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Las recetas de los expresidentes

Entrevistas y testimonios de González, Aznar, Zapatero y Rajoy desvelan su posición ante una situación de bloqueo político

Los expresidentes del Gobierno Rajoy, Zapatero, Aznar y González aplauden a los reyes Juan Carlos y Sofía en la conmemoración del 40º aniversario de la Constitución.
Los expresidentes del Gobierno Rajoy, Zapatero, Aznar y González aplauden a los reyes Juan Carlos y Sofía en la conmemoración del 40º aniversario de la Constitución.Alvaro García

La situación de bloqueo político que vive España preocupa a los cuatro expresidentes del Gobierno vivos: Felipe González, José María Aznar, José Luis Rodríguez Zapatero y Mariano Rajoy. EL PAÍS ha entrevistado a dos de ellos y ha repasado las intervenciones de los otros dos para extraer su visión sobre la crisis institucional. Estas son sus respuestas y sus valoraciones:

Felipe González, esta semana.
Felipe González, esta semana.Borja B. Hojas

González: “La abstención es el mínimo ejercicio de responsabilidad exigible a PP y Cs”

Gobernó 14 años con dos mayorías absolutas (1982 y 1986) y dos simples (1989 y 1993). Cuando necesitó aliados parlamentarios para sacar adelante su investidura encontró los votos de nacionalistas vascos y catalanes. En la última crisis institucional de 2016, Felipe González apostó por que el PSOE se abstuviera para facilitar un Gobierno del PP. Ahora, en una conversación mantenida el jueves, defiende fórmulas parecidas para la investidura de Pedro Sánchez.

Pregunta. ¿Convocar elecciones es la única solución al bloqueo que vive España?

Respuesta. Claro que no es la única sino el último recurso disponible y la constatación de un fracaso. Lo razonable, democráticamente, es que se forme gobierno respetando la voluntad de los ciudadanos. Ya hemos vivido esta situación dos veces en 2016 y deberíamos evitar por responsabilidad que se repita en 2019. Cuatro procesos electorales generales en cuatro años son un síntoma de crisis política grave que puede convertirse en una crisis de Estado. Nadie tiene derecho a decir a los ciudadanos que vuelvan a votar como si fueran ellos los que se equivocan expresándose libremente. En enero de 2016, yo decía que los partidos con vocación de Gobierno, si no están en condiciones de hacerlo, no deben impedir que lo hagan otros. Esto es especialmente significativo para el PSOE y para el PP, que han ejercido esa responsabilidad.

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P. ¿La dificultad para construir Gobiernos estables desde 2015 tras la irrupción de los nuevos partidos aconsejaría reformar la Ley Electoral para establecer la doble vuelta o una prima al más votado?

R. Hemos pasado del "bipartidismo", al que llamaban imperfecto, a un "bloquismo" que no parece más perfecto, sino una realidad nueva, que refleja la voluntad de los ciudadanos. Si somos incapaces de administrarla podríamos pensar en la necesidad de reformas electorales. Creo que la reforma de la Ley Electoral puede y debe hacerse por otras razones, pero la incapacidad para asumir el voto de los ciudadanos no es la mejor para hacerlo. Una segunda vuelta es de encaje difícil en el sistema parlamentario, en el que el presidente depende de la mayoría que se conforme en la Cámara. Dar una prima de 50 o más votos al más votado, como pasa en Grecia, es una solución poco acorde con la representación democrática, pero cabe hacerla a costa de la proporcionalidad. Dudo que sea mejor democráticamente. Todos son rodeos ante lo más evidente. En 2016 no era explicable que el PP bloqueara la investidura de Pedro Sánchez apoyado por Ciudadanos, que era una respuesta a la negativa de Rajoy de asumir el encargo y al bloqueo subsiguiente. Aún menos comprensible fue el voto en contra de Podemos. Después de ir a nuevas elecciones, reiteré que no se podía bloquear el Gobierno posible, que era el del PP, que había mejorado el resultado. Tuvo coste para el PSOE, pero cumplió con su abstención una responsabilidad de Estado. Ahora estamos en lo mismo con las tornas cambiadas. Solo es posible un Gobierno presidido por Pedro Sánchez. ¿Tiene algún sentido para Ciudadanos, PP y Podemos el bloqueo para forzar nuevas elecciones? Vuelvo a reiterar lo que dije: es irresponsable bloquear la investidura si no se tiene solución alternativa.

