_
_
_
_

PP y Vox compiten por ser la voz de “la España que madruga”

Pablo Casado y Santiago Abascal se dirigen al mismo electorado, "la España de los balcones", con mensajes más parecidos según avanza la campaña andaluza

El presidente de Vox, Santiago Abascal, en un mitin de campaña en Málaga.Vídeo: Daniel Pérez (efe) | TWITTER: @vox_es
Natalia Junquera

“La España que madruga”, “la catedral —no mezquita— de Córdoba”, “el cortijo de Susana Díaz”, el “infierno fiscal” de Pedro Sánchez, el “amigo de los golpistas”… Son frases repetidas, con la sincronización de un estribillo, en los últimos mítines de campaña del PP y de Vox. Ambos recurren a una idéntica coletilla a la hora de presentarse —“sin complejos”— y apelan al mismo electorado en el mayor caladero del país: Andalucía.

Más información
“Debemos conectar con España de las banderas en los balcones” y otras frases de Pablo Casado

El pasado martes, en Córdoba, Vox hizo una nueva demostración de fuerza: reunió a cerca de un millar de personas en un mitin. No hizo falta repartir banderas de España. Los congregados las llevaban en las solapas, en las muñecas, en los cinturones, a modo de capa, de delantal… Representan un porcentaje aún por determinar —las urnas lo dirán— de esa “España de los balcones” a la que suele apelar el líder del PP, Pablo Casado o a la que madruga, un eslogan que ya usó Marine Le Pen, líder del Frente Nacional, en las presidenciales de Francia de 2012, y que previamente había usado el expresidente galo Nicolas Sarkozy. El público enloqueció cuando los representantes de Vox entraron al ritmo, a todo volumen, de Que viva España, de Manolo Escobar. Antes había sonado Miguel Ríos, Coque Malla y Hombres G.

Muchos de los asistentes del mitin de Vox no habían sido movilizados por una engrasada máquina electoral, como la que sí tiene el PP, sino por “la rabia y la rebeldía”, palabras muy repetidas en sus discursos. “No me he visto en otra igual. Hace año y medio nos reunimos en un bar en Córdoba. Éramos 12”, afirma Alejandro Hernández, candidato provincial. Entre el público había más jóvenes de los que suelen verse en los actos del PP y los representantes de Vox apelaron directamente “al 15-M”: esos jóvenes “rebeldes” a los que “traicionó el comunismo bolivariano” (en alusión a Podemos).

Hay mayoría de hombres. Otra de las ideas fuerza de su campaña es la guerra a lo que llaman “aquelarre de género”. Su programa propone derogar la ley contra la violencia machista y cerrar el Instituto de la Mujer. Su candidato a la Junta de Andalucía es el exjuez Francisco Serrano, que escribió un libro titulado precisamente así, La dictadura de género, contrario a la ley.

Estas son algunas de las similitudes y diferencias entre las campañas del PP y Vox:

Cataluña y el modelo de Estado. Tanto el PP como Vox hablan de “golpe de Estado” y presentan a Pedro Sánchez como un títere de los separatistas que ha cedido al chantaje y gobierna gracias a “los enemigos de España”. Casado comparó en un mitin las estrellas amarillas usadas por los nazis para señalar a los judíos con los lazos de los independentistas. Ambos partidos abogan por aplicar el 155 en Cataluña sin un plazo prefijado e ilegalizar a los partidos secesionistas.  Vox va más lejos, asegura que el autonómico es “un Estado fallido” y pide abolir las autonomías. Una de las diferencias con el PP es el perfil antisistema. Preguntado por la contradicción que supone proponer abolir las autonomías y presentarse a unas elecciones autonómicas, el secretario general, Javier Ortega, asegura: “Nosotros entendemos que tenemos que dar la batalla desde las instituciones. Vamos a la Junta de Andalucía para cerrar la Junta de Andalucía. Desde fuera no puedes cambiar las cosas”. El PP defiende el Estado autonómico, pero ha sugerido recuperar el control de algunas competencias, como la educación.

Inmigración. Ambos denuncian un supuesto efecto llamada de las políticas de Pedro Sánchez, hablan de unas fuerzas de seguridad desprotegidas y advierten de que quien venga tendrá que adaptarse “a las leyes y costumbres españolas”. Vox exige “reciprocidad religiosa con países islámicos”, y liga inmigración a delincuencia en sus discursos: “¿Vienen aquí a delinquir y les tenemos que disculpar? ¿Un inmigrante entra por el Estrecho y le dan la misma tarjeta sanitaria?”, proclamó Serrano. “Ponen en riesgo nuestro patrimonio histórico, cultural y religioso. Vamos a expulsar a los imanes fundamentalistas y a prohibir las mezquitas levantadas por países donde se practica el islam salafista”, declaró Santiago Abascal, líder de Vox el martes en Córdoba antes de llevarse un largo aplauso.

Gibraltar. “¡Un Gibraltar español! Somos los únicos que lo pedimos”, declaró Casado el mismo día que Vox grababa un vídeo ante el Peñón y decía: “España debe recuperar la soberanía de Gibraltar para que los españoles que viven aquí no sean rehenes del pirata Picardo”.

