Los exministros de Rajoy, en ‘shock’, buscan nuevo destino
Todo el equipo más próximo a Rajoy está formado por altos funcionarios o diputados que anhelan ahora recuperar sus vidas
Los altos cargos del Gobierno, ministros y secretarios de Estado que proceden fundamentalmente de puestos de primer nivel de la Administración, por haber superado las oposiciones de élite, disponen de lo que se conoce como una "mochila", que es un puesto adecuado a su nivel que se les libera en cuanto vuelven a trabajar para el Estado. La mayoría son, además, diputados, es decir, políticos con sueldo fijo. Esa mochila es su seguro de vida profesional, pero lo que se plantean ahora, aún en estado de shock, es volver a vivir.
En el Gobierno de Mariano Rajoy tienen su mochila reservada en teoría el propio expresidente (registrador), la vicepresidenta y ministra de Defensa, Soraya Sáenz de Santamaría y Dolores de Cospedal (abogadas del Estado), el diplomático Alfonso Dastis, el letrado Íñigo Méndez de Vigo, o los economistas del Estado, Ramón Escolano y Álvaro Nadal. El titular de Interior, José Ignacio Zoido, es juez. Rafael Catalá es del Cuerpo Superior de Administradores Civiles del Estado (TAC).
La mayoría de los exministros son, también, diputados del PP, por lo que de momento rescatarán ese escaño y salario del Congreso. Todos menos tres que no fueron en las últimas listas: Román Escolano, Alfonso Dastis e Íñigo de la Serna. Los dos primeros sí son funcionarios y podrían ejercer sus derechos de excedencia.
Pero la primera gran obsesión de todos los exministros de Rajoy consultados, sin embargo, no tiene que ver tanto con cómo encarrilar ahora su futuro profesional como su propia vida particular. "¡Quiero vivir!", resuella uno de los afectados. Otro compañero del mismo gabinete explica un poco más ese anhelo: "Hemos vivido unos años muy intensamente y ahora queremos ser dueños de nuestro tiempo". Un tercer implicado añade otro factor familiar a tener en cuenta: "Me falta perspectiva para saber cómo me va a afectar aún todo lo que ha pasado, ha sido todo muy rápido y sí, quiero vivir, pero sobre todo recuperar a mi entorno". Han pasado en unas horas de no poder pensar ni programar las vacaciones desde hace varios lustros a decir que quieren tomarse unos meses para resetear sus vidas.
El cambio en sus rutinas y hábitos diarios de funcionamiento ha sido tan drástico que algunos están especialmente preocupados por cómo les afectará en casa. La vicepresidenta comentaba informalmente el viernes, al término de la moción de censura, que su mayor preocupación había sido llegar a su domicilio para explicarle a su hijo de seis años lo que había pasado antes de que se enterara por otros medios. El niño comprendió que la madre podría tener a partir de ahora más tiempo, pero por si acaso le ofreció también sus ahorros.
Soraya Sáenz de Santamaría, hasta ahora considerada la mujer más poderosa de España y aspirante a suceder a Rajoy en el futuro, se mostró ante el corrillo de periodistas sincera y comprensiva con la consecuencia democrática de la pérdida del poder por la moción, y a los pocos segundos se tropezó con el dirigente de Podemos, Juan Carlos Monedero, que la asaltó en el patio del Congreso para espetarle que se alegraba de la caída del Gobierno, y con un abucheo generalizado de los curiosos que se agolpaban ante las puertas del edificio, que minutos antes habían vitoreado a la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau.
Santamaría está al menos en las especulaciones para volver en esta etapa compleja a la plataforma de portavoz en el Congreso, que abandonó en 2011, cuando el PP ganó. Y podría ser candidata a algo en Madrid (no quiere). Las candidaturas municipales, autonómicas y europeas de mayo de 2019 serán ahora un escaparate muy codiciado. Para algunos. Esas listas pensaban empezar a esbozarse tras el verano, luego se retrasaron a otoño y ahora están aún más en el alero, porque serán una prueba muy fidedigna de cómo se ha encajado todo lo vivido.
Cospedal, que no quería repetir como candidata en Castilla-La Mancha, ha sido situada para encabezar la papeleta europea, pero a ese puesto pujan Dastis, o Isabel García Tejerina (a la que se ubica en cargos para Castilla y León o Valladolid). No está interesado Méndez de Vigo, que tampoco ha mostrado ninguna gana de ser incluido en Madrid.
El caso único del 'parado' Íñigo de la Serna
El caso de Íñigo de la Serna, ingeniero de caminos de 47 años, es único. El exministro de Fomento ni es diputado ni funcionario. Durante dos años tendrá, por ley, numerosas incompatibilidades para trabajar en un sector muy relacionado con su profesión. Eso sí, disfrutará del 80% de su sueldo para ese periodo.
Ante este giro inesperado que le ha propinado la política, se plantea la oportunidad de revisar con tranquilidad toda su vida. Desde que en 1999 asumió el cargo de asesor de un consejero en Cantabria, los demás destinos (tres mandatos de alcalde de Santander) llegaron sin transición ni semanas de asueto.
Habrá presiones, pero no quiere ni pensar todavía en ser candidato autonómico en Cantabria. Quiere ocuparse ahora de su pareja, enfermera, que pidió un traslado a la Cruz Roja en Madrid; de buscar un lugar para vivir (tuvo que dejar la casa oficial este fin de semana), y de sus dos hijos, de 15 y 16 años.
Y de la compra: el viernes por la tarde (aún en funciones) fue visto en el súper de El Corte Inglés de la Castellana con la cesta llena.
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