Cospedal dice que la valoración sobre Rajoy de la sentencia de Gürtel es “muy tendenciosa” y niega los sobresueldos
En una comparecencia muy tensa, amenaza con una querella al portavoz del PSOE si reitera que ha mentido sobre la caja B
María Dolores de Cospedal, secretaria general del PP desde 2008, ha llegado al Congreso esta mañana con Rafael Hernando, los dos muy sonrientes, con esa cara que se suele poner en el PP en las situaciones más angustiosas de que esto es lo más normal del mundo. Y la verdad es que desde hace tiempo es lo rutinario, vivir en un melodrama. En este caso, ser interrogada a los pocos días de la sentencia de Gürtel. “Vengo con mucha tranquilidad porque es mi obligación y mi deber”, dijo. Luego Hernando se largó. En las sillas del PP quedaron tres. Es curioso: con Cristina Cifuentes, justo el día antes de que estallara el escándalo del máster, en la sala estaba medio partido, y aplaudiendo. Hoy, pocos días después de la sentencia Gürtel, desbandada general. A Cospedal siempre la han dejado sola para partirse la cara. Deben de pensar que ya tiene tablas. La toman por la ministra de Defensa, pero del propio partido. A los quince minutos se deslizó silenciosamente en las sillas del PP Fernando Martínez Maíllo, coordinador general, como quien llega de incógnito al segundo toro. Luego se fue de la misma manera, se quedó sentado en la última fila.
Artemi Rallo, del PSOE, abrió el fuego y quiso saber, lo primero, su opinión sobre la sentencia. “No le doy esa importancia nuclear que le da usted”, respondió Cospedal, y negó todo, y que van a recurrir. El diputado socialista replicó que era “un patético intento de devaluar una sentencia de 341 años de prisión”. Acusó: “A usted que le gusta en actos religiosos llevar mantilla, podría tener en cuenta las tres reglas sagradas del catecismo en materia de superación de los pecados: reconocimiento de culpa, acto de contrición y cumplir la penitencia”. Cospedal le miraba de través y tomaba apuntes. En realidad habló poco, fue Rallo quien le echó un sermón: “Usted miente, está mintiendo en esta comisión, Rajoy ha mentido (…) Esto no lo digo yo, lo dicen los jueces”. Cospedal le miraba con un rostro pétreo, pero había una señal de alerta máxima: parpadeaba muy rápido, casi cada segundo. El momento culminante llegó enseguida: “Tiene la obligación de decir la verdad en esta comisión. ¿Recibió usted sobresueldos del PP?”. Pasaron unos segundos eternos mientras ella cogía unos papeles. “Yo no miento”, contestó, y desató el contraataque: “¿Me está acusando de falso testimonio? Supongo que está usted protegido por su inmunidad, pero si sale y lo repite ante la prensa le pondré inmediatamente una querella. Porque es una acusación muy grave. Le pido, por favor, que lo reitere fuera”.
Fue un momento serio pero bastante macarra, de 'eso no me lo dices en la calle'. Y ella sin despeinarse. Es que no veía la hora: “Por favor, quiero que lo repita. Yo quiero poderme querellar contra su señoría”. E insistía: “Por favor, se lo pido”. Dio la vuelta a la comisión: de esperar a ver lo que decía ella por el pasado, a ver lo que se atrevía a decir la oposición a la salida. Parecía que eran los demás los que comparecían ante ella. De paso le sacudió también a los jueces, por usar un argumento “muy poco jurídico y muy tendencioso, con todo el respeto y toda mi disconformidad”, para decir que Rajoy tiene poca credibilidad, a saber: simplemente “que si dice lo contrario era malo para él”. “Aunque lo diga un juez en un argumento. ¿Es que los jueces son infalibles, señoría?”, preguntó luego. Añadió además que estas consideraciones del tribunal sobre el presidente del Gobierno son un tema “irrelevante” en la sentencia. Posteriormente, a preguntas de Txema Guijarro, de Unidos Podemos, sobre si le parecía normal que un tribunal desacredite la declaración de un presidente del Gobierno y no dimita, fue aún más allá: "Señoría, a mí lo que no me parece normal es que en una sentencia se utilice un argumento de carácter plenamente subjetivo, para fallar sobre un asunto que no está directamente relacionado con eso, y perjudicar a unas personas en concreto (…) No me parece normal que en una sentencia se utilice un argumento subjetivo para descalificar la prueba testifical de uno de los testigos porque sea el presidente del Gobierno, cuando no tiene nada que ver con el fallo de la sentencia, eso no me parece normal, se lo digo así de claro (…) No me parece normal que en un país democrático pueda pasar eso en una sentencia".
