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Un programa social como elemento de negociación

Seis analistas del colectivo Agenda Pública coinciden en que el discurso de Sánchez es "ambicioso", aunque ha sido "carente de referencias al futuro político de Cataluña"

El presidente del Gobierno en funciones, Pedro Sánchez, en su llegada al hemiciclo del Congreso de los Diputados.
El presidente del Gobierno en funciones, Pedro Sánchez, en su llegada al hemiciclo del Congreso de los Diputados.Jaime Villanueva

Seis analistas de Agenda Pública valoran para EL PAÍS el discurso de investidura del presidente del Gobierno en funciones, Pedro Sánchez. El discurso de investidura del presidente del Gobierno en funciones, Pedro Sánchez, ha retomado ideas de su programa y también de iniciativas ya presentadas el último año, con una apuesta clara por políticas verdes, sociales, con Europa. Su objetivo ha sido también evitar que Podemos pueda desbordarle por la izquierda. Así opinan seis analistas de Agenda Pública después de examinar su discurso.

José Moisés Martín, Economista

Partiendo de la actual situación cíclica de la economía española, Sánchez ha enumerado los grandes retos económicos de nuestra economía: empleo, pensiones, digitalización, economía baja en carbono y la lucha contra la desigualdad.


Ejes todos ellos de un programa económico abierto y ambicioso, con medidas y objetivos que pueden ejercer como palancas de un cambio duradero: reconocimiento del derecho a la educación a lo largo de la vida, pactos de estado por la educación, la ciencia y la industria, ley de cambio climático, estrategia de economía circular, con una acertada referencia al papel de las ciudades, apostando por el capital humano como factor de crecimiento y de desarrollo sostenible.


Un programa sensato y poco cuestionable. Se echa en falta una mayor concreción en la política fiscal y en la senda para cumplir los objetivos de deuda y déficit público. Un programa que mira más a 2030 que a 2020.

Ariane Aumaitre, Investigadora en el Instituto Universitario Europeo de Florencia

Como en muchos países europeos, la política social se enfrenta en España a una serie de retos: precariedad juvenil, la adaptación de nuestro sistema de bienestar a la emergencia de nuevos riesgos sociales o el cierre de la brecha que ha dejado tras de sí la crisis en materia de desigualdad social.


Estos retos han sido clave en el discurso de Sánchez, de marcado carácter social, en el que los riesgos sociales más tradicionales -sobre todo pensiones y desempleo- han convivido con asuntos más recientes como la brecha generacional, la pobreza infantil, la desigualdad económica de las mujeres o la emergencia de un colectivo de "trabajadores pobres".


El énfasis de Sánchez en la necesidad de adaptar nuestro modelo de bienestar abre una ventana de esperanza a que el nuevo Gobierno inicie, por fin, un verdadero proceso de reformas de inversión social. Pero no olvidemos que será más fácil decirlo que hacerlo: los bloqueos políticos e institucionales serán, en sí mismos, uno de los mayores retos a los que se enfrente.

Cristina Monge, Profesora de Sociología de la Universidad de Zaragoza

Pedro Sánchez ha pronunciado este lunes el discurso de investidura más verde de la historia de España. Políticas ante la emergencia climática, planes de adaptación y mitigación del cambio climático, defensa del Madrid Central de Carmena como acción eficaz por la calidad del aire, apuesta por las energías limpias, emisión de bonos verdes, etc. Todo ello dentro de una visión relativamente transversal que alcanza desde la industria automovilística hasta el turismo, incorporando los criterios de transición justa y una visión positiva de la creación de oportunidades que supone.


Con todo, no ha aportado demasiados elementos nuevos que no vinieran haciéndose ya en el ejecutivo socialista aún en funciones. El PSOE se identifica así con los postulados de la transición ecológica, que hace suyos, y evita que sus posibles socios de gobierno se adueñen de esta bandera. Sin embargo, los retos pendientes son muchos y la necesidad de profundizar y ser más ambiciosos también. Quizá estas negociaciones sean el espacio en el que plantear una estructura transversal a todo el Gobierno que consiga no sólo hacer políticas verdes, sino reverdecer el conjunto de las políticas.

