La Guardia Civil desmantela una organización de narcos “extremadamente” violentos

A finales del mes de mayo, la Guardia Civil dio el alto a un vehículo sospechoso a las afueras de Algeciras. Sus ocupantes no se amedrentaron. Lejos de parar, aceleraron para escapar a toda velocidad por la autovía hacia Jerez. En la persecución falleció el agente Fermín Cabeza, que sufrió un accidente con su motocicleta. Es el capítulo más negro de la lucha contra una organización de narcotraficantes que transportaba hachís y marihuana desde la costa andaluza hasta Madrid y el sur de Francia. Pero no el único. Los 16 miembros de este grupo, que han sido detenidos, arremetieron en otras dos ocasiones contra los vehículos policiales al verse acorralados. Los hechos se repitieron en territorio francés: dos agentes de la policía judicial gala resultaron heridos cuando un todoterreno de gran potencia cargado con 720 kilos de hachís embistió la furgoneta en la que les perseguían.

El grupo es considerado como “extremadamente violento”, según explican desde la Guardia Civil. Sus integrantes eran peligrosos. Y no dudaban en actuar “con gran violencia” cuando sentían la presión policial mientras trasladaban la droga hasta los escondites donde la almacenaban o cruzaban la península ibérica armados y con grandes cargamentos destinados a tierras francesas. Sin embargo, la colaboración entre la Guardia Civil y la Police Nacional francesa ha permitido acabar con la banda. La operación, denominada Mayis, ha concluido con la detención de 16 personas a ambos lados de Los Pirineos y la investigación de una más. En los registros se han encontrado 2,4 toneladas de hachís, nueve kilos de marihuana, 17 vehículos, dos armas de fuego y casi 18.000 euros en efectivo. También se ha activado una orden europea de detención sobre un individuo que ha conseguido huir.

Los detenidos tenían dos bases de operaciones en la provincia de Málaga. Una en Benalmádena y otra en Marbella. También contaban con una red de garajes, viviendas y garajes de alquiler repartidas por otros municipios malagueños y que utilizaban a modo de guarderías. Ahí guardaban la droga para, en horario nocturno, transportarla en coches de alta gama con matrículas francesas dobladas para evitar su identificación. Lo hacían a alta velocidad, de ahí que la Guardia Civil denomine a este método de transporte ‘go fast’. En uno de esos movimientos comenzó el seguimiento al vehículo que acabó con la muerte de Fermín Cabeza en Los Barrios (Algeciras). El coche, abandonado cerca de Jerez, a casi cien kilómetros de distancia, llevaba 210 kilos de hachís en su interior. Tres personas fueron detenidas horas después.

El grupo suministraba hachís y marihuana a otras bandas asentadas en Málaga, pero también las transportaban hasta Madrid y el sur de Francia. De hecho, la organización contaba con otras dos sedes en las ciudades de Perpiñán y Marsella, ambas cerca de la frontera española y desde donde volvían a distribuir la droga a localidades galas. En una de ellas, Sigean (unos 50 kilómetros al norte de Perpiñán) los delincuentes hirieron a dos agentes franceses cuya furgoneta fue embestida en la persecución por un todoterreno con 720 kilos de hachís a bordo.

A los detenidos se les acusa de los delitos de tráfico de drogas, pertenencia a organización criminal y blanqueo de capitales. La investigación, dirigida por el juzgado de instrucción número 5 de Torremolinos (Málaga) y el Tribunal de Gran Instancia de Marsella, ha sido desarrollada por el Equipo de Delincuencia Organizada y Antidroga (EDOA) de la Unidad Orgánica de Policía Judicial de la Guardia Civil de Málaga, el Organismo de Coordinación del Narcotráfico de la Guardia Civil (OCON SUR), las policías judiciales de Marsella y Dreux.