El ex de los GAL acusado de yihadismo: “Prefiero morirme de golpe, pero nada de inmolarme”
La Audiencia Nacional juzga a Daniel Fernández Aceña por adoctrinamiento y exaltación terrorista
Daniel Fernández Aceña, de 58 años, ha negado este lunes en la Audiencia Nacional la acusación que pesa sobre él por adoctrinamiento y exaltación terrorista. Este exmiembro de los GAL —convertido al yihadismo en los últimos años, según la fiscalía y la Guardia Civil— ha minimizado las presuntas pruebas aportadas en la causa. Como las 101 imágenes de muyahidines chechenos que subió a la red social Badoo; el logo de Al Andalus, la productora de Al Qaeda en el Magreb Islámico, que se puso como avatar en Facebook; el pendrive de ocho gigabytes con 158.170 archivos con fotografías de grupos yihadistas que la policía encontró en su casa de Segovia; o su declaración de intenciones de inmolarse en un autobús cuando le proporcionaran explosivos. "Yo prefiero morirme de golpe, pero nada de inmolarme", ha respondido al fiscal, que ante las excusas del procesado ha llegado a afirmar: "Sigamos con sus estupideces o bromas de mal gusto, como usted dice".
"Nunca me he convertido al islam. No soy musulmán. Yo soy cristiano por tradición. Pero no soy practicante de nada", ha continuado Fernández Aceña, detenido en diciembre de 2016 en Segovia, después de que los servicios antiterroristas lo calificaran como un peligroso "lobo solitario", que había mostrado "su determinación de cometer un atentado" y que podía tener acceso a armas de fuego. De hecho, según recoge el escrito de acusación, el supuesto terrorista llegó a entregar a una trabajadora de una entidad social una bolsa con dos balas del calibre 22 como amenaza por ser una mujer "infiel y peligrosa", pero que si se hacía musulmana se "ganaría el paraíso". "Yo fui a coger los chicles para darle y tenía dos balitas en el bolsillo. Y le dije, 'si quieres te las doy", ha relatado este lunes el exmiembro de los GAL.
La fiscalía pide que se le condene a una pena de 10 años de cárcel por adoctrinamiento y exaltación del terrorismo. "Le noté convencido [sobre el yihadismo] y que quería convencer", ha contado este lunes una de los testigos que ha declarado en la Audiencia Nacional. En esa misma línea, un agente de la Guardia Civil ha descrito a Fernández como una persona "aislada socialmente", que se identificó como musulmán en varias conversaciones telefónicas y que tomaba "elevadas medidas de seguridad" a la hora de navegar por internet. "Como proxys y enmascaramiento de IP. No hemos podido acceder a muchas de las páginas web que consultaba porque usaba aplicaciones encriptadas", ha dicho el efectivo del instituto armado, que ha añadido que sus búsquedas en la web se centraban en dos cosas: "El mundo del islam" —incluido, vídeos de atentados suicidas— y páginas pornográficas.
Un documento para fabricar explosivos
Los agentes también encontraron en casa del acusado un disco duro que contenía un documento titulado Curso de fabricación de explosivos. "La información suministrada en el referido manual se considera suficiente para que una persona, aun careciendo de amplios conocimientos en la materia, pudiera llegar a elaborar varios tipos de artefactos improvisados", concluyeron los peritos, según recoge el auto de la Fiscalía, que también señala que se halló otro documento donde Fernández Aceña "significa su adhesión al Califato Universal".
Fernández Aceña, miembro del comando Jaizubia de los GAL, fue condenado en 1985 a casi 30 años de cárcel por su intervención en el asesinato del trabajador francés Jean-Pierre Leiva. La sentencia señalaba que Aceña formaba parte del grupo "de forma voluntaria, consciente, libre, reflexiva, directa y personal" y que "intervino material, voluntaria y directamente en la muerte del súbdito francés".
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