“¡Vente a Andalucía y deja Cataluña, Inés!”
La líder catalana de Ciudadanos prueba su tirón electoral fuera de Cataluña con una importante presencia en campaña
“¡Vente a Andalucía y deja Cataluña, Inés!”, le grita una chica joven mientras la fotografía con el teléfono móvil. El lugar no es cualquiera: el barrio de Triana, en Sevilla, donde la presidenta andaluza vive desde que nació. La líder catalana de Ciudadanos, jerezana de origen, prueba en Andalucía su tirón electoral fuera de Cataluña, aunque no se presente a las elecciones —el aspirante es Juan Marín— con un importante papel en campaña. Y con arrastre popular. Aunque ella descarta volver: “He formado mi familia en Cataluña”, dice a EL PAÍS.
En el PP no hace ninguna gracia que la líder catalana de Ciudadanos haga campaña en Andalucía. Los populares la temen. En el entorno de Juan Manuel Moreno Bonilla confiesan: “Si fuera la candidata, teníamos un problema”.
Arrimadas sonríe a la chica del móvil y se deja querer en el mercado, donde las tenderas la llaman “heroína”. “Recibir cariño de la gente siempre es bueno. En Cataluña recibimos mucho, donde más he sentido ha sido allí, pero también muestras de odio muy heavies. Que me consideren andaluza me gusta, porque también lo soy, pero mi responsabilidad está en Cataluña”, confiesa después.
Si fuera la candidata, teníamos un problema", admiten en el PP
En la orla de la promoción 1998/1999 de COU del colegio Nuestra Señora del Pilar de Jerez de la Frontera una adolescente Inés Arrimadas García sonríe con una mueca como de La Gioconda, entre tranquila y enigmática. Tiene el pelo muy rizado, pero está muy parecida a hoy. José Manuel Cidaz, director del instituto, un histórico centro concertado de los marianistas, explica en los pasillos del centro que ha oído hablar de la fascinación por lo catalán de aquella alumna que los compañeros describen como modélica. El instituto está en un entorno muy sencillo, pero por su tradición atrae a gente de toda la provincia. “Hemos tenido otros alumnos ilustres, como el exministro de Exteriores Alfonso Dastis o el que se presenta a candidato a alcalde aquí por el PP, Antonio Saldaña”, saca pecho el director.
En el colegio, Arrimadas “era más bien tranquila, tímida, no tenía esa alma de líder. Todo eso lo ha ido ganando con el tiempo. Esa Inés ha nacido en Cataluña, la Inés andaluza no era así para nada”, recuerda uno de sus amigos de la infancia.
Hasta los 25 años fue la Inés andaluza. Arrimadas nació hace 37 en la localidad gaditana de Jerez de la Frontera, cuna del flamenco y el vino de Jerez, donde aún pueden encontrarse señoritos que hablan en spanglish. En un chalé unifamiliar blanco, con naranjos en las aceras, siguen viviendo sus padres, Rufino Arrimadas e Inés García, que se disculpan por el telefonillo de que “ya ha salido toda la historia de la familia en la prensa” y no quieren hablar más con periodistas. Son originarios de Salamanca, por eso a su hija no se le percibe tanto el acento andaluz. “A mí me han preguntado mucho aquí: niña, ¿de dónde eres? Y yo: de aquí, de Jerez”, rememora ella.
Que me consideren andaluza me gusta, porque también lo soy, pero mi responsabilidad está en Cataluña”
Pero tras unos días de campaña en Andalucía, en conversación relajada —no así en los actos— se le nota el deje. “Mis hermanos y yo tenemos un hablar más fino, pero vengo aquí y se me pega un montón el acento”. En Sevilla estudió la carrera, en la Universidad Pablo de Olavide y ahora, que Gibraltar vuelve a primer plano, recuerda que ella vivió en el Campo de Gibraltar, un año y medio en La Línea de la Concepción, trabajando en una empresa de servicios industriales. Hasta 2006 no se fue a Cataluña.
Esa dualidad es una ventaja política, porque la proyección de la líder de la oposición en el Parlament trasciende las fronteras de Cataluña. En los mítines en la campaña a las elecciones del 2 de diciembre habla de sus raíces. "Me importa mucho lo que pasa en mi tierra. Soy andaluza y catalana. El futuro de mis padres, de mis amigos, está aquí", cuenta. Los simpatizantes la corean "¡presidenta, presidenta!", no se sabe si andaluza, catalana, o de toda España.
