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Sánchez confía en que la repetición electoral refuerce al más votado, como sucedió en 2016 con Rajoy

El presidente cree que octubre cambiará mucho las cosas y los resultados para él serán mejores de lo que dicen las encuestas, como pasó en 2016 con el líder del PP

Carlos E. Cué
Pedro Sánchez y Antonio Guterres, secretario general de la ONU, en la cumbre sobre el cambio climático
Pedro Sánchez y Antonio Guterres, secretario general de la ONU, en la cumbre sobre el cambio climáticoEskinder Debebe (United Nation Ph)

El Gobierno lleva semanas estudiando el fenómeno de 2016, el único antecedente de una repetición electoral. Y ha sacado muchas conclusiones, todas ellas positivas para los intereses del PSOE. El presidente, Pedro Sánchez, ha explicado esta madrugada, en una conversación informal con periodistas durante una recepción en Nueva York en la casa del embajador de España ante la ONU, que aunque las encuestas aún no lo detecten, lo más probable es que el fenómeno de 2016 se repita y las elecciones favorezcan al más votado, al que tiene más oportunidades de gobernar, que entonces era Mariano Rajoy y hoy es el presidente en funciones.

Sánchez estableció varios paralelismos con aquella situación. Primero, las encuestas no detectaron la fuerza que tenía Rajoy —pasó de 123 escaños, los mismos que tiene Sánchez ahora, a 137 —que finalmente logró ser investido con un pacto con Ciudadanos y la abstención del PSOE. También entonces, como ahora, recordó, los ciudadanos responsabilizaron sobre todo a Rajoy de la repetición electoral, porque era el gran protagonista, pero eso no tuvo coste para él. Ahora, según las encuestas del fin de semana, los ciudadanos culpan mayoritariamente a Sánchez. "Es normal que hagan responsable al que está gobernando y al partido más votado, pero eso no quiere decir que tenga una repercusión electoral", sentenció en la conversación informal.

Sánchez admite que la campaña será decisiva y habrá que salir a luchar por cada voto porque las cosas no están hechas, pero ofrece una sensación de confianza notable. El presidente está cómodo en el ambiente de las cumbres internacionales —pasará casi toda la semana en Nueva York— y cree que realmente las encuestas de ahora no son significativas. Las del fin de semana no fueron del todo buenas para él, porque Unidas Podemos resiste, aunque ninguna planteó ni de lejos la posibilidad de que sume la derecha, su peor pesadilla.

Otros miembros del Gobierno están preocupados por la irrupción de Íñigo Errejón, por la posibilidad de que divida a la izquierda y eso perjudique a este bloque casi tanto como la fractura en tres castigó a la derecha en abril, pero el presidente parece tranquilo. Cree que al final se trata sobre todo de una batalla dentro del espacio de Podemos, el partido del que es fundador Errejón, y que el movimiento no tiene por qué perjudicar al PSOE. Este fraccionamiento del espacio de Podemos, que él ve cada vez más claro y se reflejó en las elecciones autonómicas y municipales, fue uno de los motivos que el líder del PSOE alegó internamente para no querer ministros de Unidas Podemos en el Gobierno, que en su opinión habrían llevado a una gran inestabilidad.

Sánchez ve a Errejón "más posibilista" que a Pablo Iglesias pero aún no se plantea el escenario poselectoral. Todo indica que será muy complejo, aunque La Moncloa, volviendo al paralelismo de 2016, cree que algo se moverá, incluso la abstención del PP como hace tres años llegó la del PSOE, para evitar unas terceras elecciones.

Sánchez insiste en todo momento, también en el formato de una conversación sin micrófonos, en que él no quería la repetición electoral, pero una vez confirmada confía en poder mejorar su resultado apelando a la estabilidad. En este sentido, su viaje a Nueva York, con imágenes diarias de sus contactos con líderes mundiales, también busca consolidar esa figura de presidente sólido frente a los aspirantes, como Pablo Casado, que no tienen la potencia de la imagen que da estar en La Moncloa y viajar representando a España.

En la recepción de la embajada, en un ambiente muy favorable al presidente, algunos empresarios importantes se felicitaban en privado por la repetición electoral si eso supone la garantía de que no habrá ministros de Unidas Podemos en el Gobierno, algo que creen que habría ahuyentado a los inversores internacionales. Aunque también muchos invitados se repetían las preguntas que recorría casi todos los corrillos: ¿Habrá calculado bien La Moncloa? ¿No será un riesgo demasiado alto ir a elecciones?

En la recepción en Nueva York estaba también Ada Colau, la alcaldesa de Barcelona, que ha participado en la cumbre del clima de la ONU y es un personaje clave en el panorama político. De momento el grupo de Colau parece haber optado por mantener la alianza con Unidas Podemos y no apostar por Errejón, al contrario de lo que está haciendo Compromís.

Para Sánchez, todos los espacios se están moviendo, en especial el de Ciudadanos, un votante al que claramente aspira a conquistar, y esta vez habrá un voto "menos ideológico" que el de abril y más "pragmático", centrado en quién va a poder gobernar, en quien ofrece estabilidad. "Los ciudadanos ahora tienen mucha más información", insiste el presidente, que cree que con las semanas que quedan de precampaña se podrá hacer mucha pedagogía y consolidar con más fuerza la tendencia al alza del PSOE.

Para Sánchez, octubre va a cambiar todo porque es un mes "muy político" con situaciones de gran impacto que pueden alterar la posición inicial de los cinco grandes partidos. Para empezar, hoy llega la sentencia sobre la exhumación de Franco, que tendrá su impacto, y después cosas de mayor calado como el Brexit y sobre todo la sentencia del procés, cuyas consecuencias electorales están por dilucidar.

En La Moncloa están confiados en que poco a poco se consolidará la idea de que solo el PSOE puede gobernar en tiempos difíciles y eso irá concentrando el papel central del partido del Gobierno y acumulará muchos votos imprevistos. De hecho, Sánchez parece convencido de que Ciudadanos va a perder mucho y no cree que necesariamente eso se vaya al PP, sino que podría ir al PSOE. "Los votantes no están en compartimentos estancos, todo se va a mover", repitió. El presidente no tiene claro que el PP vaya a subir tanto como dicen las encuestas. Tampoco cree que el crecimiento de la abstención, que da por hecho como en 2016, sea tan fuerte como para alterar el resultado de forma significativa si uno de los dos bloques deja de votar más que el otro.

Al contrario de lo que sucede en buena parte del PSOE, el presidente no aparenta sentir vértigo y no confía en las encuestas de este fin de semana, esperará a que se consolide un poco más la inminencia de las elecciones y el impacto de las noticias previstas en el mes de octubre.

Sánchez, que está preparado para una campaña corta de una sola semana y probablemente para un solo debate a cinco, esta vez sí con Vox, vuelve a España el viernes y arranca casi inmediatamente la precampaña con actos por toda España. Tiene menos de un mes y medio para tratar de consolidar una mayoría más fuerte, lo único que podría justificar una opción tan arriesgada como la repetición electoral.

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