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La soldado que denunció una supuesta violación grupal señala a dos posibles agresores

La militar declara en el juzgado de Antequera (Málaga) que investiga los hechos ocurridos en la base de Bobadilla

Vista del bar de Bobadilla (Antequera) donde estuvo la soldado supuesta víctima de una violación.
Vista del bar de Bobadilla (Antequera) donde estuvo la soldado supuesta víctima de una violación.DANIEL PÉREZ (EFE)

La soldado del Ejército del Aire de la base de Bobadilla, en Málaga, que denunció que supuestamente fue drogada y violada por varios compañeros la madrugada del 11 de diciembre de 2017 en este acuartelamiento, ha señalado ante el juez de Antequera que investiga los hechos a dos de sus posibles agresores, compañeros suyos, según ha dicho su abogado este viernes tras la declaración de la víctima. Es la primera vez que la militar comparece en un juzgado ordinario para contar su versión de lo ocurrido.

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Las diligencias las instruye el Juzgado 1 de Antequera, que además de escuchar el testimonio de la mujer, este viernes ha citado como testigos a otras cuatro personas: tres militares y un civil. Según fuentes judiciales, en este caso no hay de momento ningún investigado. Paralelamente a estas pesquisas, el Juzgado Togado Militar 21 de Sevilla instruye otra denuncia de la misma soldado de una supuesta agresión sexual ocurrida, según su denuncia, en septiembre pasado, también en la base de Bobadilla. La Policía tomó declaración como investigado por este episodio a un compañero de la víctima y lo dejó en libertad.

La mujer está de baja y en tratamiento psicológico. Su abogado, Javier Rincón, ha dicho a la salida de los juzgados que su cliente ha identificado “sin ningún género de dudas y con total contundencia” a dos compañeros. Además, habría señalado ante el juez a otros dos, pero “no con la certeza” de los anteriores. Rincón, del despacho Rinber Abogados, ha comentado que la soldado tiene cada día más recuerdos de los que pasó esa noche.

La militar denunció el pasado 12 de diciembre ante la Policía sus sospechas de que podía haber sido drogada en un bar mientras estaba de fiesta con otros compañeros con motivo de la festividad de la Virgen de Loreto, patrona de las fuerzas aéreas, dos días antes. Ella consumió en este local dos copas y varios botellines de cerveza, aunque no supo precisar la cantidad. Sí recordaba que “tenía un sabor amargo” y que en un momento determinado fue al baño y dejó la cerveza en la barra, donde estaban un cabo y un sargento.

Dijo tener una laguna mental desde la medianoche de ese 10 de diciembre hasta el día siguiente. Sabía, por un soldado amigo suyo, que esa noche llegó a la base sobre la una de la madrugada y que él mismo le puso el pijama y la metió en la cama porque iba “perjudicada”. Al día siguiente tenía “un fuerte dolor de cabeza” y, por sugerencia de dos compañeros por si había sido drogada, se hizo una prueba que dio positivo en barbitúricos. Se lo comunicó al teniente de enfermería del acuartelamiento.

La soldado amplió su denuncia el 22 de diciembre, día en que relató también la supuesta agresión sexual ocurrida en septiembre. Del 10 de diciembre recordó que estaba en el bar y uno de sus compañeros se acercó “más de lo debido” y comenzó a acariciarle la pierna. Notó otra mano que le tocaba el muslo desde atrás y otros dos compañeros le dijeron al oído: “Es que no veas cómo vienes”, según consta en su denuncia. La mujer dijo a la Policía que creía que en ese momento, en que se sintió “como un cacho de carne”, ya debía estar supuestamente drogada.

La militar hizo una última ampliación de la denuncia el pasado 16 de enero, tras ir recordando “poco a poco” lo que ocurrió aquella noche, y comentó tener “vagos recuerdos” de que la luz de la habitación estaba encendida y había un hombre “de tez morena” que la movía “mientras la cogía del brazo y le decía cosas”. Notó también “una respiración” y el contacto en el costado izquierdo de otro individuo, que era “más grande” que el anterior.

La Policía halló en las medias que la soldado llevaba ese día restos de semen. También analizó su pantalón de pijama, pero el resultado fue “no concluyente” y se remitió al Laboratorio de la Dirección General de la Policía Científica de Madrid para confirmar el resultado.

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