Rivera reivindica a Ciudadanos como el centro político en Andalucía

Albert Rivera quiere volver al centro en Andalucía. Después de que Ciudadanos se haya escorado a la derecha en la percepción de los españoles en el CIS, el líder del partido ha reivindicado este sábado, en su estreno en la campaña andaluza, a Ciudadanos como el centro político y ha pedido el voto tanto a socialistas desencantados con el sanchismo como a liberales del PP. "Esta es vuestra casa, la casa común del constitucionalismo", les ha interpelado en Sevilla.

El primer discurso de Rivera en la campaña para las elecciones del 2 de diciembre ha cargado por igual contra PSOE y PP, que "roban lo mismo", y contra Pedro Sánchez y Pablo Casado, a los que ha llamado "Pimpinela", porque "se pelean en público, pero en privado se reparten la justicia".

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La corrupción, las interferencias en la justicia y Cataluña son los tres ejes sobre los que Rivera ha pivotado su crítica al bipartidismo, con la que pretende que los andaluces voten a Ciudadanos el 2 de diciembre, al que presenta como un partido "de centro" y "no sectario, capaz de llegar a acuerdos". Aunque Ciudadanos ha descartado ya al PSOE para pactar porque sostiene que no volverá a hacer presidenta a Susana Díaz, y se ha abierto a hacerlo con el PP.

A PSOE y PP ha dirigido idénticos ataques Rivera para llamar al voto útil —lo ha pedido expresamente— tanto de socialistas como de populares. "No me sirve quitar a los de los ERE para que vengan los de la Gürtel, si roban igual", ha censurado. "La diferencia entre Ciudadanos y el bipartidismo es que ellos están pendientes de las citaciones judiciales y nosotros de que la justicia sea independiente", sostiene. El líder de Ciudadanos saca pecho de que su partido ha sido el único que se ha excluido del reparto de vocales del Consejo General del Poder Judicial.

Rivera lleva también el conflicto catalán a la campaña andaluza. El partido pone el foco en los hipotéticos indultos a los líderes independentistas si son condenados por el procés. Los 800 simpatizantes concentrados en Sevilla a la orilla del Guadalquivir han aplaudido efusivamente al líder de Ciudadanos ante la "inmoralidad", ha dicho, de que un político indulte a otro político y, más aún, si el beneficiado "ha intentado cargarse nuestra democracia". Al presidente socialista le acusa de cambiar indultos por escaños y le ha vuelto a pedir, como lleva haciendo desde que Sánchez ganó la moción de censura, que convoque elecciones.

Pero Sánchez no es Susana Díaz. A pesar de ello, Inés Arrimadas, líder de la oposición en Cataluña, se ha encargado de corresponsabilizar a la presidenta andaluza de esos supuestos pactos de Sánchez con los independentistas por estar "callada". "Díaz quiere callar ante verdaderas injusticias", ha criticado Arrimadas, vestida de verde y blanco, como la bandera andaluza. La dirigente catalana, que nació en Jerez de la Frontera (Cádiz), ha echado mano de su propia experiencia y de la confrontación entre catalanes y andaluces. "Cuando en el Parlament de Cataluña se decía que los andaluces estaban en el bar, ahí estaba yo defendiéndolos, no Susana Díaz".

El partido ha reservado como papel de Arrimadas en la campaña el de ser el azote de Díaz por la distensión del Gobierno de Sánchez con los separatistas. Las propuestas las ha explicado, en cambio, el candidato a la presidencia de la Junta, Juan Marín, que no ha cerrado el acto, lugar reservado a Rivera. Marín propone una auditoría de los gastos de la Junta andaluza y "eliminar todas las fundaciones fantasma del PSOE" para destinar ese dinero a sanidad y educación. El candidato no ha citado ninguna de esas fundaciones.