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DIARIO DE CAMPAÑA
Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

¿Es Cayetana la más facha?

La popular Álvarez de Toledo se convierte en la mayor sorpresa y agitadora de la campaña electoral

Cayetana Álvarez de Toledo, junto a José María Aznar, en un mitin celebrado en Barcelona el pasado 12 de abril. En vídeo, declaraciones de Álvarez de Toledo.Vídeo: albert garcía (el país) | epv

Se puede ser más facha que Cayetana Álvarez de Toledo, efectivamente. Porque ella no lo es en absoluto, pero Ximo Puig la clasificó en la categoría genérica con motivo de un mitin alicantino que trivializaba el adjetivo facha y que demostraba la incomodidad que suscita el fichaje más controvertido en la carrera hacia el 28-A.

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Tanto ha sacudido Cayetana la campaña en sentido metafórico que han estado a punto de sacudirla a ella en sentido físico. Sucedió con el escrache de la Autónoma de Barcelona, un ejercicio de intimidación del cuerpo y de las ideas cuya ferocidad delataba la truculencia de la turbamulta en sus propios insultos: "fascista", "facha", "marquesa" le decían, mientras intentaban sepultarla.

Ha conseguido Cayetana que Aznar parezca un monaguillo a su vera. Y ha logrado sobrepasar incluso el protagonismo de Casado, tanto por la medianía del líder popular como porque el hábitat endogámico de la política catalana se ha resentido del veneno librepensante que le ha inoculado una criatura exótica e inesperada.

Lo demuestra la indumentaria amarilla con que se personó en el debate de TV3 el pasado miércoles. Cayetana discutía al soberanismo la soberanía del color victimista, aunque ya había desconcertado a la grey indepe firmando ejemplares de la Constitución el día de San Jordi, no porque la haya escrito ella, pero sí porque se ha convertido en obstinada exégeta.

Álvarez de Toledo irrita con su acento porteño, insolencia e impertinencia. Tanto desquicia al supremacismo soberanista como solivianta al feminismo ortodoxo. Ocurrió delante de las cámaras de TVE, precisamente cuando expuso sus objeciones al concepto de consentimiento explícito en las relaciones sexuales. La doctrina del PSOE consiste en que la mujer debe exponer verbalmente la voluntad, mientras que Cayetana discutió los pormenores de la aquiescencia: "¿De verdad ustedes van diciendo sí, sí, sí hasta el final?", preguntaba en directo a Irene Montero y a la ministra María Jesús Montero.

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Sostiene Álvarez de Toledo que el sesgo del feminismo dogmático está conduciendo al enfrentamiento de los géneros. Una posición heterodoxa. Y un rasgo inequívoco de su predisposición a la incorrección, aunque tampoco titubea la cabeza de lista de Barcelona cuando abjura del intervencionismo en las libertades, cuando defiende el Estado laico, cuando expone el fervor europeísta, cuando deplora el nacionalismo o cuando denuncia el vaivén del péndulo populista, entre el mesianismo de Iglesias y la testosterona de Abascal.

Casado ha convertido el acrónimo de Cayetana Álvarez de Toledo (CAT) en su mejor recurso para reanimar el PP en Cataluña y en la contrafigura de Inés Arrimadas. Es el Popular un partido agonizante, un experimento político tan expuesto a las concesiones temerarias de Aznar como a la pasividad del marianismo. Y no está claro si Cayetana va a ganar las elecciones, pero parece claro que ha ganado la campaña.

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