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La lucha contra el terrorismo islamista

Un taxi ilegal hacia el paraíso yihadista

La Audiencia Nacional condena a un musulmán ceutí por difundir propaganda terrorista en el vehículo de alquiler que manejaba

Fernando J. Pérez
Fotograma de un vídeo de un grupo armado en Siria alojado en jihadology.net.
Fotograma de un vídeo de un grupo armado en Siria alojado en jihadology.net.

El taxi, un Volkswagen Golf del año 2004, hacía muchas cosas más que recoger viajeros ilegalmente junto al puerto de Ceuta. En el asiento del conductor, Ahmed Hossain Mohamed, de 31 años, manipulaba sus teléfonos móviles –usaba varios- para piratear la señal wifi del recinto portuario y descargarse propaganda yihadista, generalmente archivos de audio del Estado Islámico (ISIS, en sus siglas en inglés). Posteriormente, compartía este material dentro del vehículo con algunos de los viajeros que recogía. Hossain, detenido en abril de 2017, aceptó ayer una pena de cuatro años y medio de cárcel por delitos de captación y adoctrinamiento yihadista.

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La policía comenzó a ir tras los pasos de Hossain, residente en la barriada del Príncipe Alfonso, en el año 2013, cuando, bajo el seudónimo de Bidel, contó al diario El Mundo sus deseos de unirse a la red terrorista de Abu Bakr al-Baghdadi. El seguimiento se hizo más constante en febrero de 2016, cuando los investigadores detectaron que comenzaba a acudir a la tienda del “Guantanamero”, donde se reunían miembros de una célula del ISIS. Para entonces, los investigadores ya estaban sobre sus pasos.

Así, el 3 de noviembre de 2016, Hossain reprodujo una arenga de Al Baghdadi en la que llamaba a los musulmanes suníes a unirse a las filas del ISIS y participar en la yihad violenta contra los infieles. Cuatro días antes, un individuo sin identificar le comenta: “Me han dicho que eres del Daesh”. Y la semana anterior, otra persona le dice que se quite la barba para no llamar la atención. Hossain “mantiene una estética salafista para transmitir a través de ella sus ideales” y “llegaba a impedir el acceso a su vehículo a quien no comparte su sentido religioso”, afirma la sentencia.

El condenado celebraba sus encuentros yihadistas generalmente durante la noche, y utilizaba redes de wifi públicas y también privadas que había hackeado previamente. El 23 de abril de 2017, la víspera de su detención, accedió a través de Telegram a un cántico yihadista cuya traducción es “Aterroriza a la Alianza Árabe”, en referencia a los países que lucha contra el ISIS en Siria e Irak en la coalición internacional. “Aterroriza a la Alianza Árabe con voz estruendosa, con explosivos de fuego hechos con sangre”. El día en que fue arrestado por la Comisaría General de Información escuchó otro cántico sobre un miembro del ISIS muerto en combate. “Creemos que estás en la eternidad, rodeado de vírgenes. Nosotros después de Alá queremos vengarte”.

Ceuta y las ciudades marroquíes colindantes como Castillejos, Tánger y Tetuán se han convertido en “la mayor cantera del Estado Islámico en el noroeste de África” y desde ellas “han salido varios cientos de yihadistas hacia zona de conflicto”, según informes de inteligencia policial citados en la sentencia. Hossain, al aceptar la sentencia, que lleva aparejada otros cinco años de libertad vigilada al terminar la pena de cárcel, se mostró “arrepentido” y manifestó que tuvo acceso a los archivos por “casualidad”. “Si hubiera dado por casualidad con esos materiales, no hubiera adoptado medidas de seguridad para consumirlos como no utilizar wifi propia, no descargarlos, no almacenarlos, borrarlos (…) ni les hubiera dicho a otros que las adoptaran”. Cuando salga de prisión, Hossain no podrá ejercer profesiones educativas, deportivas o de tiempo libre durante diez años, al haber sido inhabilitado. Pero sí podrá volver a conducir taxis.

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Sobre la firma

Fernando J. Pérez
Es redactor y editor en la sección de España, con especialización en tribunales. Desde 2006 trabaja en EL PAÍS, primero en la delegación de Málaga y, desde 2013, en la redacción central. Es licenciado en Traducción y en Comunicación Audiovisual, y Máster de Periodismo de EL PAÍS.

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