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Juan Manuel Moreno: “Me parezco a Rajoy últimamente… ¡o no!”

El candidato del PP andaluz deja un reguero de anécdotas en sus paseos electorales de su primera semana de campaña

Javier Martín-Arroyo
Juan Manuel Moreno, junto al candidato a la alcaldía de Sevilla, Beltrán Pérez, prueba un dulce en Sevilla.
Juan Manuel Moreno, junto al candidato a la alcaldía de Sevilla, Beltrán Pérez, prueba un dulce en Sevilla. J. M. (EFE)

“Tendré dos vicepresidentes, que pueden ser dos vicepresidentas, y que es probable que puedan ser dos vicepresidentas, o puede ser un vicepresidente… uy, me parezco a Rajoy últimamente… ¡o no!”. El galimatías lo pronunció el candidato del PP andaluz, Juan Manuel Moreno, el pasado jueves rodeado de vacas en una explotación ganadera del Valle de los Pedroches (Córdoba). Los paseos electorales dejan ver al político sin el corsé de los actos públicos, un protocolo mínimo y apenas cámaras, en un ambiente propicio para las bromas y la improvisación.

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La primera semana de campaña de Moreno ha dejado una serie de anécdotas que revelan un político prudente pero ágil para responder a las preguntas a veces afiladas de los periodistas.

Las encuestas dibujan un panorama complejo para el futuro del candidato popular, ya que para gobernar debería sumar 55 escaños con Ciudadanos para obtener la mayoría absoluta, una empresa difícil dado el perfil de los votantes andaluces, tradicionalmente de izquierdas. Hace una semana, Moreno caminaba por Córdoba y se paró a charlar junto a dos señoras mayores. Una de ellas le dijo: “Vamos a misa”. Y él replicó con tono sincero: “Pida por nosotros, pida por nosotros”.

La mayoría de la población andaluza —alrededor de seis millones— vive en el ámbito rural y localidades muy pequeñas o de tamaño medio que no superan los 50.000 habitantes. En ese contexto, los candidatos de la oposición se recorren los pueblos del interior para intentar seducir a esos votantes en el caladero habitual del PSOE. Y Moreno ha pisado estiércol de vacas, se ha subido a la cabina de un camión enorme de transporte, ha caminado entre los liños de un invernadero de moras y ha oído una salve en la aldea de El Rocío y le dejó flores a la virgen. Eso sí, siempre con zapatos o botas lustrosas, chaqueta azul, chaleco, sin corbata y presto a bromear con los periodistas y curiosos.

Antes de detenerse en la tienda Sabores de España en la Plaza Nueva de Granada, el presidente del PP provincial, Sebastián Pérez, pronunció el martes a modo de presentación un discurso con tono solemne: “El domingo 2 de diciembre nos acostaremos con Juanma Moreno… (silencio) como presidente”. En ese prolongado segundo de pausa varios presentes se miraron con desconcierto, hasta sentir un alivio repentino.

Sin embargo, no todas las anécdotas han sido amables para el candidato. En la céntrica calle Sierpes de Sevilla el paseo matutino transcurría sin sobresaltos, Moreno se paró a escuchar a un clarinetista que interpretaba My way de Frank Sinatra, y 50 metros después una señora mayor interrumpió las sonrisas. “¡El reparto del poder judicial no se entiende! ¿Por qué? ¿por qué? ¡Deme una explicación coherente! No se entiende, no se entiende. El PP va a perder muchos votos por esto último que ha hecho”. Marina Castro, votante del PP, asaltó al candidato y al exministro Juan Ignacio Zoido. Entre todas las felicitaciones, una de sus votantes hizo pasar un apuro a la comitiva electoral de los populares.

La indignación de Castro demostraba que la elección pactada entre el PSOE y el PP para elegir a los vocales del Consejo del Poder Judicial y a Manuel Marchena como presidente, días antes de que saltara por los aires con la renuncia del magistrado, cala en la ciudadanía. “El PP va a perder muchos votos por esto último que han hecho. No tiene explicación”, insistía Castro. El minuto y medio de bochorno con las cámaras grabando y los políticos en silencio y sonriendo solo acabó cuando la presidenta del PP sevillano, Virginia Pérez, se interpuso entre las cámaras y Zoido, Moreno y el candidato a la alcaldía, Beltrán Pérez, para dar por zanjado el monólogo con la promesa de que llamarían por la tarde a la votante para explicarle el pacto con el PSOE. Este miércoles, una semana después, sigue a la espera. "Sí, estoy algo defraudada pero en parte sabía que no me iban a llamar", relata.

Hace una semana, en el museo del azúcar de Rute (Córdoba) Moreno replicó a su oponente de Adelante Andalucía Teresa Rodríguez, que había lanzado un vídeo en las redes sociales asemejándose a la protagonista de la serie Juego de Tronos, Khaleesi. “Hemos sido durante mucho tiempo la guardia de la noche, pero las encuestas hablan de que nos hemos comprado por lo menos tres dragones”, dijo Rodríguez. Y Moreno entró al trapo horas después con otro vídeo: “Me han contado que una adversaria se ha comprado tres dragones, pero lo que no sabe esa candidata es que yo tengo la fuerza, la fuerza está conmigo”, decía mientras señalaba al personaje de Yoda —modelado con azúcar— de La Guerra de las Galaxias.

Casado eclipsa al candidato Moreno

El candidato del PP, Juan Manuel Moreno, recorrerá unos 8.000 kilómetros en estas dos semanas de campaña, el doble de lo que suele recorrer habitualmente para darse a conocer en las ocho provincias andaluzas. En ese empeño por acaparar minutos y protagonismo, su líder, Pablo Casado, ha eclipsado en ocasiones su figura con hasta ocho actos al día y una verborrea que le permite trufar varios temas en pocos minutos.

En el mitin de apertura de Algeciras, Casado habló durante 38 minutos mientras que Moreno apenas llegó a nueve. "Eso no debe pasar, hay que coordinarse para que nadie pise a nadie", admitían fuentes del partido días después en Sevilla.

El PP ha gastado 2,5 millones esta campaña. “Ya no hay grandes mítines, son demasiado caros”, precisan fuentes del partido. Los grandes actos son cuatro mítines: arranque en Málaga, Algeciras, Granada, y el cierre de campaña en Sevilla. El resto han sido todos pequeños actos en empresas representativas de las provincias que Moreno visita y círculos de empresarios y asociaciones.

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Sobre la firma

Javier Martín-Arroyo
Es redactor especializado en temas sociales (medio ambiente, educación y sanidad). Comenzó en EL PAÍS en 2006 como corresponsal en Marbella y Granada, y más tarde en Sevilla cubrió información de tribunales. Antes trabajó en Cadena Ser y en la promoción cinematográfica. Es licenciado en Periodismo por la Universidad de Sevilla y máster de EL PAÍS.

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