P. ¿Se puede gobernar España con Ejecutivos monocolor en estas condiciones?

R. Es difícil pero no imposible. A veces, como temo que ocurre ahora, el Gobierno debe buscar una mayoría, pero la negativa de Ciudadanos —por ejemplo— y la insuficiencia y las contradicciones de hacerlo con Podemos lo hacen muy difícil. España necesita un Gobierno estable cuanto antes y este puede ser construido con acuerdos en temas trascendentales, como la crisis territorial que plantea el independentismo, sin que haya que participar en el Ejecutivo. Es razonable esperar una abstención, pactada o no, para pasar la investidura y que se forme Gobierno. Es el mínimo ejercicio de responsabilidad exigible a PP y Ciudadanos.

José María Aznar, esta semana.
José María Aznar, esta semana.Mariscal (EFE)

Aznar: “Hay que entenderse desde la centralidad. Esto tiende al desorden”

José María Aznar gozó de ocho años (1996-2004) de Gobierno tranquilo, salvo un final trágico por el apoyo a la guerra de Irak y el peor atentado en la historia de España. Comenzó su primera legislatura con una investidura tranquila pese a carecer de mayoría absoluta. PNV y CiU le dieron el apoyo suficiente para salir victorioso del primer envite. Fue la legislatura en la que el Gobierno de Aznar dialogó con ETA y acercó a 135 presos terroristas al País Vasco. La misma en la que ejecutó los compromisos cerrados con los nacionalistas catalanes en el Pacto del Majestic. Cataluña asumió nuevos poderes y CiU se apoyó en el PP para sortear la investidura de Jordi Pujol en 1999. En la segunda legislatura, el PP logró 183 escaños, ocho por encima de la mayoría absoluta. José María Aznar volvió a contar con los votos de CiU en su investidura.

El expresidente se lamenta ahora en sus intervenciones públicas de la situación de bloqueo que sufre el país cuando hay problemas que es urgente resolver y reivindica la necesidad de entenderse desde "un espacio de centralidad". "Desde hace cinco o seis años, en España no se toma una decisión en temas realmente importantes, y las que se intentan tomar van en una dirección equivocada. No hay Gobierno desde hace tres meses, ni una mayoría conformada, aunque esto no solamente consiste en que una persona sea presidente, sino que tenga una mayoría razonablemente constituida para poder tomar decisiones. Tampoco hay Gobiernos en Murcia, ni en La Rioja, ni en Madrid. Esto tiende al desorden y es necesario hablar de reforma laboral, de impuestos... El Congreso está cerrado; estamos jugando otros partiditos menos interesantes".

"Esta hoguera de disparates políticos que estamos viviendo en España", señala, "yo no la recuerdo. Recuerdo momentos mejores y peores, pero esto no tiene ningún sentido. Han desaparecido objetivos comunes". 

El expresidente del Gobierno considera que "la irresponsabilidad política es máxima en estos momentos". "Lo que hace falta es que la situación política no vaya perjudicando la situación económica, y si estuviesen las cosas bien podrían aspirar a hacer más cosas. Las cosas básicas esenciales, cuando no están bien arregladas, es lo primero que hay que hacer".

José Luis Rodríguez Zapatero, este julio.
José Luis Rodríguez Zapatero, este julio.Juanjo Martín (EFE)

Zapatero: “El Ejecutivo deberá ceder mayor peso al Parlamento”

Gobernar dos legislaturas sin mayoría absoluta fue una tarea compleja, pero la estabilidad parlamentaria no supuso un problema añadido. El socialista José Luis Rodríguez Zapatero gestionó durante sus siete años de mandato (2004-2011) una grave crisis territorial —los nacionalistas vascos llevaron al Congreso su proyecto de Euskadi como Estado asociado y los nacionalistas catalanes redactaron un Estatuto de máximos para convertirse en nación—; ETA, agonizante, planteó una negociación imposible; y la economía se derrumbó en la mayor crisis de la reciente historia de España que causó una destrucción masiva de empleo.

Pese a estas dificultades, Zapatero pudo gobernar sin grandes aprietos en el Parlamento aunque carecía de mayoría absoluta.