El que más cree en el sorpasso es el PP. Nosotros también, pero no es lo más importante, sino que sumemos para sacar al PSOE”
Arrimadas ha desembarcado en las elecciones andaluzas con casi más presencia que Albert Rivera (al que le ha afectado su lesión en la pierna) para arropar a un candidato con poco tirón. En el paseo por Triana ella es la demandada para los selfies, no así Marín. “No puedes comparar el grado de conocimiento con personas que tienen un papel nacional desde hace bastante tiempo”, le disculpa ella, a pesar de que Marín lleva cuatro años ya como portavoz en el Parlamento andaluz. En el mercado de Triana, una pareja de personas mayores se acerca: “Somos de cerquita de Vic, hemos venido con el Imserso. Tú sabes lo que tenemos allí, ¡aguanta como puedas, no nos dejes!, mientras ella se acaba un chicharrón con el candidato, al que no reclaman. “A ti hay que ponerte un monumento nacional, no se puede aguantar tu finura y elegancia”, le agasaja a Arrimadas la tendera.
La líder catalana de Ciudadanos descarta volver a su tierra de origen: “Yo me veo en Cataluña, mi marido es catalán, he formado mi familia allí. Ahora, 50 años que me quedan a mí de vida, yo que sé, pero sí, es que Cataluña es mi casa. Cuando yo me voy a Cataluña y aprendo catalán es porque tengo la idea de quedarme a vivir allí”. La pregunta que sobrevuela también es si la proyección de Arrimadas fuera de Cataluña —y no menor, al menos en la comunidad más poblada— significa que quizá sería una buena candidata nacional. “No hay ni la más remota posibilidad, Albert no tiene rival”, zanjan en la cúpula del partido, donde el liderazgo de Albert Rivera es, hoy por hoy, incuestionable.
A ti hay que ponerte un monumento nacional, no se puede aguantar tu finura y elegancia”, le dice una tendera del mercado de Triana
No hay matices en el discurso de Arrimadas con respecto al que ha marcado la dirección de campaña. Se resiste una y otra vez criticar a Vox o descartarlo para pactos. “No hacemos la campaña en función de ningún partido extraparlamentario. En 2015 viví esto mismo con Unió, recuerdo las entrevistas. La duda era a ver a quién iba a apoyar, y al final no entraron en el Parlament. Cuando llegue el domingo ya veremos si Vox tiene representación, el problema en Andalucía son los 40 años de PSOE”.
Ni siquiera entra Arrimadas en censurar al partido de extrema derecha cuando se le pregunta si, como mujer, no cree que haya que combatir a una formación que defiende derogar la Ley contra la violencia de género. “¿Combatirlo es hacerles protagonistas de todas las entrevistas o los debates? Yo lo que no voy a hacer es lo que quieren el PSOE y Vox, hacerles protagonistas. Tanto los que se aterrorizan con la entrada de Vox como los que les da lo mismo, estarán de acuerdo en que darles el protagonismo de todas las entrevistas y titulares es lo que quieren”, se faja.
Con su empuje, el de Rivera y el desgaste del PSOE y el PP, Ciudadanos confía en lograr el sorpasso a los populares el 2 de diciembre. “El que más cree en el sorpasso es el PP. Nosotros también, pero no es lo más importante, sino que sumemos para sacar al PSOE”, reflexiona Arrimadas. Ella comparte la decisión de no volver a pactar en ningún caso con Susana Díaz: “Por parte nuestra no va a tener ninguna oportunidad más”.
En la dirección de campaña defienden que el acuerdo con el PSOE ha sido bien valorado por sus votantes, como prueba su crecimiento en los sondeos. A pesar de ello, la decisión estratégica es no repetirlo. En Triana, de la Casa del cofrade de Triana sale una exvotante enfadada, que les reprocha que pactaran con el PSOE y que no se revelen de una vez de derechas. “Están agachados ante la izquierda, ¡si no les van a votar nunca!”, se queja la mujer. Con tono tranquilo, Arrimadas le replica: “Yo, agacharme, pocas veces".
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