El Rey prohíbe a la familia real aceptar favores o regalos caros
Don Felipe quiere evitar obsequios que "comprometan la dignidad de sus funciones"
El Rey ha prohibido a los miembros de la familia real que acepten favores —como vuelos gratis o préstamos sin interés o con un interés inferior al del mercado— y que reciban regalos que “por su alto valor económico, finalidad o interés comercial o publicitario” puedan “comprometer la dignidad de las funciones institucionales” que realizan. Es decir, que don Felipe no aceptará ni permitirá que el resto de la familia real acepte obsequios como los que sí recibió su padre: el yate Fortuna, pagado a escote (18 millones de euros en total) por un grupo de empresarios, o los dos ferraris que regaló a don Juan Carlos el primer ministro de Emiratos Árabes —uno ha sido cedido recientemente a Patrimonio Nacional y el segundo “está camino de ello”, según fuentes de La Zarzuela—.
A partir del uno de enero, cuando entre en vigor el nuevo código regulador, los miembros de la familia real solo podrán aceptar regalos que entren dentro de “los usos habituales, sociales o de cortesía”. Preguntado al respecto, un portavoz de La Zarzuela no quiso poner en euros ese tope de “cortesía”, alegando que tampoco lo hace el artículo sobre el mismo asunto que regula en la ley de transparencia los obsequios a cargos públicos. “Sentido común”, zanjó. El portavoz sí aclaró que para evitar malentendidos, previamente trasladarán a las autoridades y organizadores de actos a los que vaya a acudir algún miembro de la familia real que no aceptarán regalos caros. En cualquier caso, será la Casa del Rey quien tenga la última palabra sobre su aceptación.
La Zarzuela registrará los regalos y los dividirá en dos categorías: “personales” y de “carácter institucional” —los recibidos durante visitas o viajes oficiales, que cederán a Patrimonio Nacional—. Anualmente publicará en su web un listado de los obsequios, pero solo los que la propia Casa del Rey haya clasificado como “institucionales”. Los personales no se harán públicos, aunque de superar esos “usos de cortesía”, según La Zarzuela, serían cedidos “a una entidad sin ánimo de lucro”.
Los miembros de la familia real tampoco podrán recibir dinero. Si se trata de la dotación económica de un premio que se les haya concedido, donarán la suma a una entidad sin ánimo de lucro. Si son bienes dejados en testamento por personas que no sean de la familia se incorporarán a Patrimonio Nacional o se entregarán a instituciones públicas o entidades sin ánimo de lucro, “salvo que las disposiciones incluyan un destino o finalidad específica”. Todas las donaciones a este tipo de entidades se harían preservando tanto el anonimato del donante, como la ocasión y el miembro de la familia real que la ha recibido.
Todas estas medidas afectan a la familia real, que desde la proclamación del pasado 19 de junio se reduce a don Juan Carlos, doña Sofía, don Felipe, doña Letizia y sus hijas, la princesa Leonor y la infanta Sofía. Las hermanas del Rey no están sujetas a estas normas por estar ya fuera de la familia real, aunque si puntualmente la infanta Elena acudiese a un acto oficial —y allí le hicieran un obsequio— sí se le aplicarían. A doña Cristina no le afectan porque desde su imputación en el caso Nóos está apartada de toda actividad oficial de la Casa del Rey.
Con estas nuevas normas don Felipe intenta dar credibilidad a la promesa que hizo en su discurso de proclamación: “encarnar una monarquía renovada”, “íntegra, honesta y transparente”, en la que no se repitan los errores del pasado. Asesorada por la Abogacía del Estado y por voluntad del nuevo Monarca, la Casa del Rey ha elaborado también un código de conducta para sus empleados. Por escrito está a partir de ahora la prohibición de participar en “toda actividad privada”, “asunto personal”, “operación financiera o negocio jurídico con personas o entidades que puedan suponer un conflicto de intereses con las obligaciones de su puesto. También queda prohibido usar en beneficio propio información sobre asuntos financieros de la que disponga por su puesto y aceptar o solicitar, directa o indirectamente, para él mismo o para otros, “retribuciones o favores para promover, orientar o influir en cuestiones internas o externas de la Casa del Rey”. Es decir, que queda vetado comportarse como Carlos García- Revenga, el asesor de las Infantas que fue imputado y desimputado en el caso Nóos y que según La Zarzuela abandonará el Palacio antes de final de año.
El código de conducta establece como “principios generales”, entre otros, la “austeridad”, la “confidencialidad" o el “respeto a la igualdad entre hombres y mujeres”, pese a que en la cúpula de la Casa no hay ninguna.
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