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El Gobierno andaluz hace de oposición a un PSOE desdibujado

Los socialistas no participan en la votación de dos iniciativas de Cs y PP contra el “separatismo” catalán

Lourdes Lucio
El vicepresidente de la Junta, Juan Marín, saluda al presidente, Juan Manuel Moreno, en el Parlamento de Andalucía.
El vicepresidente de la Junta, Juan Marín, saluda al presidente, Juan Manuel Moreno, en el Parlamento de Andalucía.JULIO MUÑOZ (EFE)

El Gobierno andaluz aún no sabe que ya es gobierno y el PSOE, tras casi 37 años de poder, tampoco sabe bien cómo se hace la oposición. El primer pleno ordinario del Parlamento andaluz, celebrado este jueves, reflejó un confuso intercambio de papeles, entre unos y otros, en el que los partidos que apoyan al Gobierno bipartito de PP y Ciudadanos ejercieron de oposición a un PSOE aún en fase de asimilación de la pérdida de la Junta de Andalucía.

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Lo primero que pudo comprobar el presidente de la Junta, Juan Manuel Moreno, es la ventaja parlamentaria que supone cerrar los debates en la sesión de control. Utilizó este plus en su cara a cara con su antecesora en el cargo, la socialista Susana Díaz, cuando esta le reprochó los “pasos erráticos y contradictorios” del Gobierno en sus primeras cuatro semanas de vida que han provocado, en su opinión, “un cambio a peor”. Tanto Díaz como los diputados del PSOE que intervinieron en el pleno insistieron en el mensaje de que hay una lucha de poder entre el PP y Ciudadanos, con un “vicepresidente de hecho”, el popular Elías Bendodo, y otro “de derecho”, Juan Marín, de Ciudadanos. También insistieron en que Vox, con el que el PP tiene firmado un acuerdo de investidura, condicionará todas las leyes como un elemento “tóxico”.

Díaz, que preguntó a Moreno sobre las prioridades de su Ejecutivo, le acusó de desdecirse de sus promesas electorales en el primer mes de mandato y aseguró que trabajará para evitar que el paso del Gobierno de derechas “sea lo menos lesivo posible para los andaluces y, también, lo más breve posible”. El presidente de la Junta replicó mirando al retrovisor y haciendo un recopilatorio del “legado” que Díaz le ha dejado: “Irregularidades, corrupción y 500 millones de euros por sentencias judiciales contra la Junta”. También recordó los datos de inejecución presupuestaria que momentos antes había detallado el consejero de Hacienda, Juan Bravo. Este aseguró que el 47% de la inversión definitiva consignada en los presupuestos entre 2013 y 2018 no se había ejecutado. En formación para el empleo sólo se ejecutó un 14% en el mismo periodo; y en infraestructura y equipamiento sanitario el incumplimiento fue del 40% en 2016.

Con estos datos en la mano, Moreno le aconsejó a Díaz: “Le recomiendo que le eche un vistazo al ‘Manual de Resistencia’ [de Pedro Sánchez], porque le va a hacer falta en estos cuatro años”. Especialmente duro con el PSOE estuvo el portavoz de Ciudadanos, Sergio Romero, que durante tres años y medio apoyó al Gobierno de Susana Díaz en la pasada legislatura. “Se acabó el tiempo de la vergüenza”, proclamó.

Durante todo el pleno se evidenció la división del Parlamento en dos bloques: el de las derechas de PP, Ciudadanos y Vox, que suman 59 de los 109 escaños, y el de las izquierdas de PSOE y Adelante Andalucía, que suman 50. Las proposiciones no de ley defendidas por los grupos que forman el gobierno contra “la ruptura de la soberanía popular” perseguían dejar en evidencia a los socialistas; mientras que el PSOE defendió otra contra la violencia de género, con el mismo propósito. La diputada socialista Ángeles Férriz, una política emergente, defendió con contundencia la posición del Gobierno de Pedro Sánchez con Cataluña. “No ha habido ni una cesión al separatismo”, aseguró la diputada, quien sostuvo que “se puede ser firme y dialogar”. El PSOE de Susana Díaz mantenía hasta ahora una posición más crítica con la gestión del conflicto catalán por parte del presidente del Gobierno.

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En una entrevista en la cadena SER a finales de diciembre Díaz aseguró: “El Gobierno de Cataluña lleva demasiado tiempo echándole un pulso al Estado. Para que haya diálogo tiene que haber cumplimiento del Estado de Derecho y de esas leyes. Siempre que se salte uno el Estado de Derecho está la Constitución para protegernos”.

Esa misma idea defendía uno de los puntos de la proposición no de ley presentada por Ciudadanos. Esta era la redacción: “Exigir que el Gobierno de España aplique la Constitución, proteja a los ciudadanos catalanes de las vulneraciones constantes de sus derechos por parte del separatismo, alentadas por el señor Torra, integrantes de su Gobierno y de los partidos que le dan apoyo, y reconozca que el diálogo sólo cabe con aquellos que aceptan el cumplimiento de la ley”. El PSOE adoptó una decisión insólita, en un partido que dejó el Gobierno hace un mes. Ni votó a favor, ni en contra, ni se abstuvo. No pulsó ninguno de los tres botones. La decisión del grupo socialista se decidió en el último momento. Hubo dirigentes partidarios de rechazar de plano todos los puntos de las iniciativas de la derecha, entre otros motivos para no coincidir con Vox en el panel de votaciones, y otros que defendieron el apoyo de alguno en concreto. La solución final fue hacer mutis, lo que revela que la posición monolítica en el PSOE andaluz empieza a resquebrajarse.

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