Antonio Garrigues Walker: “La mujer es el sexo fuerte”
El jurista cree que el empoderamiento de la mujer cambiará el mundo y confiesa más culpas que méritos a sus 84 años
Nos vimos hace cinco años, en la espectacular sede de la firma de abogados que lleva su nombre. No ha cambiado mucho. El corte de pelo, el traje, la corbata, el aire kennediano son los mismos. Puede que él se encuentre más viejo y cansado, pero desde luego quiere parecer igual de entusiasta. Se dice desolado por llegar tarde a la criopreservación, prevista para 2045. Contesta a todo menos lo que se autocensura. Al final, se va una con la sensación de que querría decir algo importante y no lo suelta, no todavía, por pudor, prevención o prudencia. En cinco años volveré a preguntárselo.
Pregunta (P). ¿Por qué escribe, cuando podría estar contando sus millones?
Respuesta (R). Porque en eso no tardaría ni diez segundos, no tengo tantos. Con eso no mato el tiempo. Escribo por placer y también por deporte. El cerebro es un músculo o lo ejercitas, o te devora.
P. ¿Están en forma sus neuronas?
R. Cada mañana, al ducharme, me toco la cabeza y saludo a mi cerebro para agradecerle que siga ahí y me acompañe. La actividad y la curiosidad intelectual te permiten tener otra calidad de vida y te animan a seguir viviendo. Un día sin hacer nada es larguísimo. Aun hoy, el primer día de vacaciones no sé qué hacer.
P. Vivimos en la era de la incertidumbre, pero ¿hubo certezas?
R. Hubo una epoca en la que el futuro era más o menos plano, y se podía preveer. Hoy reina lo impredecible, lo complejo, lo imprevisible. Tenemos que saber convivir con esa incertidumbre, renunciar a los dogmatismos, a esa cosa tan latina de querer poseer la verdad absoluta, al “lo que yo te diga”, y buscar tu esencia para navegar por ese mar de dudas.
P. ¿Lo único cierto es lo incierto?
Mucho teatro
Antonio Garrigues Walker (Madrid, 1934) escribe una obra de teatro al año. La de este, se titula ´La farándula del saber' y aún no sabe cómo acaba. No se puede decir que el autor del flamante 'Manual para vivir en la era de la incertidumbre' (Deusto) no predique con el ejemplo.
R. Vivimos muchas revoluciones a la vez. El individualismo. La tecnología. Y, sobre todo, el tema del Metoo, que algunos creen agotado, no ha hecho mas que empezar. El empoderamiento de la mujer va a cambiarlo todo. Las mujeres tienen un mejor sentimiento del poder y aún no tienen el que se merecen. El machismo va a tardar en desaparecer porque hay resistencia, el hombre no acaba de entenderlo, y yo no lo entiendo porque va a ser una maravilla.
P. Habla de hombres como si fueran los otros. Usted es varón.
R. Bueno, no soy muy fuerte, pero soy varón, sí. La mujer es el sexo fuerte: tiene una gran flexibilidad y capacidad para adaptarse a los cambios, está mejor dotada para el diálogo, tiene mayor resistencia a la enfermedad. La debilidad y la capacidad de queja del hombre es increíble.
P. ¿Como esos intelectuales tan quejosos de la furia feminista?
R. Espero que se den cuenta de que la relación sentimental y sexual entre hombres y mujeres es mucho más compleja de lo que creíamos. Creo que vamos a una mayor agresividad sentimental y sexual femenina, y que el hombre tendrá que acostumbrarse.
P. Ha vivido mucho. ¿Creía que iba a ver abdicar al rey o al exdirector del FMI en la cárcel?
R.Tampoco creía que todos íbamos a tener móvil. Todo eso que dices son cosas que pasan. Internet, los móviles, la conexión inmediata, son más inauditos, pero uno no se sorprende ya de nada.
P. Algunos de quienes inventaron eso están pidiendo perdón por descoyuntar a la sociedad.
R. El ser humano lo aguanta todo, ha aguantado tanto que ya no hay quien lo cambie. Tú misma dices que hace 30 años no hubiera dado crédito a todo esto, y aquí estoy, con la misma corbata azul, el mismo traje ejecutivo, las mismas pasiones y las mismas tristezas, no he cambiado en nada.
P. ¿Cuáles son esas pasiones?
R. La creación artística. Me encanta el teatro. Me gustaría incluso.... no lo voy a decir, porque se puede interpretar mal.
P. ¿Ser académido de la Lengua?
R. No, ya fracasé. Y como político. Tengo una cantidad tremenda de fracasos. Soy, como decía aquel, un fracaso esplendoroso.
P. No le va tan mal, hombre.
R. He tenido una buena vida. Pero, tengo una edad, como recuerdas, estoy haciendo examen de conciencia, y veo que tengo más culpas que méritos. Nos pasamos la vida autohalagándonos, pensando que lo hacemos bien, sobre todo mejor que los otros, y con eso nos basta. Yo me estoy dando cuenta de la cantidad de cosas que he debido hacer y no he hecho para ayudar a alguien y de lo pequeñitos que son mis méritos.
P. ¿Pecador por omisión?
R. Uno se arrepiente más de lo que no hace que de lo que hace, sobre todo porque es mucho más lo que no hace. La capacidad de hacer bien que tenemos es inagotalble y permanente, y la tenemos por escrutar. Y la capacidad de hacer mal es tremenda, y la de presunción, presumir para molestar al otro, también. Y eso no puede ser. Tenemos que ser buenos.
P. Va como un pincel. ¿Coqueto?
R. Tampoco mucho. Por mí iría de uniforme, con mi corbatita azul y mi traje gris de ejecutivo. En un momento determinado ya no me compraré nada de nada.
P. ¿Ha llegado ese momento?
R. Está a punto. No te diré cuándo pero está a punto de llegar. Reconozco que estoy viviendo más de lo debido. La expectativa media es de 83, y tengo 84. Estoy en tiempo de descuento.
P. ¿A qué tiene miedo a su edad?
R. A la muerte no. A la soledad tampoco, no voy a estar solo. Pero a la limitación física, muchísimo. Y ya empiezo a notarla, y me fastidia. Esa cosa tan española de decir de otro: qué bajón ha dado Fulano, es una canallada. Así que espero que no vayas diciendo por ahí: he estado con Garrigues esta mañana y qué bajón ha dado, el pobre, ja, ja, ja.
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