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A Canal Sur se le atraganta su trigésimo aniversario

Los trabajadores denuncian las carencias de la televisión andaluza, a falta de poco más de un mes para las elecciones

Javier Martín-Arroyo
Protesta de empleados de Canal Sur en los denominados miércoles negros, esta semana.
Protesta de empleados de Canal Sur en los denominados miércoles negros, esta semana.

Canal Sur cumple 30 años el próximo 28 de febrero, pero esa madurez le ha pasado factura, según coinciden los trabajadores y la cúpula de la televisión andaluza, que se queja del tijeretazo de 89 millones que sufre su presupuesto. Con los peores datos de audiencia de su historia (8,8% de cuota en septiembre), la televisión andaluza atraviesa serias dificultades para mantener sus ocho informativos provinciales. Los recortes afectan a una plantilla que cada semana, desde el 10 de octubre, se manifiesta en los bautizados como miércoles negros, tras la senda marcada por las movilizaciones en la RTVE y la Compañía de la Radio y Televisión de Galicia (CRTVG).

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“Te llevas la grabadora a la calle y se le caen los botones, estamos chapuceando continuamente. Hemos tenido hasta cuatro caídas del sistema en un mes. Volcamos las noticias en un servidor y de repente no funciona, somos artesanos. El capítulo de inversiones en una empresa tecnológica no da ni para comprar sillas. Nos da la sensación de que de aquí a cinco años no aguantamos”, se lamenta Rut Mingorance, presidenta del comité intercentros que representa a la plantilla. A pesar de estar en precampaña electoral ante la cita del 2 de diciembre, los sindicatos subrayan que sus movilizaciones exigen mantener la calidad y no están motivadas por la injerencia política en los informativos, como ha sucedido en Torrespaña y en la televisión gallega.

Tras los duros recortes de la crisis, los servicios públicos andaluces recuperan poco a poco el nivel de inversión previo a 2008, pero Canal Sur recibe de la Junta de Andalucía 162 millones al año, cuando hace una década su presupuesto era de 251 millones (con un 16,8% de audiencia, el doble de la actual). La televisión tiene 11 delegaciones (ocho capitales, Madrid, Jerez y Campo de Gibraltar), tres centros de producción y una plantilla de 1.445 trabajadores que ha menguado en 250 personas durante la última década porque no hay reposición de puestos, ni por jubilación ni por defunción de empleados. La media de edad de la plantilla está en 55 años, según los sindicatos.

“Es un horror, a veces se hace un informativo de 15 minutos con un presentador, un redactor y un cámara, así tiramos de carril permanentemente. Ayer mismo en Granada tuvieron un accidente grave, pero o iban a cubrirlo o hacían el informativo. Al final haces la información con los medios que tienes, que son ínfimos. Las cámaras se caen a cachos”, relata un redactor que pide el anonimato porque alega que el ambiente está “enrarecido”.

Joaquín Durán, subdirector general con atribuciones de máximo responsable desde hace cinco años de manera interina, admitió la precariedad de la plantilla hace tres semanas al comparecer en el Parlamento: “En los centros territoriales faltan claramente trabajadores de casi todas las categorías. Las dificultades son verdaderamente importantes para contratar y son enormes para sacar adelante las desconexiones [provinciales]”. Durán ha rechazado dar su versión a este diario sobre el estado actual de la cadena, bajo el argumento de que está en periodo preelectoral.

La dirección niega "la programación casposa"

El consejo de administración de la Radio Televisión Andaluza (RTVA), órgano que controla Canal Sur y dependiente del Parlamento, tiene limitado por ley su mandato a seis años y caducó en 2014. Desde entonces está prorrogado y hoy no representa la pluralidad parlamentaria, ya que tienen consejeros PSOE, PP e IU, pero están ausentes Podemos y Ciudadanos, partidos que desembarcaron en la Cámara autonómica en 2015. El consejo responde a la mayoría absoluta que disfrutaba el PSOE de Manuel Chaves en 2008. Uno de los 13 consejeros aclara bajo anonimato: “El consejo se renovará cuando se den dos escenarios: que el PSOE tenga una victoria contundente o que tenga una derrota contundente, ahora está muy cómodo con su mayoría absoluta”. Para romper el bloqueo sería necesaria una mayoría de tres quintos de la Cámara. El PSOE tiene 47 de 109 diputados.

Los debates internos suelen ser tibios, aunque suben de tono cuando se cuestiona la parrilla de verano y de invierno. “El argumento de Durán es que se hace lo mejor que se puede con los recortes. Y niega la programación casposa o folclórica (…) Y sin embargo, todo aquel que ve Canal Sur desde fuera de Andalucía se piensa que aquí estamos todo el día de romería o Semana Santa”, ironiza el consejero.

