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España pierde dos puestos clave en la defensa europea

Alvargonzález cesa como 'número tres' de la OTAN y Domecq al frente de la Agencia Europea de Defensa

Miguel González
Alejandro Alvargonzález, izquierda, y Jorge Domecq.
Alejandro Alvargonzález, izquierda, y Jorge Domecq.Jaime Villanueva / Claudio Álvarez

El nombramiento de Josep Borrell como Alto Representante para la Política Exterior y de Seguridad de la UE dará más visibilidad a España en el tablero internacional, pero paradójicamente coincidirá con la pérdida de dos puestos clave que ocupan actualmente diplomáticos españoles: Alejandro Alvargonzález dejará de ser en septiembre secretario general adjunto de la OTAN; y Jorge Domecq cesará en enero al frente de la Agencia Europea de Defensa (AED).

Alvargonzález se convirtió en septiembre de 2016 en secretario general adjunto para Asuntos Políticos y de Seguridad, un puesto equivalente al número tres de la estructura civil de la Alianza Atlántica. Se trata del cargo más importante ocupado por un español en la OTAN desde que Javier Solana fue, entre 1995 y 1999, secretario general de la organización.

Aunque Alvargonzález podría haber prorrogado su contrato, una vez cumplido el mandato de tres años, ha preferido regresar a España por motivos personales. El secretario general de la Alianza, Jens Stoltenberg, ya ha organizado su nuevo equipo directivo, en el que no figura ningún español, según fuentes diplomáticas. El nuevo vicesecretario general tendrá nacionalidad rumana (hasta ahora era estadounidense) y el número tres, que era español, alemana.

La salida de Alvargonzález deja a España sin ningún representante en la cúpula de la Alianza Atlántica, donde tampoco ha conseguido nunca la presidencia del Comité Militar, pese a que lo intentó en 2007.

Su regreso de Bruselas coincide, además, con el cese del director de la Agencia Europea de Defensa, el también diplomático español Jorge Domecq.

Domecq no solo ha agotado su mandato de tres años como director ejecutivo sino también la prórroga de dos, por lo que en enero dejará definitivamente el cargo. En otoño habrá que elegir a un sustituto al frente de la agencia encargada de impulsar la cooperación entre los países europeos para la obtención conjunta de capacidades militares.

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La AED ha ganado peso político con la decisión de la UE de avanzar hacia una defensa común, lo que se ha traducido en la aprobación de la cooperación permanente estructurada y de un fondo para financiar proyectos militares con cargo al presupuesto comunitario.

El presidente de la agencia es el Alto Representante (Mr Pesc, según la jerga de Bruselas), por lo que Borrell sustituirá a Federica Mogherini también en este puesto a partir de noviembre, pero la elección del nuevo director de la agencia intergubernamental corresponde a los ministros de Defensa de los 27 países miembros (todos los de la UE, salvo Dinamarca), que presentarán candidatos tras el verano.

De Borrell, que une el cargo de jefe de la diplomacia europea con el de vicepresidente de la Comisión, dependerá el Servicio Europeo de Acción Exterior, cuyo vicesecretario general para Política de Seguridad Común y Defensa (PSCD) y Respuesta a Crisis es Pedro Serrano de Haro, el tercer diplomático español con mando en Bruselas, al que le queda poco más de un año en el cargo.

La salida de Alvargonzález de la cúpula de la OTAN se producirá a tres meses de la cumbre de Londres, con la que la organización celebra su 70 aniversario. Los líderes aliados se volverán a ver las caras con el presidente estadounidense Donald Trump, quien en la cita de julio pasado en Bruselas les bronqueó por no gastar suficiente en Defensa (el objetivo compartido es el 2% del PIB, pero él llegó plantear llegar al 4%) y por no comprar productos americanos. La decisión de excluir a las empresas estadounidenses de los programas financiados por la UE ha irritado en Washington, pese a que este país está entre los más proteccionistas en sus compras de armas.

Por su parte, el avance de la defensa europea se enfrenta al reto de digerir el Brexit (es decir, la salida de la UE de la mayor potencia militar continental) y, al mismo tiempo, reforzar la defensa común soslayando el objetivo de un ejército europeo, al que son alérgicos los países del Este, que desconfían de sus socios a la hora de garantizar su seguridad y la siguen fiando a la OTAN.

En declaraciones a EL PAIS, abril del año pasado, Domecq recordaba que Reino Unido apenas participa en los más de 200 proyectos de investigación tecnológica impulsados por la agencia y se mostraba confiado en que Londres firme un acuerdo de colaboración con la AED, como ya tienen países ajenos a la UE, como Noruega, Suiza o Ucrania.

El desfile del pasado 14 de julio en París, donde desfilaron tropas de 10 países europeos, incluida España, ilustró el propósito del presidente francés, Emmanuel Macron, de encabezar el avance hacia la defensa común europea, pero también de lo mucho que queda para llegar a ella.

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Sobre la firma

Miguel González
Responsable de la información sobre diplomacia y política de defensa, Casa del Rey y Vox en EL PAÍS. Licenciado en Periodismo por la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB) en 1982. Trabajó también en El Noticiero Universal, La Vanguardia y El Periódico de Cataluña. Experto en aprender.

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