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El Rey celebrará los cinco años de su proclamación con un homenaje a la sociedad

La Zarzuela hace coincidir la entrega de las medallas de la Orden Civil con el aniversario

Miquel Alberola
El Rey, el pasado 30 de junio en Aquisgrán (Alemania), tras la entrega del premio Carlomagno.
El Rey, el pasado 30 de junio en Aquisgrán (Alemania), tras la entrega del premio Carlomagno.Henning Kaiser (GTRES)

La Casa del Rey aprovechará el acto de entrega de las distinciones de la Orden Civil, que se celebrará el próximo 19 de junio en el Palacio Real, para conmemorar des esta forma el quinto aniversario de la proclamación del Rey. Como ya ocurriera en el primer aniversario de la llegada de Felipe VI al trono, La Zarzuela ha solapado en este acto la celebración de la efeméride de su llegada  al trono. Entonces, como ahora, la coincidencia inducida fue una declaración de intenciones de su reinado: buscar la cercanía con la sociedad y reconocer a gente cuyos méritos resultan identificables en la mayoría, poniendo en valor la normalidad. El acto del miércoles contará con la presencia del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, según fuentes de Moncloa.

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El Rey no ha querido, como en aquella ocasión, una celebración solemne sino un acto que consideró “el fruto del contacto de la Corona con la sociedad” y cuyos protagonistas, “sin pretensión de protagonismo o notoriedad” no pertenecían a las esferas habituales y suponían “un reflejo de la mejor realidad cotidiana de España. Será, según fuentes de La Zarzuela, “un acto coherente con lo que han sido estos cinco años”. En el evento, que se celebrará en el emblemático Salón de Columnas y se condecorará a unas 40 personas, el Rey pronunciará un discurso que previsiblemente tendrá alusiones a estos cinco años, en los que asumió una institución que había sufrido una notable mella en su credibilidad en los últimos años de reinado de su padre, Juan Carlos I, y en la que tuvo que poner en marcha medidas de regeneración.

En su discurso de proclamación el 19 de junio de 2014 destacó el compromiso de velar por la dignidad de la Corona y preservar su prestigio con “una conducta íntegra, honesta y transparente”. Eran las vigas maestras que debían sustentar lo que definió como “una Monarquía renovada para un nuevo tiempo”. La llegada de Felipe VI al trono no implicaba solo un cambio dinástico, sino una adaptación de la institución a los paradigmas de la España del siglo XXI. Entre otras medidas, el Rey redujo la familia real, estableció cortafuegos éticos y racionalizó, fiscalizó y sometió a transparencia las cuentas de la institución y los obsequios recibidos. En el ámbito familiar, también hubo de adoptar medidas espinosas, como revocar el título del Ducado de Palma a su hermana Cristina en el momento de su procesamiento en el caso Nóos, del que sería absuelta, por los negocios que su marido Iñaki Urdangarin hizo a la sombra de La Zarzuela. Su decisión causó un desgarro familiar que no ha cicatrizado.

El desafío independentista catalán, un problema que estaba en desarrollo en España cuando Felipe VI fue proclamado, ha supuesto el mayor factor de presión a la Corona en estos años. Como jefe del Estado, el Rey tuvo un cometido destacado cuando el 3 de octubre de 2017, frente a la transgresión del ordenamiento jurídico desde la Generalitat y el Parlament, instó a los poderes del Estado a garantizar el orden constitucional y estatutario. El independentismo catalán no le ha perdonado su discurso y desde entonces ha tratado de hostigar su presencia en Cataluña.

Sus años al frente de la Corona también han coincidido con un insólito período de inestabilidad política en España. La despiadada crisis económica y la condescendencia de los partidos con la corrupción acabaron con la hegemonía del bipartidismo y desembocaron en un fraccionamiento del mapa político y una congestión institucional. Felipe VI tuvo que convocar en 2016 cinco rondas de consultas y dos elecciones generales para que fuese posible formar gobierno en España, mientras que su padre consultó en diez ocasiones a los partidos tras los comicios en 39 años de reinado. El pasado día 6 el Rey cerró su sexta ronda de consultas en una nueva investidura que todavía está en el aire.

Máxima distinción británica

El lunes, dos días antes de cumplirse los cinco años de la proclamación, Isabel II impondrá a Felipe VI la Orden de la Jarretera, la máxima distinción de la Corona británica, en una vistosa ceremonia en el castillo de Windsor, a unos 50 kilómetros de Londres. La reina británica concedió esta distinción a Felipe VI durante la visita de Estado realizada al Reino Unido en julio de 2017. El Rey la lució en aquella ocasión en la cena de gala que Isabel II le ofreció en el Palacio de Buckingham, pero es ahora cuando tendrá lugar la investidura por no haber podido acudir a la cita de 2018 por compromisos de agenda.

La ceremonia se celebra en la capilla de San Jorge de Windsor, de hondas resonancias para la Corona británica, con un desfile previo de los integrantes de esta orden en el que participan miembros de la familia real británica. La Orden de la Jarretera fue instaurada por el rey Eduardo III de Inglaterra en 1348 como distinción al valor y la lealtad, bajo la inspiración de los legendarios caballeros de la Tabla Redonda del rey Arturo. Cinco reyes españoles, además de Juan Carlos I, han pertenecido a esta orden: Felipe I, Carlos I, Felipe II, Alfonso XII y Alfonso XIII. En la ceremonia del lunes también será investido el rey Guillermo de Holanda.

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Sobre la firma

Miquel Alberola
Forma parte de la redacción de EL PAÍS desde 1995, en la que, entre otros cometidos, ha sido corresponsal en el Congreso de los Diputados, el Senado y la Casa del Rey en los años de congestión institucional y moción de censura. Fue delegado del periódico en la Comunidad Valenciana y, antes, subdirector del semanario El Temps.

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