Argelia Queralt, Profesora de Derecho Constitucional de la Universidad de Barcelona

Pedro Sánchez he hecho un discurso carente de referencias al futuro político de Cataluña, más concretamente, a cuáles son las propuestas concretas que deben ser adoptadas respecto de la crisis constitucional abierta en lo relativo a la organización territorial.


Evidentemente esto no esconde, como sugería Casado, que Sánchez tenga un “proyecto de ruptura de España” por considerar que hay que retomar la discusión de un nuevo Estatuto para Cataluña. Olvida el señor Casado que gran parte de la doctrina constitucional considera que la decisión del Tribunal Constitución de 2010 fue una mala decisión jurídica. Cataluña necesita reordenar su estatuto político, necesita una renovación de su pacto social (autonómico) que pase por un nuevo acuerdo ciudadano e institucional.


Pero más allá, España necesita una actualización del pacto constitucional también en lo relativo a la organización territorial que, si es impulsado por un gobierno del PSOE (y Podemos), debería ser de naturaleza federal. Sin embargo, no hemos escuchado ninguna alusión clara a esta iniciativa. Las propuestas de reforma constitucional siguen sin ser de fondo.

Juan Rodríguez, Profesor de Ciencia Política de la Universidad de Valencia

En España, la investidura comienza primero con el depósito de la confianza parlamentaria en el jefe del Ejecutivo y su programa de gobierno. La presentación y formación del equipo de ministros viene después. Este sesgo presidencialista en el orden de la secuencia chirría un poco cuando se requieren coaliciones de gobierno, en las que algunos de los ministros serán tan relevantes como el propio presidente.


Y si se inicia la investidura sin acuerdo todavía, como sucede en estos momentos, el discurso programático se convierte en una carta más de la negociación entre los posibles socios.


Sánchez ha planteado en su presentación un programa plenamente socialdemócrata, al que difícilmente Podemos podría darle la vuelta. Con ello, Sánchez le devuelve a Podemos la presión que Iglesias se quitó de encima el pasado viernes renunciando a una cartera ministerial.


Y de paso deja en evidencia que, si acaba saliendo investido con la abstención del independentismo, será porque PP y Ciudadanos lo habrán hecho inevitable. Con ello, Sánchez persigue dos metas: reduce la capacidad de Podemos de elevar la apuesta socialdemócrata en políticas de bienestar; y deja su marca personal en una agenda de izquierdas que bien podría funcionar como propuesta electoral ante posibles nuevas elecciones.


Sánchez no se dejará adelantar por la izquierda socialdemócrata tan fácilmente. Para guiños más explícitos con unos u otros, habrá que esperar al segundo discurso, si hubiera acuerdo al final.

Cristina Ares, Profesora de Ciencia Política de la Universidad de Santiago de Compostela

Pedro Sánchez ha pedido la confianza del Congreso para liderar en España una nueva “gran transformación”. Como la primera, iniciada en 1975, la segunda estaría estrechamente ligada al proceso de construcción europea. Europa es de nuevo la solución. Contribuir a la mejora de la UE no representa un único “vector”, empleando un término que siempre suena bien en boca de Josep Borrell; es “el” vector. El candidato Sánchez ha enfatizado propuestas programáticas presentadas por su partido tanto en los comicios de abril como en las elecciones de eurodiputados de mayo, tales como la defensa de los derechos humanos, incluyendo la igualdad de género, o el impulso de una política migratoria basada en la solidaridad y la responsabilidad. No obstante, lo más importante de su discurso europeo ha girado en torno a la idea de soberanía compartida, la propia coincidencia entre los ciclos políticos de la UE y nacional, y el mayor protagonismo español en la Unión un poco más francesa que se espera de la Comisión von der Leyen 2019-2024.

 

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