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De surcar el Misisipi a hundirse en Benalmádena

Una vía de agua por un golpe contra el muelle puede estar detrás del accidente del 'USS Willow', una embarcación de vapor que llevaba más de dos décadas atracada en el puerto deportivo de la localidad

El 'USS Willow', medio hundido en el puerto de Benalmádena.
El 'USS Willow', medio hundido en el puerto de Benalmádena.Daniel Pérez (EFE)

Fue construido en 1924 para surcar las aguas del Misisipi, pero ha acabado hundiéndose en el Mediterráneo casi un siglo después. Y lo que es peor, lo ha hecho en las aguas calmadas de Puerto Marina, en Benalmádena, donde llevaba más de dos décadas atracado. Un triste accidente que podría suponer el final para el USS Willow, un bonito barco de vapor que formaba ya parte del paisaje de la Costa del Sol. Y que, ahora, toca reflotar para los que pueden ser sus dos destinos: la restauración o el desguace.

El bote, construido según el estilo clásico de las aguas fluviales del sur de Estados Unidos, comenzó a hundirse el jueves por la mañana. Fuentes de la empresa propietaria creen que han sido las circunstancias meteorológicas, concretamente el viento, las que han agitado el barco. Y que, a pesar de estar lastrado para evitar su movimiento, “un golpe contra el muelle o algún otro objeto bajo el agua” han abierto una vía de agua. En pocos minutos, la embarcación se hundía unos cuatro metros y se posaba, escorado, sobre la arena. El agua de color verde oculta buena parte de la cubierta y otras zonas del USS Willow. El interior se puede ver en el vídeo que grabaron hace dos años un grupo de personas especializadas en visitar lugares abandonados.

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Sus dos grandes chimeneas se veían inclinadas desde numerosos puntos del puerto, al que muchos curiosos se acercaron para ver lo sucedido mientras se mojaban cuando enormes olas rompían contra el dique. A pesar de lo aparatoso del accidente, pudo ser peor. “Dentro de los escenarios, es el mejor posible”, explica Manuel Jiménez, gerente de Puerto Marina. “Podría haberse tumbado y bloquear el canal. O incluso soltarse del muelle y, con sus dimensiones, se hubiese llevado por delante el resto de las embarcaciones de esa zona del puerto”, asegura el responsable. El barco no llevaba combustible ni tiene maquinaria, pero Capitanía Marítima solicitó rápidamente al recinto portuario la instalación de una barrera anticontaminación de manera preventiva. También se ha restringido el acceso de personas al muelle.

Con 60 metros de eslora (largo) 20 de manga (ancho) y tras sufrir una remodelación en Liverpool, el USS Willow llegó al puerto deportivo de Benalmádena en el año 1996. Funcionó durante un año como cafetería y discoteca, pero después dejó de tener uso. Ha pasado por varios propietarios desde entonces. El actual había presentado un proyecto para fijar la embarcación al puerto y desarrollar una iniciativa que incluía la puesta en marcha de eventos culturales en la planta baja, un establecimiento hotelero en sus dos primeras plantas con un total de 67 habitaciones y, finalmente, un restaurante en la parte más alta.

“En total, 4.200 metros cuadrados de negocio”, subraya Francisco Lara, su armador. “Pero llevamos dos años esperando la autorización”, añade el propietario. De hecho, desde Puerto Marina así lo confirman y explican que el permiso corresponde a la Agencia Pública de Puertos de Andalucía, dependiente del Gobierno autonómico.

Mientras tanto, el USS Willow, tendrá que esperar ahora a que los buzos encuentren la vía de agua para determinar qué ha ocurrido. Será el momento de reflotarlo y, a partir de ahí, que la empresa determine si quiere seguir adelante con su proyecto o si merece más la pena enviarlo al desguace. Será lo que determine si el accidente supone el punto y final del viejo bote o si es solo un punto y seguido.

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