En Euskadi la campaña empieza en Álava con un PNV al alza y un PP a la baja
Los líderes del PP, Vox, PNV, EH Bildu, y Unidas Podemos aterrizan en Vitoria el primer día de campaña, y Rivera el domingo en Rentería
Por vez primera la batalla electoral por el Congreso de los Diputados se va a librar en Euskadi entre todos los partidos. Si hasta ahora la izquierda abertzale, la segunda fuerza vasca, entendía que el hemiciclo situado en la Carrera de San Jerónimo no estaba entre las direcciones de su GPS político, en 2019 ha roto la tradición. Con su traje más posibilista y con un acuerdo en el bolsillo para integrarse en el grupo de Esquerra Republicana tras las elecciones, su líder, Arnaldo Otegi, afronta los comicios para demostrar que quiere ser influyente en la capital del reino con una reformulación del independentismo, como ERC, menos excluyente y más compatible con la política.
Y para ello la batalla de Álava, donde se juegan cuatro de los 18 escaños vascos, es decisiva ya que por pocos votos el PSOE puede lograr hasta dos escaños; el PP y Podemos perder el que tenían y Ciudadanos o Vox lograr representación por vez primera. El propio Otegi y el presidente del PNV, Andoni Ortuzar, junto con los líderes de Unidas Podemos han elegido la capital vasca para arrancar la campaña y tanto Pablo Casado como Santiago Abascal ofrecen actos políticos en Vitoria este viernes y el domingo respectivamente. Rivera intentará conquistar Rentería, Gipuzkoa, también el domingo.
El PNV, inmerso en una laboriosa negociación contrarreloj con el Gobierno central para transfererir a Euskadi, antes del inicio de la campaña cuatro nuevas competencias, va a basar su campaña en la defensa del autogobierno. Ha diseñado una campaña basada en la defensa a ultranza del Estatuto y del derecho de los vascos a que se complete, pero alejados de la independencia y de la autodeterminación. Tras el guiño emocional que supone el acuerdo suscrito con el presidente del PDeCat, David Bonvehí para luchar en la UE por las naciones sin Estado, -al fracasar la reedición de una coalición para las elecciones europeas- su dialéctica se va a centrar en reclamar el voto para lograr más influencia en Madrid. Ni siquiera van a hacer bandera del proyecto del nuevo estatus, que han pactado con EH Bildu en el Parlamento vasco, y que incorpora planteamientos soberanistas.
Si al PNV las encuestas le sonríen y le otorgan un tercio de los escaños en juego, seis de los 18, al PP lo crucifican. El discurso de Pablo Casado contra Pedro Sánchez, contra el autonomismo avanzado como el vasco o el catalán, sobre el aborto o a favor de la recentralización policial o educativa está espantando a los electores vascos, especialmente foralistas. Las encuestas les pronostican un descenso considerable y el CIS les augura que no lograrán representación. En Álava significaría que el responsable nacional de la campaña y exalcalde de Vitoria, Javier Maroto, se quedaría en casa. El primer acto de campaña de Casado es en Vitoria, este viernes, en una cena con militantes. Militantes y una buena parte de la dirección esperan que ese acto sirva para comenzar a moderar su discurso, como la única manera de empezar a recuperar terreno.
El PSOE arranca con muy buenas perspectivas. En Álava podría lograr dos de los cuatro escaños, junto al PNV(1) y EH Bildu (1), dejando fuera a Podemos y al PP. Todo lo contrario que Unidas Podemos que se desploma y pierde la mitad de sus apoyos y la mitad de su representación. Con un discurso en el que se erigen como refugio para evitar que el PSOE acabe formalizando una alianza con Ciudadanos. A la vista de las encuestas, Ciudadanos ya está reflexionando que quizás erró al cerrar la puerta a una alianza para concurrir juntos a la que el PP de Alfonso Alonso estaba abierto. Ciudadanos logró algo más de 40.000 votos en las elecciones de 2016 mientras que el PP no llegó a los 150.000. Ciudadanos se quedó sin representación. Juntos con casi 190.000 votos hubieran superado al PSE que logró tres escaños.
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