El día que soñó Máximo hace 24 años
"Las ministras de Aerobic de todo el mundo quieren ser ministras de Marina de Guerra", proclamó una viñeta del dibujante en El País en 1994
Máximo, fino, elegante y metafísico dibujante de El País, fallecido en 2014, lo dijo hace un montón de años. En una de sus viñetas aparecían unas mujeres sentadas en una mesa oficial, con sus estilográficas y sus banderas, bajo un lema: “Las ministras de Cultura, Sanidad, Educación, Asuntos Sociales y Aerobic de todo el mundo quieren ser ministras de Asuntos Exteriores, Interior, Economía, Industria y Marina de Guerra”. Si se preguntan cuándo se publicó fue el 1 de marzo de 1994, hace 24 años.
Máximo formuló esa idea como provocación, deseo o utopía, con un toque de humor que entonces podía llegar a resultar rompedor, porque a muchos no se les habría ocurrido, o incluso de efecto contrario involuntario, por lo que podía tener en otros de sonrisa condescendiente. Pero ese era el clima y la sensación del momento: a las mujeres les daban los ministerios que, por una regla no escrita, tenían una especie de corte femenino tradicional, por lo que implicaban de ejercer cuidados, ocuparse de niños o enfermos, o el entretenimiento y las aficiones de tiempo libre. Cosas menores, nada grave ni circunspecto, ni aparentemente complicado, para lo que no bastaba una vocación o el eterno femenino, sino que se requerían unos estudios serios, una condición de índole superior. Habia que manejar el dinero, la policía, los jueces, las fábricas o los tanques, no fastidiemos. El tono de la enumeración de Máximo lo daban las últimas carteras inventadas de cada frase: el Aerobic frente la Marina de Guerra. Y había otras palabras importantes, aún pendientes: lo proclamaban las ministras "de todo el mundo".
Lo curioso es que España era entonces un país que ya se creía muy moderno, y seguramente lo era, después de los Juegos Olímpicos y la Expo de 1992, tras ocho años en la Unión Europea. El titular de portada de El País del día siguiente era “Nace la Europa de los 15”, con Austria, Suecia y Finlandia. Otro titular llamativo: “Defensa quiere endurecer la ley para frenar la objeción de conciencia”. El 1 de marzo, el día de la viñeta de Máximo, el periódico contaba que la OTAN había derribado cuatro aviones serbios en Bosnia, tres policías argelinos habían secuestrado un avión con 127 pasajeros en Alicante y "Los jueces deniegan la eutanasia al parapléjico gallego", que era Ramón Sampedro. Los números uno de Los 40 Principales de esas semanas eran Sergio Dalma, Willy DeVille, Texas y New Kids on the Block. En el cine triunfaron ese año Pulp Fiction, Forrest Gump, El Rey León y Cuatro bodas y un funeral.
Máximo lo dijo, en realidad, cuando España había marcado su récord de mujeres en un Ejecutivo, el cuarto y último gabinete de Felipe González. Pero siempre un poco en esa línea del aerobic. Lo cierto, pese a lo que pueda engañar el recuerdo, es que el Gobierno del cambio del PSOE de 1982 no tenía ni una sola mujer. El anterior, de Leopoldo Calvo Sotelo, sí, Soledad Becerril, y había sido la primera mujer ministra desde la Segunda República. En los Ejecutivos socialistas de los años siguientes apareció ya una mujer fija en la cartera de Asuntos Sociales. También se incorporó una portavoz, Rosa Conde, un primer gesto.
En 1993 se llegó a tres presencias femeninas: Carmen Alborch, en Cultura; Cristina Alberdi, en Asuntos Sociales; y Sanidad y Consumo, Ángeles Amador. El portavoz era Alfredo Pérez Rubalcaba. Casualidad: estaba ya Josep Borrell, como ahora, pero en Obras Públicas, Transportes y Medio Ambiente. Sí, el Medio Ambiente también era en aquellos años una cosa como de adorno. Con el primer Ejecutivo de Aznar, en 1996, las mujeres llegaron a cuatro, y una por fin en ministerio solemne, Margarita Mariscal de Gante, en Justicia.
Ahora habrá en España ministras de Economía, Hacienda, Industria, Defensa, Justicia y otras hasta 11 de 17. Lo del astronauta era más difícil de profetizar. Antes de que fuera realidad ese Gobierno con mayoría de mujeres ha tenido tiempo de ir al espacio y volver, y aterriza en un Gobierno que hace unos años era marciano. Pedro Duque ha recibido su nombramiento con una viñeta de Forges. Algunos todo lo dijeron antes y dejaron frases para todas las ocasiones. Allá donde estén, o mejor dicho, donde están, Forges y Máximo estarán riéndose juntos.
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