Hace un mes el pleno del Parlamento rechazó una proposición de ley de Podemos para elegir mediante concurso público de méritos al director de Canal Sur, cargo que ocupa Durán de manera interina desde hace casi cinco años. El mismo bloqueo político que afecta al consejo de RTVA lastra otros tres órganos dependientes de la Cámara andaluza que deberían haber sido renovados según la ley: el Defensor del Pueblo, la Cámara de Cuentas y el Consejo Audiovisual.

El vicepresidente de la Junta y responsable de la financiación de Canal Sur como consejero de Presidencia, Manuel Jiménez Barrios, asegura que el dinero para la televisión aumentaba en los Presupuestos para 2019, convertidos en papel mojado por el adelanto electoral, pero rechaza cuantificarlo. "Íbamos a subir el presupuesto para la renovación tecnológica, que hay que recuperarla. Todas las fuerzas políticas pecan de fariseismo, antes las críticas eran porque se le daba mucho dinero a Canal Sur", opina.

Otro redactor de una delegación provincial echa sal a la herida: “Tenemos que coger imágenes de Internet porque se dejan de cubrir cosas y el dilema entre un acto político y temas de todo tipo, se cumple la agenda política y el resto se deja”. En el Parlamento Durán echó balones fuera cuando un diputado del PP le interpelaba: “Se le llena a usted la boca hablando de los trabajadores. Es una pena que sus compañeros en Madrid y Valencia hicieran un ERE contra la mayoría de la plantilla de TeleMadrid y que cerraran Canal Nou y no escucharan a los trabajadores”.

Al margen de los problemas técnicos y de plantilla, Canal Sur mantiene una programación basada en programas de entretenimiento y música folclórica con estrellas como Juan Y Medio, Toñi Moreno y la tonadillera María del Monte. Juan Y Medio lleva 14 años al frente de tres programas (vespertino, nocturno y otro protagonizado a los niños). Los programas con contenidos culturales, de medio ambiente o ciencia como Tesis, Solidarios, Espacio Protegido o ConCiencia han sido relegados a Andalucía TV, un canal creado en 2015 y ahora con una audiencia que ronda el 0,2% y “deliberadamente silenciado y ocultado por la dirección”, según el Comité Intercentros, que reclama en paralelo “recuperar la programación de contenidos para la infancia y la juventud, que forme en valores, eduque y sea útil en el desarrollo de los andaluces”.

La denominada carta del servicio público de la RTVA que aprobó la Junta andaluza hace dos años aseguraba “un acceso universal a la información, la cultura, la educación y el entretenimiento audiovisual de calidad”. Sin embargo, los expertos alertan de que su deriva va en dirección contraria. Francisco Gallardo, crítico televisivo del grupo de diarios andaluces Joly, censura: “La programación nunca ha sido brillante o de servicio público. Es un perfil complaciente con las clases bajas. En 2012 eliminó Canal Sur 2 porque costaba 20 millones, pero tenía una programación alternativa. Y se perdió la ventana para los niños, que fidelizaba el vínculo con la cadena. Hoy la directiva está instalada en el cortoplacismo y la programación del prime time”, censura. Desde el ámbito académico, Inmaculada Gordillo, profesora titular de Comunicación Audiovisual de la Universidad de Sevilla, analiza: “Canal Sur no ofrece innovaciones narrativas y está dirigida a un tipo de programas de gente mayor. No interesa a otros sectores de población por factores económicos, de nicho y por incapacidad de llegar a otros sitios”.

Rodrigo Elías, profesor de la Universidad de Cádiz, escribió su tesis sobre el programa de Juan Y Medio La Tarde aquí y ahora, con testimonios de personas mayores de edad. “Les da visibilidad, les trata con respeto, aporta valores culturales aunque no lo parezca y se describen oficios antiguos y expresiones lingüísticas. Eso sí, también alimenta estereotipos de género y las presentadoras hacen de mujer florero”, reflexiona. Juan Y Medio responde: “Somos los pioneros en hacer caso a la tercera edad, el 30% de la población, con un protagonismo ínfimo (…) Y mi compañera para mí es Dios, ella se queda a menudo sola”. Hace un año el presentador le cortó la falda a su compañera en directo y no se detuvo hasta que le frenó un miembro del equipo del programa. La cadena pidió disculpas y anunció un curso de igualdad para todos los trabajadores paliar el episodio y su trascendencia mediática, que finalmente quedó en “unas jornadas a las que fueron citadas las productoras de la casa”, según informa la cadena. “Lo pasamos fatal y hoy me autocensuro al máximo”, alega el presentador.

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Sobre la firma

Javier Martín-Arroyo
Es redactor especializado en temas sociales (medio ambiente, educación y sanidad). Comenzó en EL PAÍS en 2006 como corresponsal en Marbella y Granada, y más tarde en Sevilla cubrió información de tribunales. Antes trabajó en Cadena Ser y en la promoción cinematográfica. Es licenciado en Periodismo por la Universidad de Sevilla y máster de EL PAÍS.

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