El Gobierno socialista consensuó con los nacionalistas catalanes un Estatuto de Autonomía recortado para evitar un incendio; tumbó la iniciativa secesionista vasca con el apoyo mayoritario del Congreso de los Diputados, y pactó de urgencia con el PP una reforma constitucional que tranquilizaba a Europa ante la crisis que había situado a España al borde de la quiebra. Ahora, Zapatero mantiene la esperanza a una solución pactada ante la enrevesada situación política.

Pregunta. ¿El bloqueo institucional que sufre España solo se puede resolver con unas nuevas elecciones?

Respuesta. No, no es la única solución, cabe apurar la posibilidad de pactos de gobernabilidad. Se trata de encontrar una vía constructiva que aun debe ser posible.

P. ¿La dificultad para construir Gobiernos estables desde 2015 con la irrupción de nuevos partidos hace necesaria una reforma de la Ley Electoral para articular mecanismos de doble vuelta o primas para el más votado?

R. Las propuestas de cambios normativos tienen la dificultad de que requieren de acuerdos de alcance y estos no serán fáciles. Por tanto, parece una solución a medio plazo. La irrupción de un modelo multipartidista desde 2015, inusual en nuestra democracia, demanda una nueva cultura de mayoría gubernamental que necesita de tiempo para decantarse abriéndose a nuevas fórmulas. Cuanto antes las fuerzas políticas tomen conciencia de ello, pensando en el largo plazo, antes se aclarará la situación.

P. ¿Se puede gobernar España desde Ejecutivos monocolor que se quedan muy lejos de la mayoría absoluta?

R. Se puede, pero seguramente a partir de esa nueva cultura política colectiva que otorgue al Parlamento un mayor peso en la dirección del país, cediendo el Ejecutivo parte de esa responsabilidad.

P. ¿Nunca volverán los grandes consensos de la Transición ya?

R. Los consensos de la Transición fueron fundacionales y constitutivos de todo un sistema político. Como tales, no se repetirán. Ahora se necesitan consensos reformistas.

Mariano Rajoy, el pasado junio.
Mariano Rajoy, el pasado junio.Efe

Rajoy: “Tan malo es no tener Gobierno como tener uno que no pueda gobernar”

Ha sido el primer presidente de la democracia que ha probado la hiel de gobernar en un Congreso muy fragmentado sin apoyos parlamentarios suficientes. "Tan malo es no tener Gobierno como tener un Gobierno que no pueda gobernar". Esta frase premonitoria la pronunció el expresidente Mariano Rajoy en la sesión de su investidura celebrada en octubre de 2016. Después de tres intentos fallidos tras unas elecciones anticipadas, necesitó la abstención de la mayoría de diputados socialistas para revalidar su cargo de presidente. Rajoy dirigió entonces un Ejecutivo que apenas pudo gobernar lastrado por la falta de apoyos parlamentarios. Terminó su vida política de la peor manera posible: dejó el Gobierno por la primera moción de censura exitosa de la democracia con la corrupción como telón de fondo.

Cuando EL PAÍS le traslada algunas cuestiones relacionadas con la crisis institucional que vive España, prefiere no pronunciarse, aunque en sus últimas apariciones públicas ha dejado algunas pistas de su pensamiento. Ya en la sesión de investidura de 2016, con una situación parecida a la de ahora, pero con el PP como partido más votado, Rajoy defendió una gran coalición de partidos constitucionalistas: "Lo mejor que podía ocurrir en España es un Gobierno de coalición a tres [PP, PSOE y Ciudadanos], un Gobierno como los que hay en media Europa. Creo que hubiera sido un magnífico mensaje dentro y fuera de España". Consciente de que su investidura daba paso a un Gobierno difícil, anticipó las consecuencias: "Sin Presupuestos, sin cumplir los compromisos con Europa, corremos el serio riesgo de que España viva una legislatura estéril".

Hace tan solo unas semanas, Rajoy acudió a un acto público en el que insistió en esa idea: "Lo que necesita España hoy en día es un Gobierno estable, con 176 diputados, cuyo candidato a la investidura presente un programa para cuatro años, lo más moderado y centrado posible, que mantenga la disciplina en políticas fiscales, que controle el déficit público, reduzca deuda y no suba los impuestos". Para lograr eso, Rajoy planteó la necesidad de que Cs apoye la investidura de Sánchez y garantice al PSOE una mayoría para gobernar con estabilidad. Aunque lo ve "poco probable".

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