Memoria histórica. Vox suele incluir en sus mítines alabanzas a Isabel la Católica y de hecho, ha convocado un homenaje en Granada por el aniversario de su muerte (en 1504). Pero no es a ese periodo de la historia al que se refiere cuando más pasiones levanta entre su público. “El PP se ha sometido, se ha rendido, ha traicionado a su electorado al mantener la ley de memoria histórica”, afirma Abascal. “Y le vamos a cantar las cuarenta a Pablo Mezquitas [por Iglesias], al que tanto le gusta esa canción sangrienta, la Internacional”. Casado ha acusado a Sánchez de pretender dividir a los españoles con asuntos de hace 40 años y de ser “más duro con los muertos que con los vivos”, en alusión a Franco y el venezolano Nicolás Maduro.

Impuestos. Los dos prometen suprimir los impuestos de sucesiones y donaciones. Los dos han resumido las propuestas de Sánchez como “el infierno fiscal”.

Lo que dicen de sus rivales. Tanto el PP como Vox explotan el pacto de Ciudadanos con el PSOE en Andalucía. Casado les acusa de “dar respiración asistida” al Gobierno de Susana Díaz, y Abascal, de ser “la muleta del susanato”. Vox insiste en separarse del PP: “No somos como ellos. Esos que van dando lecciones de demócratas y cumplidores de la Constitución”. Casado, sin embargo, evita bajar al barro: los llama “la derecha nueva” para evitar extrema derecha y alabó a Abascal, exmiembro del PP, en público.

Aborto. Abascal y Casado proponen derogar la Ley Aído (de plazos). El Gobierno de Mariano Rajoy hizo un amago de cambiarla, pero finalmente la mantuvo. Esa decisión provocó la dimisión del entonces ministro de Justicia, Alberto Ruiz-Gallardón.

El partido de extrema derecha apela a los tradicionales apoyos de los populares: “Para las personas que todavía estén pensando en votar al PP, aun cuando les repulse tener que hacerlo”, se lee en una de sus octavillas. “La derecha ha abandonado sus principios y valores. El único voto útil es el de la conciencia”, dicen en sus mítines. Casado evita mencionarlos directamente, pero ha endurecido su discurso con los temas fuertes de la campaña del partido de extrema derecha y su telonero en Córdoba, Pepe Ortiz, invocó el voto útil contra las tres letras en su último mitin juntos: “Votar a Vox es tirar el voto a la basura”, dijo. Esta estrategia ha generado dudas en las filas populares, entre quienes temen que por intentar recuperar al votante de Vox, pierdan a los del centro.

La ayuda del jefe de campaña de Trump

Vox lleva en su programa la supresión de las subvenciones públicas que reciben los partidos políticos con representación parlamentaria en función de sus resultados. Como ellos aún no la tienen, no las perciben. Preguntados por qué harán en caso de entrar en las instituciones, el secretario general, Javier Ortega, afirma: "¿Si sacamos representación las vamos a cobrar? Sí, pero ese mismo día, presentaremos una proposición de ley para que los partidos dejen de cobrarlas". Ante la siguiente pregunta - esa propuesta no triunfaría sin mayoría suficiente- añade: " La cobraríamos porque lo que no podemos hacer es salir al ring con las manos atadas y los ojos vendados. No la queremos cobrar y cuando tengamos la mayoría para hacerlo será una de nuestras exigencias".

De momento, se financian con las aportaciones de afiliados (13.000) y simpatizantes. Su multitudinario acto en el palacio de Vistalegre les costó 93.000 euros que reunieron, aseguran, por crowdfunding.  Campaña aparte, su mayor gasto es el pago de las fianzas judiciales por la presentación de querellas, como una por la tesis de Pedro Sánchez, de 12.000 euros, o varias contra los independentistas catalanes.

Cuentan, además, con un grupo de padrinos que colaboran en especie, prestando su asesoramiento en distintas materias. Uno de ellos es Steve Bannon, ex jefe de campaña de Donald Trump. "Nos ofreció ayuda de manera gratuita, porque de otro modo nunca podríamos pagarlo, para orientarnos sobre estrategias. Por ejemplo, en Vistalegre nos ayudó con la escenografía. Dentro de sus ideas entra que en España haya un partido político que represente una oposición al globalismo,  el multiculturalismo, lo que Trump representa en EEUU.  Él ve una sintonía en el mensaje", afirma Ortega.

Vox dice contar, además, con el apoyo altruista de "exjueces del Tribunal Constitucional y del Supremo" que les ayudan en sus ofensivas jurídicas.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Sobre la firma

Natalia Junquera
Reportera de la sección de España desde 2006. Además de reportajes, realiza entrevistas y comenta las redes sociales en Anatomía de Twitter. Especialista en memoria histórica, ha escrito los libros 'Valientes' y 'Vidas Robadas', y la novela 'Recuérdame por qué te quiero'. También es coautora del libro 'Chapapote' sobre el hundimiento del Prestige.

Más información

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_