Detenida una mujer por asesinar al hijo de acogida de su novio en Elda
La policía sospecha que asfixió al pequeño Dominique y simuló luego un asalto en la vivienda
La policía ha detenido este jueves a la novia del padre de acogida de Dominique, el niño de ocho años fallecido el pasado 30 de agosto en su vivienda de Elda (Alicante). Los investigadores han concluido que Alejandra G.P. asfixió al menor y simuló después un asalto en la vivienda por parte de dos desconocidos, según la información recabada por EL PAÍS de fuentes próximas a la investigación. El caso reviste bastantes similitudes con el del niño almeriense Gabriel Cruz, asesinado supuestamente por Ana Julia Quezada, la compañera sentimental de su padre.
El grupo de Homicidios de la Policía Nacional de Alicante ha llegado a la conclusión de que solo ella pudo ser la autora de la muerte tras nueve meses de pesquisas protegidas por el secreto sumarial. La detenida, a la que se atribuye inicialmente un delito de asesinato y otro de simulación de delito, será interrogada en comisaría y pasará después a disposición judicial.
Los investigadores sospechan que Alejandra G.P., a la que describen como una persona fría y manipuladora, mató al menor porque suponía un estorbo para su relación sentimental con Daniel Faus, entrenador de un club de atletismo local, con el que ha tenido recientemente un bebé. La detención se ha producido sobre las 9.30 horas y los agentes tienen previsto realizar varios registros domiciliarios.
Dominique nunca tuvo una vida fácil. Nacido en el seno de una familia desestructurada, aquejado de diversas patologías desde su nacimiento, los servicios sociales le declararon en desamparo y la Generalitat asumió su tutela. Pasado un tiempo, fue dado en acogida a una pareja compuesta por Faus y Penélope Martínez, que se separaron en 2016. En el momento de su muerte, Penélope Martínez tenía asignado el acogimiento permanente del niño y su excompañero sentimental tenía derecho a un régimen de visitas.
El pequeño falleció el último miércoles del pasado mes de agosto en extrañas circunstancias. La nueva compañera sentimental del padre de acogida aseguró entonces que dos individuos con cascos de motorista habían irrumpido al atardecer en el hogar familiar. Según su versión, que mantuvo en diversas comparecencias en comisaría, los asaltantes los abordaron en la escalera del edificio y los introdujeron a la fuerza en casa. Alejandra G.P., que padece una discapacidad auditiva, declaró que los asaltantes la habían maniatado y habían abusado sexualmente de ella manoseando varias partes de su cuerpo para huir a continuación.
Ese relato ofrecía infinidad de cabos sueltos e incurría en sustanciales contradicciones. El suceso llegó a disparar multitud de rumores en esta población industrial enclavada en el curso medio del río Vinalopó. La policía no tardó en focalizar la investigación en la propia sospechosa. Los agentes descartaron que el crimen respondiera a un ajuste de cuentas contra un excompañero sentimental de la sospechosa, pese a que así lo llegó a insinuar ella misma en los interrogatorios.
Aunque ese hombre, con el que ella tiene un hijo de corta edad, llegó a ser investigado en una ocasión por tráfico de estupefacientes en Murcia, nunca fue acusado formalmente de ello y carecía de antecedentes penales. De hecho, había rehecho su vida, tenía una nueva familia y no había por tanto motivo alguno para que alguien quisiera vengarse ahora de él, menos aún en la persona de una exnovia con la que apenas mantenía ya contacto.
Los agentes tampoco encontraron ningún testigo que viera salir del domicilio a dos hombres con cascos entre las ocho y las nueve de la noche de ese 30 de agosto, aunque numerosos viandantes transitaban en esos momentos por la calle Don Quijote, en pleno centro de la ciudad. Tampoco hallaron imágenes que respaldaran esa versión tras analizar varias videocámaras de vigilancia instaladas en las proximidades.
Fue una vecina quien da la voz de alarma, tras escuchar un grito procedente de la vivienda de Daniel Faus, que se encontraba a esas horas trabajando. La mujer se asomó a la puerta del piso, que estaba entreabierta, y halló a la ahora arrestada inmovilizada en una silla, maniatada y con una bolsa en la cabeza. Los investigadores creen que la sospechosa montó la escena para proporcionarse una coartada, según las fuentes consultadas.
Los intentos por reanimar al pequeño fueron inútiles. La parada cardiorrespiratoria que había sufrido era irreversible. La novia de su padre también llegó a ser atendida por los médicos por contusiones leves y el supuesto estrés postraumático derivado del suceso.
Una vez descartado el posible ajuste de cuentas, la policía exploró otras alternativas. Los agentes sabían que no estaban ante un robo, dado el nivel económico de los padres de acogida del menor y una vez constatado que en el piso no faltaban objetos de valor. Tampoco encajaba el móvil de una agresión sexual que no llegó a ser consumada y contra una víctima elegida al azar. Los especialistas de Homicidios de la comisaría provincial han determinado ahora que solo Alejandra pudo cometer el crimen.
Dominique tenía serios problemas congénitos de salud, era discapacitado y sufría una posible epilepsia. La autopsia practicada al menor no fue concluyente, pero los análisis forenses y de ADN realizados con posterioridad han reforzado la tesis incriminatoria y han llevado a la policía a concluir que ésta le causó la muerte por estrangulamiento con una camiseta.
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