Luego ya contestó la pregunta de los sobresueldos: “Es falso que yo recibiera nada. Será una contabilidad de este señor. Es la contabilidad de Bárcenas, no del Partido Popular”. Recordó que a Bárcenas le ganó una demanda civil por atentar contra su honor, “algo que es muy difícil en este país”. “Los papeles no son verdad, porque no lo son en relación a mi persona”, concluyó. Por último, Rallo le preguntó por el famoso finiquito en diferido, 200.000 euros anuales entre 2010 y 2013, tras ser despedido: aseguró que “tres tribunales dicen que se terminó la relación laboral con Bárcenas”. “Es perfectamente habitual en las empresas”, alegó. Es más, puso como ejemplo, mismamente, a los secretarios de Estado, que tienen derecho a una indemnización posterior. Debe reconocérsele que es de las pocas del PP que se atreve a arrearle a Bárcenas, no a desearle que sea fuerte: “Va cambiando de criterio, porque miente mucho”.
Negación de la caja B y la destrucción de discos duros
Cospedal negó la mayor, evidentemente: "No ha habido caja B en el PP. Otra cosa es que fuera la caja B de algunos, no del Partido Popular. No acredita la caja B del PP, si acaso de otra persona. ¡No son hechos probados! Son argumentos que se dan y no son hechos contrastados". Es más, con el portavoz de Unidos Podemos, Txema Guijarro, comparó el fallo de Gürtel con la sentencia de la Manada, sin citarla directamente: "Ha habido recientemente una sentencia muy famosa, y su partido puso el grito en el cielo: ¿todos los hechos están contrastados? Se puede recurrir".
Del mismo modo, le pareció "absolutamente normal" la destrucción de los discos duros de Bárcenas en el PP. "Al igual que ocurre en todas las empresas, el informático del partido hizo el procedimiento de todas las empresas, no sé si reseteó o, como se dice, lo hizo para que lo pudieran usar otras personas. Pero Bárcenas ya había dicho ante el juez que había retirado sus discos duros. Un juez dijo que eran nuestros. Estuvieron allí los ordenadores cuatro años y nadie los pidió. Y es cuando el abogado de Bárcenas los pide cuando el juez Ruz los pide. Son cosas de Bárcenas, un montaje para perjudicar al Partido Popular". Guijarro le increpó: "¿Quiere hacer pasar por normal que se formateen 35 veces y se destruyan a martillazos, con esta práctica tan bestia? Bastaba dar un botón". Cospedal ha replicado que es "falso" que los ordenadores se destruyeran a martillazos: "Lo dijo alguien del partido socialista".
Otro de los muchos frentes que le esperaban a Cospedal era el de un apunte de Bárcenas en el que aparece “López H”, que Álvaro Pérez, El Bigotes, identificó en la misma comisión como marido de la ministra. “López H no es mi marido”, replicó. “¿Cómo?”, preguntó Guijarro. “¡Es que López H hay muchos!”. Luego ya se explicó: “López del Hierro es mi marido efectivamente, y me alegro de que así sea, pero es muy posterior. De persona relacionada con el PP, nada”.
Toni Cantó, de Ciudadanos, le planteó directamente si no le incomodaba que la sentencia de Gürtel hable del PP como “una empresa criminal conjunta”. “Eso lo dice de una persona, no de mi partido”, contestó ella. “Niego que fuera orquestado por el PP y en beneficio del PP”. Como pasa en casi todas las comparecencias, Cospedal recordó con retintín a Cantó que es actor, como si le quitara puntos. Entonces él le preguntó si como secretaria general del PP durante 20 años y abogada del Estado, había hecho algo para atajar la corrupción en el partido: “Le pido un ejemplo, uno solo, de colaboración con la Justicia”. “¿Qué hice? Puse denuncias, a Bárcenas y a los periódicos que lo publicaron”, contestó en referencia a los papeles del extesorero publicados por EL PAÍS.
Cantó le sugirió que al menos pidiera perdón, pero también a eso la ministra se resistió bastante, con el argumento de que son hechos de hace muchos años y que en su momento ya lo hicieron: “El señor Rajoy ha pedido perdón en dos ocasiones, en el Congreso y el Senado. Y yo misma lo hecho, por personas cercanas a nuestra formación política y algunas de nuestra formación, que se han comportado de forma execrable. Ya hemos pedido perdón muchas veces. (…) Hoy también volvería a pedir perdón, pero no quiere decir que esos hechos se hayan cometido ahora”. Dijo varias veces que esto de Gürtel tiene ahora "una apariencia de actualidad", pero que ya se depuraron responsabilidades en su momento y, además, una mayoría de españoles luego les respaldó con su voto.
