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Ellas deciden dónde para el bus

Vigo es pionera en un servicio que permite a las mujeres solicitar en qué punto bajan del transporte público

Una joven usa el nuevo sistema de parada solicitada en el bus nocturno de Vigo.
Una joven usa el nuevo sistema de parada solicitada en el bus nocturno de Vigo.OSCAR CORRAL
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A pesar de ser viernes, la lluvia que no ha cesado de caer durante el día deja en Vigo calles solitarias y centelleantes. Son las once y media de la noche, aunque la sensación es de madrugada. El autobús nocturno comienza su ruta casi vacío. En el asiento más cercano al conductor se acomoda una veinteñera menuda que va escuchando música. Ana Blanco va a bailar a Samil, una zona de la ciudad repleta de paseantes durante el día y despoblada de noche. Es una de las primeras jóvenes que el viernes estrenó el servicio nocturno de autobús que permite a las mujeres solicitar que este se detenga fuera de la parada. Vigo es pionera en España implantando esta iniciativa que pretende aumentar la seguridad de las mujeres y que ya estudian otras urbes.

“Vigo es una ciudad segura, pero todas las medidas que podamos tomar para hacerla más segura, las vamos a tomar”, argumentó el alcalde de la ciudad, Abel Caballero, en la presentación del servicio. A partir de las diez y media de la noche y en todas las líneas urbanas, las usuarias pueden indicar al conductor dónde quieren parar dentro de la ruta establecida. Cuando llegan al destino tienen que descender por la puerta delantera para que el chófer garantice que no hay ningún riesgo para su seguridad, ni de agresión, ni vial, pues podrían no ser vistas por otros vehículos.

Unas mil personas

Blanco así lo hace, informa al conductor de que se bajará un poco antes de su parada para apearse más cerca de la discoteca a la que acude a bailar. Lo hace todos los viernes y confiesa que, especialmente cuando vuelve a su domicilio, muchas veces tiene miedo, así que la iniciativa le parece muy positiva: “Ahora sé que puedo parar más cerca de mi casa”, apunta.

El número de personas que se desplaza en Vigo en los servicios nocturnos durante el fin de semana ronda las 1.000. La ciudad cuenta con zonas poco habitadas y otras de baja iluminación, aunque el Concello no ha delimitado tramos más o menos peligrosos en las rutas. Se trata de proporcionar una “seguridad adicional” a las mujeres, de ahí que se haya implantado en todas las líneas, aunque se haga efectivo especialmente en los llamados búhos, ya que estos son los únicos que circulan toda la noche. Calculan que el retraso que se puede ocasionar en el servicio con estas paradas es mínimo.

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Aunque a trazo grueso parece una medida positiva, el Concello de Vigo reconoce que tendrá que ir “aprendiendo con la experiencia”, pues pueden presentarse situaciones que amplíen el objetivo del servicio, como que los hombres de avanzada edad también puedan beneficiarse de él. El Concello informa de que lo que sí está descartado “es que pueda aplicarse a personas en sillas de ruedas ya que las paradas no cumplen con las medidas de seguridad necesarias”.

Ana González, otra usuaria de las líneas nocturnas, cuenta que esta es una de las dudas que se han escuchado en las conversaciones de autobús durante la semana previa al arranque: “La gente se preguntaba cómo iba a funcionar y si solo podían usarlo chicas”. Sostiene que el servicio ha sido bien acogido a juzgar por los comentarios que ha escuchado.

Ella, después de trabajar, se queda muchos viernes en el centro de la ciudad tomando algo antes de volver a su domicilio. El pasado viernes así lo hizo y no dudó en usar el servicio para caminar lo menos posible desde donde se baja del autobús hasta su casa. Recalca que le proporciona seguridad y considera que resulta bueno como medida disuasoria.

Las plataformas feministas no se muestran del todo conformes porque, aunque valoran la intención de los Ayuntamientos, reiteran que el foco debe ponerse en los agresores y no en las víctimas. De esta forma reclaman que haya más presencia policial en las calles, mejor alumbramiento público, campañas de sensibilización y, sobre todo, educación en el respeto y la igualdad.

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Sobre la firma

Andrea Nogueira Calvar
Redactora en EL PAÍS desde 2015. Escribe sobre temas de corporativo, cultura y sociedad. Ha trabajado para Faro de Vigo y la editorial Lonely Planet, entre otros. Es licenciada en Filología Hispánica y máster en Periodismo por la Escuela de Periodismo UAM-EL PAÍS.

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