha trabajado en Zarréu. Incluido su alcalde, el socialista Óscar Áncares. La minera que explotaba este yacimiento fue la más importante de España y una de las principales de Europa, recalca el regidor. Asegura que no conoce a los responsables de Blue Solving, la compañía que adquirió los derechos de la explotación de interior para investigar durante dos años nuevos usos del carbón que allí permanece, más allá del térmico que se le dio durante tanto tiempo.

La aparición súbita de grisú es menos habitual en una mina de alta montaña, señalan exmineros de la zona. Áncares, que trabajó en Zarréu durante 16 años, justo además en el tercer piso donde se produjo la explosión, afirma que fue siempre un yacimiento “con muy buena ventilación”: “El grisú puede aparecer en cualquier momento. Nunca sabes dónde puede estar. Ahora tendrán que averiguar cómo se produjo, cuál fue el desencadenante”. Una de las llamadas que alertó a Emergencias del accidente ocurrido a las 8.45 de este lunes se refirió a un problema con una máquina.

La ministra de Trabajo ha prometido “rigor” en la investigación de lo sucedido y contundencia si se descubre alguna irregularidad en las condiciones de trabajo de las víctimas. Y ha pedido tiempo: “Tenemos que conocer exactamente qué es lo que estaban haciendo, qué medios de prevención tenían, qué permisos había en la mina”. Cuatro de los fallecidos son de la localidad leonesa de Villablino y el quinto, de Fabero, en el Bierzo. “No son de aquí, pero como si lo fueran. Hacían vida en el pueblo”, cuenta el alcalde de Degaña. “Somos provincias hermanas, el dolor es común”, ha proclamado Barbón.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
¿Tienes una suscripción de empresa? Accede aquí para contratar más cuentas.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.
Sobre la firma