La intervención de Rufián
Parecía todo visto, pero entonces fue el turno de Gabriel Rufián, de ERC. Su afán de convertir cada intervención en un diálogo de cine negro, teniendo delante al mejor guardaespaldas del PP, hacía presagiar grandes momentos. Si pudiera y el tiempo acompañara, Rufián iría al Congreso con gabardina y fumando:
-¿Se avergüenza de algo?
-De este tema que estamos hablando aquí no.
-¿Quién es M. Rajoy? ¿Cree que es Mariano Rajoy?
-Yo no admito la credibilidad de esos apuntes.
El diálogo al final derivó más bien en uno de los hermanos Marx, a la altura de la parte contratante de la primera parte o la indemnización en diferido en partes de lo que era una simulación. Cospedal dijo que Gürtel no era una trama del PP, “son personas que hacen cosas”. “Los catalanes también hacemos cosas”, replicó Rufián. Al final los dos ya se reían. Hasta que a Cospedal se le escapó que ERC también había robado, pero no supo decir cuándo. “Está mintiendo. Hasta que no diga un solo caso de corrupción de mi partido no sigo”, advirtió Rufián. “Bueno, pues no siga su señoría”. Y se hizo el silencio en la sala. “Pues no sé qué hacer”, intervino el presidente de la comisión, el canario Pedro Quevedo. Risas. “Si tiene arrestos, si tiene agallas, salga afuera y repítalo”, le respondió Rufián, para devolverle la amenaza de querella al PSOE. Y luego vuelta a empezar, en un tobogán de tensión y chascarrillos.
A preguntas de Oskar Matute, portavoz de EH Bildu, María Dolores de Cospedal hizo la declaración definitiva de inocencia: "Sí, sigo poniendo la mano en el fuego por el Partido Popular".
El turno final en esta comisión siempre es del PP, y como en otras ocasiones fue una solitaria declaración de incomprensión mundial, sin preguntas. Esta vez le tocó a Beatriz Escudero, que definió la comisión de “farsa” y de “machistas” a los portavoces de la oposición, aunque no quedó claro por qué, en principio por preguntarle a Cospedal por su marido. Explicó que en la sala no había casi nadie del PP porque hubo una comunicación del partido “en la que nos pedían que no asistiera nadie para velar por la rigurosidad”, aunque aseguró que llegaban muchas cartas de gente que quería ir. Afirmó que se ha mentido sobre la sentencia, porque “no habla de falso testimonio”. “Solo les falta decir: ¡que les corten la cabeza a los del PP!. Yo me he sentido así. ¡Por ser del PP no tenemos derecho a recurrir a una sentencia! Esto parece una caza de brujas”. Dijo que es normal lo de los discos duros: “Solo se resetearon, como se hace en el Congreso cuando dejamos nuestros despachos”. “Y el despido en diferido, pues igual. Cuando nos vayamos, nos darán un salario por año trabajado. Todos tendremos un despido en diferido”. “Ojalá”, se oyó una vocecita entre los periodistas de la sala.
La portavoz popular terminó así: “Señora Cospedal, la felicito por su trabajo, por su honestidad, por su valentía, por su responsabilidad, y por todo lo que está haciendo por este partido y por España”. Para concluir, tomó la palabra la ministra, y la cosa acabó en mítin, echándole la bronca a la oposición, con ligerísimos y fugaces toques de autocrítica. Insistió en el concepto de irrealidad temporal, porque el caso Gürtel es de hace años “pero en los tribunales se está sustanciando ahora, y genera una ilusión de actualidad que no es real”. Leyó textualmente las disculpas que Rajoy pidió en su día en el Congreso, y añadió: “Pero otros partidos nunca lo han hecho, por asuntos más graves” que, según insinuó, “afectaron a estructuras del Gobierno”. “Nosotros claro que lo hicimos, claro que hubo ocasiones en que nos hemos equivocado, por no tomar decisiones en el momento adecuado, y consecuencias las hubo”. Así llegó al argumento de las urnas: “Aun así hemos ganado las elecciones. ¿Por qué? Porque los españoles entendieron que habíamos asumido nuestra responsabilidad”. Autoabsolución final: “Y cada vez que el PP ha gobernado le ha ido bien a España”.
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