Las 112 “vicisitudes penitenciarias” de Villarejo
El expediente en prisión del comisario recoge sanciones, quejas, salidas a juzgados y al hospital, y la intervención de sus comunicaciones hasta el próximo junio
Recluido en la celda 3 del módulo M-16 del Centro Penitenciario de Madrid VII, en Estremera, el comisario jubilado José Manuel Villarejo es, desde el 6 de noviembre de 2017, el recluso 2017014718. Aquel día ingresó en prisión, tras ser detenido en la Operación Tándem como presunto cabecilla de una trama policial, y se le abrió un expediente personal en el que se anotó como procedencia la palabra "libertad", término que no se vuelve a repetir en el documento. Desde entonces, el expediente, a cuyo contenido ha tenido acceso EL PAÍS, ha engordado hasta las 112 "vicisitudes penitenciarias", como se denominan oficialmente cada novedad de un reo.
Al menos 26 de esas anotaciones recogen las idas y venidas del comisario a la Audiencia Nacional para declarar, pero también una salida al Juzgado de Instrucción 48 de Madrid, por la denuncia que presentó contra el policía el general Félix Sanz Roldán, director del CNI. El resto recoge detalles de su estancia en prisión. Así, dos días después de su encarcelamiento se anotó que era incluido en el Fichero de Internos de Especial Seguimiento (FIES), una base de datos con reclusos —en la cárcel de Estremera son 114— cuyo perfil aconseja que toda la información "penal, procesal y penitenciaria" sea fácilmente accesible. Villarejo fue incorporado al FIES-4, reservado a miembros de las fuerzas de seguridad.
La siguiente "vicisitud penitenciaria" relevante reflejada se produjo el 4 de mayo de 2018. Ese día, fue traslado urgentemente a un hospital al enfermar repentinamente. Volvió a prisión dos días más tarde. Por entonces, el comisario ya había pedido su excarcelación alegando que sus dolencias se habían agravado en prisión. Hasta ahora, han sido desoídas por el juez. El 29 de noviembre se abrió a Villarejo su primer y, hasta ahora, único expediente disciplinario tras protagonizar tres días antes un incidente con los funcionarios que iban a cachearle tras un encuentro con su esposa. El suceso, calificado como "muy grave", se reflejó como una "resistencia activa". Según recoge el informe, el comisario golpeó una mesa mientras gritaba: "Esto es una humillación. Estoy harto, que venga [Fernando Grande] Marlaska", en referencia al ministro del Interior. El documento asegura que Villarejo se golpeó "intencionadamente la cabeza contra la pared".[...] Pese al tiempo transcurrido, aún no ha cumplido la sanción —dos fines de semana de aislamiento en su celda— a la espera de que se resuelva el recurso que presentó su abogado, Antonio José García Cabrera.
Dos meses sin llamadas
Dos semanas más tarde de aquel incidente, Prisiones acordó la intervención de sus comunicaciones hasta el próximo junio al considerar que podía estar haciendo "un uso fraudulento de las mismas" para proporcionar datos que pudieran comprometer la seguridad del Estado. Villarejo también ha recurrido esta medida, pero por ahora se mantiene activa, confirma su abogado. Poco después, la dirección de la cárcel acordó además suspenderle durante dos meses las llamadas telefónicas con su pareja, Gemma Alcalá, también imputada en la Operación Tándem. El motivo: haber aprovechado una para grabar un mensaje de voz que posteriormente fue difundido por los medios. El castigo terminó el 3 de marzo
En el expediente se cita también un cruce de documentación con el Portal de Transparencia para —según explica su letrado— impedir que este organismo atienda una petición de información sobre sus medallas policiales. Y la queja que presentó en diciembre por la negativa de Prisiones a que mantuviera con su hija menor de edad "una comunicación de convivencia" —reservada a menores de 10 años— al considerar que la pequeña no cumplía los requisitos. Su protesta fue denegada. El documento recoge su salida del pasado 28 de marzo para declarar en la Audiencia Nacional sobre el 11-M y en la que aseguró que Pablo Iglesias sufrió una "investigación policial". Aquel día, su regreso a prisión fue anotado como la 112 "vicisitud penitenciaria" de Villarejo.
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