Un párroco de Alicante reniega de la Iglesia en ‘Facebook’ por los casos de pederastia
El padre Schiller incendia las redes sociales: “Me quiero ir de este negocio de corrupción. No basta con pedir perdón”
Un párroco de la localidad alicantina de l’Alfàs del Pi ha revolucionado las redes sociales con sus reflexiones. “Pido la baja. Me quiero ir de este negocio de corrupción que es la Iglesia", ha escrito recientemente Miguel Ángel Schiller en Facebook, junto a otras despiadadas críticas que ya ha eliminado de su perfil público. Sus palabras revelan hartazgo e indignación por los casos de abusos sexuales a niños cometidos por otros sacerdotes: “No basta con pedir perdón y avergonzarse si se mantienen las estructuras que continúan permitiendo la pederastia".
Schiller es partidario de los curas pasen una “revisión psiquiátrica” periódica si tratan con menores. “Lo propuse, pero ni puto caso”, relata en conversaciones con otros internautas. En sus años de vida religiosa, 27 desde que fue ordenado, asegura que solo ha conocido a un obispo al que pueda calificar de “bueno”, el actual titular de la Diócesis de Orihuela-Alicante, Jesús Murgui. “Todo lo demás... maricones, enfermos afectivos y desequilibrados", puntualiza luego.
El padre Miguel Ángel lleva 12 años al frente de las dos parroquias existentes en l’Alfàs del Pi, un municipio pegado a Benidorm que alberga a la mayor colonia de residentes noruegos en España. Pero hasta ahora nunca había expresado tan a las claras su disidencia. “Siempre ha sido supertradicional, muy conservador, muy de sotanas y de liturgia; un poco beatorro”, según le describe, en declaraciones a EL PAÍS, un sacerdote que coincidió con él en el seminario.
Este antiguo colega, que reclama el anonimato, no sale de su asombro ante las invectivas de Schiller. Según su versión, el párroco de l’Alfàs, que ronda los 50 años de edad, no es precisamente un dechado de virtudes. “Yo lo calificaría más bien de viva la virgen, una especie de play boy de chaqueta y corbata”, apunta el sacerdote. Un individuo con una visión más bien clasista que “salía corriendo en cuanto veía a un pobre”. A su juicio, Schiller debe de haber decidido colgar los hábitos y ha buscado en los escándalos de pederastia que azotan a la Iglesia una justificación.
Sin embargo, el padre Miguel Ángel saca pecho en su muro de Facebook al sostener que jamás se ha prostituido “por un cargo u honor clerical”, que ha sido siempre “un puto trabajador de a pie” y que nunca le han “dado por el culo”. "No pasa nada... tengo el culo blindado. Cardenales pederastas y homosexuales, notarios, constructores... etc; lo dicho, del culo blindado. Me quiero ir a mi casa”, escribe.
En otros pasajes, reclama que caiga todo el peso de la ley contra los curas pederastas y reitera su intención de abandonar un clero que tiene “miedo de pasar necesidad” y es capaz por ello de “compartir el plato con Satanás". Sus reflexiones tratan también otros problemas sociales como la violencia machista. A este respecto, alerta a las mujeres de que un marido que controla el WhatsApp puede anticipar un futuro maltrato. "¡Todos lo saben! Y la misma familia se desentiende. Chulo, vago y agresivo, instalado en casa de ella ¿Tanto necesita una mujer de un rabo?", se pregunta.
El párroco, que no ha respondido a la llamada de este diario, ha querido dar un paso atrás ante la trascendencia mediática de sus opiniones. Este jueves, tras borrar sus críticas más duras contra la curia, ha publicado otro mensaje en el que lamenta el lenguaje empleado, aunque se ratifica en el contenido. “Quizá escandalicé a alguien que debe orinar agua bendita”, señala con sarcasmo, al tiempo que acusa de sensacionalismo a los medios de comunicación.
El sacerdote admite que no puede darse “de baja” de la Iglesia, porque esta institución no lo contempla, pero recuerda que sí existe “la secularización”. “No soy un iluminado y la relación con Cristo pasa ineludiblemente por la Iglesia”, concede, eso sí, a continuación. En cualquier caso, insiste en sus críticas a la jerarquía católica por la gestión de los escándalos de abusos a menores y reclama las revisiones psiquiátricas periódicas para los religiosos que traten con “personas pequeñas”.
Su antiguo compañero de seminario cree que Schiller “está cabreado”, pretende dejar el sacerdocio y ha cargado las tintas contra la jerarquía porque ya está “de vuelta de todo”. El Obispado de la Diócesis Orihuela-Alicante ha citado al párroco a declarar por sus comentarios.
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