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“Hay que bajar el tono; dejar a Vox según qué cosas”

El eterno adlátere de Joan Tardá en el Congreso admite que añorará a su jefe y que como portavoz parlamentario no podrá hacer cosas que hacía como portavoz adjunto

Entrevista a Gabriel Rufián, número 2 de ERC.Vídeo: ULY MARTÍN / EPV
Luz Sánchez-Mellado

Gabriel Rufián es un tipo de palabra. Al menos con la que firma. Días después de que la dirección de ERC declinara conceder esta entrevista y sugiriera hacérsela a Oriol Junqueras —número uno por Barcelona, preso preventivo y actualmente en el banquillo del juicio del procés—, es Rufián en persona el que, abordado al asalto en un corrillo de la fiesta del programa número 2.000 de El intermedio, desface el entuerto y accede solícito a la charla. Ni se había enterado de la propuesta, admite. Nos vemos en las oficinas del grupo de ERC en el Congreso, “en el despacho del más ordenado”, dice, y que no es el suyo. Como atrezo para la foto, ha traído un muñeco de escayola de Goku, personaje del cómic La bola del dragón, que le ha modelado su niño para el Día del Padre ¿Rufián, tierno? Desfagamos el oxímoron.

Es el diputado más seco, por no decir borde, del hemiciclo. ¿Es así o lo finge?

Intento ser así. Cuando estás en el atril, en ese espacio enorme mediático y de poder que es el Congreso, tienes que tener un punto de seriedad y diferenciación respecto de cuando estás con tu familia o tus amigos, por respeto a quienes representas.

¿Y el respeto al adversario?

Esto admito que lo he aprendido con el tiempo. Independientemente de lo que pueda parecer, nunca he hablado mal de los votantes de partidos muy contrarios al mío. He tratado de atacar políticamente a las cúpulas. Pero es cierto que vienen tiempos en que tenemos que dejar de negar al adversario, una etapa de diálogo y de bajar un poco el tono: dejar que haga Vox según qué cosas.

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¿A Vox? Espero no tener nada que ver con ellos. Vienen tiempos oscuros en los que decir las cosas como son costará más que nunca. La legislatura será muy dura, con partidos muy reaccionarios. Conviene ser de izquierdas más que nunca e intentar pararlos.

Titular: “Rufián baja el tono”. ¿Me lo compra?

También. A la opción política que represento le han pasado cosas muy bestias. Nos han encarcelado a compañeros. Entiendo que desde fuera se pueda ignorar o justificar, pero para nosotros es tremendamente doloroso. Eso ha hecho que tuviéramos que responder con dureza extrema a cosas extremas que pasaban.

¿Acto de contrición?

No soy creyente, pero sí realista. He sido portavoz adjunto de un grupo central en la política tanto española como catalana. Ahora, voy a ser el portavoz. Hay cosas que ya no podré hacer.

¿Se está tardarizando?

Ojalá, porque Tardá es inmenso a nivel humano y político. No le llego a las suelas de los zapatos. Solo intento seguir sus huellas. Ya le echo de menos.

¿Le ha echado alguna bronca?

Y tanto. Y merecida, sin duda.

Para broncas, las de la presidenta Ana Pastor. ¿Han acabado amigos?

Nuestra relación es muy buena. Me parece la mejor presidenta que ha tenido el Congreso. Es justa. Y eso que me ha expulsado.

¿Se lo merecía?

He dado demasiadas excusas para que se hable de las formas y no del fondo. Y eso es un error.

¿Abjura del tuit de las 155 monedas que desencadenó la declaración de independencia en Cataluña?

Si algo no se puede decir de mí es que soy cobarde. Si ese tuit hubiera estado dirigido a Puigdemont, lo diría. Iba por Iceta y Urkullu, que nos estaban chantajeando. Eran horas complicadas en las que muchos dijimos cosas que no sentíamos. Seguramente fue un tuit en horas desafortunadas.

Si votamos es porque ustedes no apoyaron los Presupuestos de Sánchez. ¿Miedo al resultado?

Al PSOE le votamos una moción de censura gratis para echar a carceleros y ladrones de Moncloa. Le hemos votado 27 de los 28 reales decretos gratis. Lo único que pedíamos es una mesa de partidos con todas las opciones políticas de Cataluña. Nos guste o no, esto lo hablamos o no se va a solucionar. Carmen Calvo aceptó. Le convocan una manifestación filofascista en Colón y se levantan de la mesa. La responsabilidad es del PSOE, no nuestra, pero no le tenemos miedo a las urnas. Las hemos pedido continuamente.

Llegado el caso de duda, ¿Pedro (Sánchez) o Pablo (Casado)?

Depende del Sánchez que tengamos delante: el del Aquarius o el del Open Arms, el de la reprobación de Soraya o el del 155, el de Borrell o el de Lastra. Todo el mundo entiende que el PSOE no hace, sino que se le obliga a hacer. Si no, cada vez que tiene que elegir, tira al mismo lado, que es Ciudadanos. Y el único obstáculo para eso es ERC. Si no, tendremos de ministro de Cultura a Toni Cantó, con todo lo que eso conlleva.

Las encuestas les dan un gran resultado. ¿Ilusión? ¿Vértigo?

Indiferencia. Hace mucho que Junqueras nos prohibió hablar de encuestas, ni cuando nos va bien ni cuando nos va mal. Ahora, también digo que me encantaría perder algunas encuestas y ganar algún referéndum.

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Sobre la firma

Luz Sánchez-Mellado
Luz Sánchez-Mellado, reportera, entrevistadora y columnista, es licenciada en Periodismo por la Universidad Complutense y publica en EL PAÍS desde estudiante. Autora de ‘Ciudadano Cortés’ y ‘Estereotipas’ (Plaza y Janés), centra su interés en la trastienda de las tendencias sociales, culturales y políticas y el acercamiento a sus protagonistas.

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