El ‘Nebrija’ de Filipinas nació en Toledo
El pueblo de Totanés homenajea al fraile que compuso la gramática más importante de la lengua filipina
Cuando los españoles llegaron a Filipinas en el siglo XVI, los frailes pidieron a los nativos que se identificaran con nombres castellanos para facilitar su labor evangelizadora. El español no sustituyó nunca a los dialectos indígenas. Los religiosos se afanaron en construir vocabularios que les ayudaran a comunicarse en las lenguas indígenas, el tagalo entre ellas. Fue un fraile franciscano, fray Sebastián de Totanés, quien compuso en 1745 la gramática y el manual de conversación más importante del tagalo, lengua base del actual filipino, que hoy conocen algo más de 100 millones de personas, 23 de ellos como lengua nativa. El trabajo del clérigo resultó muy útil para misioneros y comerciantes, pero ha pasado desapercibido durante siglos.
Desde el 9 de febrero una escultura del fraile a tamaño real preside la plaza del Caño, en la entrada de Totanés, un municipio de 400 habitantes ubicado en los Montes de Toledo. Con ese motivo, el Ayuntamiento organizó una conferencia sobre uno de sus conciudadanos más ilustres. Uno de sus vecinos hoy, Emilio Ruiz, de 77 años, recibió el encargo, al jubilarse, de que ahondase en la figura de fray Sebastián buceando en los archivos. El redescubrimiento de la figura de fray Sebastián de Totanés se produjo en 1993, gracias al trabajo de Antonia Ríos. Suyo es el perfil que aparece en el Diccionario Biográfico Español, un archivo que recoge las semblanzas de las figuras más celebres de la historia española.
“Hubo al menos cinco intentos de construir una fórmula para comunicarse con los nativos. A diferencia de otros, este religioso realizó una gramática con base científica. Está considerado como el padre del tagalo. Es el Nebrija de Filipinas”, admite Ruiz. No es el único paisano del fraile que ha estudiado su figura en los últimos años. María Jesús Medina, hija de una prima de Antonia Ríos de Balmaseda, reveló la identidad del clérigo en un libro publicado hace más de una década: Totanés, 400 años de una familia. En sus páginas habla de la ascendencia del religioso, que curiosamente entronca con la suya.
Una lengua accesible
Sebastián Gómez de Herrera nació en Totanés en 1688 y murió en Madrid en 1748. Según las investigaciones de Medina, pertenecía a una familia muy humilde. “Descubrí que en Filipinas existían personas con ese apellido [era habitual que los locales adoptaran apellidos de los misioneros]. Un catedrático de la Universidad de Manila, Henry Totanés, me confirmó que [su apellido] procedía del fraile”, cuenta la investigadora por teléfono. Fray Sebastián vistió el hábito de la orden franciscana a los 17 años. Tras cursar la carrera eclesiástica, impartió Filosofía en el convento de Toledo y en 1715 embarcó hacía México. De ahí a Filipinas, donde desempeñó diversas responsabilidades durante 29 años.
Manuel Peláez, presidente de la Asociación Hispánica de Estudios Franciscanos, califica a fray Sebastián de "referente" de la traducción del tagalo. En su opinión, el trabajo del fraile superó gramáticas anteriores, aunque su manual solo se ha editado en cuatro ocasiones, la última vez en 1850. Los lingüistas Joaquín Sueiro y María Dolores Riveiro publicaron en 2014 una transcripción del Arte de la lengua tagala de Fray Sebastián. Lo acompañaron de un extenso estudio preliminar en el que abordan empíricamente una obra ignorada hasta la fecha. “Con este homenaje saldamos una deuda histórica”, reconoce Ildefonso Gutiérrez, alcalde de Totanés.
Isaac Donoso, experto filipinista, sostiene que la de fray Sebastián es “la cuarta o quinta gramática” que se hizo del tagalo. En su opinión, el fraile completó lo que ya existía. “Su aportación más importante fue un manual de conversación para que los misioneros pudieran desarrollar su labor apostólica y sacramental. Tuvo un acercamiento ilustrado al tagalo, con reglas nuevas. Buscaba su naturaleza, hacerla accesible, y para ello dejó de traducir directamente del latín y del griego”.
Filipinas perteneció a la corona española durante tres siglos, lo que favoreció que se hispanizaran muchas palabras del tagalo, sobre todo aquellas que hacían referencia a la religión y a los nuevos elementos. Los expertos concuerdan que más del 20% de sus vocablos hoy son de origen castellano, aunque Filipinas desafectó el español como lengua oficial en la Constitución de 1986. “Existe una disglosia. La dominación estadounidense creó una lengua culta, el inglés, y otra desprestigiada, el tagalo”, subraya Donoso. Este experto afirma que el país asiático trató de construir una lengua nacional en los años cuarenta y que, desde entonces, se ha intentado depurar las palabras españolas. “No triunfó porque resultó una imposición. Ahora la idea es intelectualizar el tagalo y para ello es fundamental que adquiera fuerza el léxico hispánico”. Fray Sebastián está de vuelta, y no solo en Totanés.
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