El ‘casanova’ del ISIS
Un joven marroquí residente en Ceuta era uno de los más notables reclutadores del Estado Islámico, experto en seducir mujeres por Internet. La Policía le ha detenido en Turquía
Imad Jibar pasó de ser un don nadie en Ceuta con 20 años a ser un aguerrido soldado del Estado Islámico (ISIS, en sus siglas en inglés) en Siria a los 21. Vestido con uniforme de guerra, barba espesa y armado con un fusil de asalto kalasnikov, se convirtió en un experto en seducir jóvenes mujeres a golpe de clics. Su radical cambio de imagen, sus atractivos mensajes y los vídeos grabados en las casas de los jeques que conquistaban lograron atraer la atención de muchas de ellas. En poco tiempo se convirtió en uno de los principales reclutadores del califato, una especie de “pasador oficial”, de “contacto de referencia”. Y en los seis años que ha permanecido en sus filas ha logrado introducir en los territorios de los yihadistas a varios centenares de personas, la mayoría mujeres, según fuentes policiales. El pasado 17 de abril fue detenido en la ciudad fronteriza de Sanliurfa (Turquía) gracias a una Orden Internacional de Detencion (OID) promovida desde la Comisaría General de Información de la Policía Nacional. Pero su historia no es solo la de un casanova del ISIS.
A los 20 años Imad Jibar se dedicaba en Ceuta al comercio y al trapicheo, como tantos otros jóvenes de su edad y su propia familia. Era un chaval nacido en Castillejos (Marruecos) con un futuro poco prometedor y forofo del fútbol. Él, como la mayor parte de su grupo de amigos, dejó un día Ceuta y tomó un avión con billete de turista desde Marruecos a Turquía. Fue de los primeros que se desplazó a Siria a combatir, en 2012. Dos años después, él y otros jóvenes residentes de la ciudad norteafricana asistieron y promovieron la creación del Estado Islámico desde su propia Katiba Tarik Ibn Ziad, un batallón hispanomarroquí con cerca de 300 hombres dirigidos por el marroquí que ha tenido más peso en el Estado Islámico, Abdelaziz El Mahadali, un antiguo traficante de drogas que fue reclutando a todos ellos en el equipo de fútbol en el que jugaban. Se bautizaron como “Los leones de Tetuán”.
Allí estaban, entre otros, Mohamed Hamduch, Kokito de Castillejos, famoso por las fotos que se hizo con varias cabezas decapitadas a su alrededor y que dieron la vuelta al mundo. Y Noureddin El Mejdoubi, el yihadista que grabó un vídeo hablando con otro combatiente y lanzó aquel primer mensaje en español sentado en un sofá desde alguna de las productoras locales del ISIS: “España es tierra de nuestros abuelos y la vamos a conquistar”. Eran algunos de los primeros foreing figthers (combatientes extranjeros)que habían salido de territorio español. Kokito y Noureddin están ya muertos, como la mayoría del grupo de Imad Jibar. A todos ellos, como a los 223 combatientes españoles que se calcula han llegado a Siria desde España para unirse al Estado Islámico, la policía les sigue los pasos desde el principio.
La detención de Imad Jibar se produce en un momento en el que el temor al regreso de estos combatientes extranjeros a sus lugares de origen es máximo en toda Europa. “El Estado Islámico esta de capa caída y, aunque de sus cenizas resurja otra cosa porque el odio prevalece, ahora hay mucha desestructuración y las incomodidades y los riesgos para los combatientes son mayores”, explican los investigadores.Turquía ha extremado sus controles, y las autoridades y la policía turca comparten información de manera ágil y fluida con los países de la Unión Europea. Por eso, y pese a que llevaba documentación falsa y muchos años moviéndose por los pasos fronterizos hacia Siria, la semana pasada Imad Jibar fue detenido, a los 26 años y se espera que sea extraditado a España para ser juzgado por pertenencia a organización terrorista.
A sus habilidades de captacion en las redes, dirigidas principalmente al mercado hispanomarroquí porque era el terreno que él dominaba (habla y escribe en español perfectamente), se suman, por tanto, sus labores de pasador. La Policía española le considera una pieza clave en el cruce de fronteras entre Turquía y Siria. Una de sus principales misiones era recoger a los nuevos miembros de la organización en la ciudad de Gaziantep, en Turquía (al norte de la ciudad de Alepo, en Siria) y ayudarles a cruzar la frontera sin ser detectados por las autoridades turcas e insertarles en las distintas ciudades del país árabe donde opera el ISIS.
Billete de ida y vuelta
“Sin un contacto seguro allí, estás muerto. Su papel era crucial”, explican los investigadores. “A ellas les daba toda clase de instrucciones antes de que tomaran el avión, desde cómo tenían que ir vestidas al modo occidental para no llamar la atención, hasta la cantidad de dinero que tenían que llevar encima, la dirección que debían de dar cuando les preguntaran o la justificación del viaje (“Di que vas a ver a un amigo”), comprar siempre un billete de ida y vuelta, llevar una maleta pequeña, etc... Lo que no les contaba es que, una vez allí —requisado el teléfono español para evitar que pudiesen ser localizadas y la documentación— serían violadas e intercambiadas entre los hombres”, aseguran los investigadores.
Una de ellas, de quien la policía no ha querido revelar ningún dato, es la que dio lugar a la investigación que ha llevado a su detención.
La Policía Nacional ha propiciado desde 2014 la detención de 11 personas cuya intención era desplazarse a zonas de conflicto. En esta ocasión, el operativo ha contado también con la colaboración y apoyo del Centro Nacional de Inteligencia (CNI).
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.