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De la flor cortada a la flor fumada

La Guardia Civil descubre una plantación de más de 1.000 plantas de cannabis oculta en una nave de preparación de flores frescas

Jesús A. Cañas
Conservera Chiclana
La Guardia Civil desmantela una plantación de marihuana en una nave que se dedicaba anteriormente al cultivo de flores.JUAN CARLOS TORO

Su actividad en ‘B’ pasaba totalmente inadvertida en una de las decenas de naves que, a lo largo de la autovía A-480 a las afueras de Chipiona, se dedican a la floricultura. “Se ve que le daba poco dinero la flor”, ironiza uno de los guardias civiles encargados del operativo desarrollado este martes y en el que ha podido estar presente EL PAÍS. En uno de estos locales —que aún conserva el cartel de una anterior empresa de transportes— desarrollaba el detenido dos actividades, la legal como tapadera y la ilícita. “En una puerta se ha dedicado al comercio de flores mientras que, en la de al lado, ha reutilizado la nave para cultivar otro tipo de planta”, añade el mismo investigador.

El singular cultivo aguardaba a los agentes detrás de varios palés repletos de cajas para montar. En lo que eran las antiguas oficinas de la nave, el sospechoso había creado una amplia plantación de 1.053 macetas y con un destacado esfuerzo logístico. Un complejo cuadro eléctrico que tomaba la electricidad de un transformador cercano se encargaba de alimentar las lámparas necesarias para el cultivo y los aparatos de aire acondicionado, en este caso, potentes máquinas industriales. “Es importante tanto por la inversión que ha hecho por montar esto como por la cantidad de plantas que tiene dentro”, explica el mismo agente.

Las más de 1.000 macetas estaban distribuidas en dos zonas, en una la maduración de las plantas era casi óptima, mientras que la otra aún le faltaban “unos cinco meses para estar listas”, según añade otro investigador. En total, todo el cultivo de cannabis se podría haber convertido en unos 60.000 gramos de marihuana que habrían alcanzado en el mercado un valor entre los 150.000 y los 180.000 euros, “en función de la época del año en el que hubiese conseguido venderla”, según especifica el agente.

Es lo que, presumiblemente, el sospechoso consiguió con su primera plantación, de la que aún quedan rastros en la nave. De eso, los agentes deducen que el agricultor llevaba al menos cinco meses dedicado al cultivo de cannabis. Con todo, al saberse descubierto, el detenido no ha escatimado en facilidades a los agentes. Él mismo ha sido el que, con una llamativa tranquilidad, ha explicado a los guardias civiles y al técnico de Endesa cómo defraudaba energía. “Está así porque no tiene antecedentes y por estar considerada una droga blanda. Por no pueden caerle, en principio, más de tres años de cárcel”, razona el guardia civil encargado del operativo.

Hace cinco meses que el Equipo Águila, dependiente de la Comandancia de Cádiz, empezó a operar en la zona como unidad experimental para luchar contra las plantaciones de cannabis. Ellos son los que han conseguido desmantelar esta nave basándose en la información que rastrean las patrullas de Seguridad Ciudadana de la Guardia Civil. Tras acabar con este invernadero ilegal, este equipo cede el protagonismo a la Policía Judicial, que se encargará de descubrir quién puede estar detrás de este agricultor metido a narcotraficante.

Desde hace meses, policía y Guardia Civil de la costa noroeste de Cádiz —cercana a la desembocadura del río Guadalquivir— vienen detectando un incremento de plantaciones de marihuana ocultas en viviendas, naves o invernaderos. Muchos de los responsables de estos cultivos son meros peones pagados por traficantes locales con amplias trayectorias en el tráfico de hachís con el norte de África. “Hay narcos que diversifican o que cambian de negocio porque el cannabis tiene menos penalidad y más seguridad laboral al no tener que depender del marroquí”, explica el agente. A su lado, M.A.B.B. aporta los últimos detalles antes de marcharse detenido con total parsimonia. “A nosotros no nos teme. Más miedo puede tener a las consecuencias con sus socios”, sentencia el responsable del operativo.

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Sobre la firma

Jesús A. Cañas
Es corresponsal de EL PAÍS en Cádiz desde 2016. Antes trabajó para periódicos del grupo Vocento. Se licenció en Periodismo por la Universidad de Sevilla y es Máster de Arquitectura y Patrimonio Histórico por la US y el IAPH. En 2019, recibió el premio Cádiz de Periodismo por uno de sus trabajos sobre el narcotráfico en el Estrecho de Gibraltar.

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