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“Nunca he visto una tesis con plagio”

Catedráticos y profesores defienden la seriedad de los tribunales de doctorado en la Universidad española

Fernando J. Pérez

Profesores y catedráticos universitarios consultados por EL PAÍS resaltan que es absolutamente infrecuente que una tesis doctoral contenga plagios, entendiendo por tales la incorporación de ideas y textos de otros autores, de manera textual, sin citar o referenciar debidamente su procedencia. “He escrito una tesis, he dirigido ocho y he estado en más de 50 tribunales en 20 universidades, nunca, repito, nunca he tenido una tesis con plagio”, afirma Roberto Blanco, catedrático de Derecho Constitucional de la Universidad de Santiago. “La tesis tiene varias fases y todas son públicas, es una cosa muy seria”, afirma Damián Ruiz Sinoga, catedrático de Geografía en Málaga. Pese a lo que puede parecer desde fuera, no todas las tesis acaban con un sobresaliente cum laude para el doctorando.

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El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, sí obtuvo la máxima calificación con su tesis sobre diplomacia económica, defendida en noviembre de 2012. Este documento, que se mantuvo casi en secreto en la biblioteca de la Universidad Camilo José Cela, será digitalizado y publicado, después de que el diario Abc le acusara de haber plagiado varios pasajes.

“En el mundo científico, si tú copias y no citas y lo haces pasar por tuyo, eso es motivo para invalidar tu trabajo. Si alguien publica en una revista algo plagiado en una parte sustancial, la norma es que se retire”, señala un profesor de la Universidad de Alcalá. Este docente e investigador, que habla bajo promesa de anonimato, observa que el plagio en tesis es algo rarísimo, pero que las universidades tampoco están debidamente preparadas para hacer frente a estos fenómenos de inmoralidad académica. “Hasta ahora se ha confiado en la buena voluntad, y si se daba un caso cada 20 años se trataba de manera discreta, quizá por corporativismo, tal vez el caso de los políticos haga que se reaccione”, afirma.

Una cuestión distinta es que el doctorando, especialmente en carreras científicas y técnicas donde las innovaciones son más rápidas que en Derecho o Humanidades, incorpore a su tesis doctoral artículos publicados previamente en revistas de impacto y lo haga saber dándole un hilo conductor en su estudio doctoral. “Los resultados de las investigaciones muchas veces no los puedes guardar hasta terminar la tesis, porque igual llega otro investigador y te pisa el resultado, pero no citarse a uno mismo en la tesis es raro, no se me ocurre razón para no hacerlo. Meter tus trabajos ya publicados sin reconocerlo para que parezca material nuevo es saber muy poco de tesis”, señala el profesor de Alcalá.

Prestigio académico

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En la formación de tercer ciclo, la que lleva a obtener el título de doctor tras la licenciatura, tanto el estudiante como su director de tesis se juegan su prestigio académico. “Si un director es razonable no permite que una tesis se lea si no está en condiciones, es muy desagradable que tus colegas digan que una tesis no es válida”, afirma el catedrático gallego Blanco.

Existe una tendencia a sospechar que los tribunales de tesis están formados por doctores amigos del profesor que dirige al doctorando en su investigación. El malagueño Ruiz Sinoga explica que los tribunales deben estar formados por gente afín a la temática de la tesis, para lo que se exigen al menos uno de los dos requisitos siguientes: que el profesor tenga una serie de publicaciones en revistas de impacto internacional sobre esa materia específica en los seis años anteriores o que tenga acreditado al menos un sexenio de investigación en ese ámbito.

Ruiz Sinoga recuerda que la tesis debe depositarse y quedar a disposición de quien quiera consultarla antes de su defensa. Ese día, en un acto público, el doctorando expone su investigación durante una hora ante los cinco miembros del tribunal –tres de ellos de universidades ajenas a la del examinando– que pueden hacerle preguntas. Al acabar este interrogatorio, el presidente permite a los doctores que estén en la sala como público que hagan sus observaciones y preguntas. Acabado el acto, el tribunal se retira a deliberar y debatir la calificación. El ansiado cum laude solo se obtiene con la unanimidad de los cinco miembros, que entregan su nota en un sobre cerrado y anónimo.

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Sobre la firma

Fernando J. Pérez
Es redactor y editor en la sección de España, con especialización en tribunales. Desde 2006 trabaja en EL PAÍS, primero en la delegación de Málaga y, desde 2013, en la redacción central. Es licenciado en Traducción y en Comunicación Audiovisual, y Máster de Periodismo de EL PAÍS.

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