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Los separatistas quieren seducir a los comunes para no depender solo de la CUP

Domènech rechaza dar estabilidad a un Govern secesionista

Xavier Domènech, y Pablo Iglesias, en el mitin final de cierre de campaña de los comunes en Santa Coloma de Gramenet.Foto: atlas | Vídeo: ALEJANDRO GARCÍA (efe) / atlas

Junts per Catalunya y ERC lanzaron ayer guiños a Catalunya en Comú-Podem, los llamados comunes, para no tener que reeditar una legislatura en la que dependan de la CUP. Las fuerzas lideradas por Carles Puigdemont, huido en Bélgica, y Oriol Junqueras, en prisión, suman juntas 66 diputados y están a dos de la mayoría absoluta (68). Su hipótesis es que los anticapitalistas (con cuatro escaños) no boicotearán la investidura, pero ambos se niegan a dejar el mandato en sus manos. Por ello, las dos formaciones intentan seducir también a los comunes para intentar, más allá de la investidura, un acuerdo de estabilidad. Xavier Domènech, líder de Catalunya en Comú-Podem, rechazó esa posibilidad.

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La prioridad de la lista del expresident y de ERC es, de entrada, seguir de la mano de la CUP pero sin que les suponga una cortapisa. Sergi Sabrià, portavoz de ERC, invitó a los anticapitalistas incluso a entrar en el Gobierno. Marta Rovira, secretaria general del partido liderado por Junqueras, insistió en que quiere que se conforme un Govern “fuerte” lo más “rápidamente posible”. “Cuanta más transversalidad, mejor. Y eso implica sumar sensibilidades para revertir los efectos del 155 pero también para implementar más políticas sociales”, dijo sin descartar a los comunes.

Marta Pascal, coordinadora del PDeCAT, admitió que primero deberán entenderse con la CUP pese a sus “discrepancias ideológicas”. Cansados de la presión a la que les sometieron la legislatura pasada los anticapitalistas, que les vetaron unos presupuestos y forzaron a Puigdemont a una moción de confianza, Pascal convino que el independentismo debe hacer un “ejercicio de apertura”. “Es imposible con quien ha apoyado el 155 pero abrimos la puerta a cualquiera que apueste por el derecho a decidir. Vamos a tener una actitud dialogante y abierta”, afirmó.

Los guiños dejaron fríos a los comunes que, con sus ocho escaños, entienden que deben estar en la oposición. Ninguna de sus premisas se ha cumplido: ni tienen la llave de la gobernabilidad (el independentismo tiene mayoría absoluta); ni pueden formar un tripartito con ERC y el PSC (57 escaños sobre 68); y ni siquiera pueden alardear de que no votarán a Inés Arrimadas, porque a la líder de Ciudadanos no le bastaría en ningún caso con sus votos.

Riera pone condiciones a la investidura

La CUP está dispuesta a respaldar la investidura de un president independentista e incluso a entrar en el Govern si sus socios asumen su programa político, basado en "construir" la República. En declaraciones a Catalunya Ràdio, Carles Riera, cabeza de lista, admitió ayer que la CUP ha perdido influencia pero dijo que sus cuatro escaños siguen siendo "determinantes". "Y los haremos valer según nuestro programa: no volver a la autonomía, no obedecer al 155 ni a la Constitución; no aplicar el Estatut y construir República".

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Domènech reiteró que no apoyarán un Govern de Puigdemont ni “por activa ni por pasiva” ni piensan dar estabilidad a ese Ejecutivo. “No nos tendrán a su lado quienes han hecho presupuestos con recortes y los han consolidado mientras han seguido financiando a escuelas de élite”, dijo. Y avisó que no harán como la CUP: vetar a un candidato, como pasó con Artur Mas, para luego apoyar las políticas de Junts pel sí.

Pero en algo sí que es posible que se pongan de acuerdo: en su reivindicación del “derecho a decidir”, que apoyan todos en su condición de soberanistas. Y aún queda la duda de si el independentismo planteará a Ada Colau en el Ayuntamiento de Barcelona. El gobierno de Colau está en minoría, y su partido ha obtenido un resultado catastrófico en Barcelona. La ejecutiva de Podemos considera que los resultados son una prueba más de que el diálogo es la única salida a la crisis. Su defensa de un referéndum pactado iría en esta línea.

Una preocupación que sí ha menguado en la dirección de Pablo Iglesias es la de quedar desdibujados si los independentistas se acercaran a sus tesis, renunciando por tanto a la vía unilateral. El temor a quedar alineados con los impulsores del procés quedó resuelto con el papel secundario que las elecciones han otorgado a comunes y Podemos para la formación de Gobierno. Descartada la opción de un tripartito, asumen que podrían ejercer un rol mediador.

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