Chequeos ideológicos para decidir el voto
Necesitamos hacer más solventes las dudas y las posibles respuestas
Las herramientas de orientación de voto, WebApps que ayudan al usuario a ver su nivel de proximidad con las distintas propuestas políticas, ocupan cada día más protagonismo en las convocatorias electorales. Y más, si el número de votantes indecisos es muy alto. Un formato sencillo, la curiosidad del votante y la digitalización de todas las capas de población explican en buena medida este éxito. De hecho, existen tantos ejemplos, y en tantos países distintos, que ya hace tiempo que los investigadores tienen materia prima suficiente para llevar a cabo estudios en profundidad.
Su consolidación nos recuerda que la tecnología puede y debe fomentar procesos de participación más informados. Este es un reto compartido por buena parte de las democracias alrededor del mundo. Sabemos, porque así lo ha documentado ampliamente la ciencia política, que los votantes no se informan adecuadamente antes de votar. La mayoría de personas no pueden destinar tiempo suficiente al análisis de las propuestas de cada partido, con lo que, al final, el criterio se acaba formando en base a los sesgos cognitivos de cada uno. Este problema se agrava en contextos políticos polarizados, como los que lamentablemente estamos presenciando estos últimos años, con el último ejemplo de Catalunya.
Precisamente para estas elecciones catalanas se ha reeditado El Teu Vot (ETV), el recomendador de voto que se puso en marcha para las elecciones de 2015 con buenos resultados. Si hace dos años la herramienta consiguió acumular más de 40.000 usuarios participando, en esta ocasión ha logrado —sin publicidad alguna— que la cifra ascienda a 110.000 cuando aún faltan 48 horas para que los catalanes acudan a las urnas. Cuando termine esta campaña, casi un 2 % de todo el censo electoral catalán habrá utilizado ETV para averiguar su grado de coincidencia con las propuestas de los partidos.
Estas cifras son un indicador evidente de la intensidad del momento político en Catalunya, que se confirma con el pronóstico de una movilización electoral sin precedentes, pero también del alto grado de indecisión. A pesar de que los votantes están muy definidos entre los grandes bloques ideológicos, no lo están tanto para escoger opción dentro de estos bloques.
Otro elemento interesante que hemos observado estos días han sido algunas reacciones que han provocado los resultados en los usuarios. Algunas personas se sorprenden de su nivel de coincidencia con opciones políticas de las que, a priori, se sienten distanciadas. Este es un aprendizaje interesante. La polarización agudiza el prejuicio y la distancia, pero ETV promueve exactamente lo contrario. Ante el prejuicio político, el juicio y el debate. Con tan solo unas respuestas, podemos ver que no estamos tan lejos como pensamos en realidad. Al menos no en todos los temas. Vale la pena recordarlo.
Cuando las dudas nos invaden, lo mejor es hacerse preguntas de manera ordenada, sistemática y orientada a resolver los grandes interrogantes. Se trata de ver cómo la tecnología (en este caso un programa de autochequeo que nos permite conectar nuestras preferencias con nuestros intereses) nos puede ayudar en estos procesos de indecisión o de debate interior. Necesitamos hacer más solventes las dudas y más solventes las posibles respuestas. El crecimiento de estas aplicaciones y el indudable éxito entre los usuarios nos anticipan otro tipo de campañas en las que los votantes hagan más cosas que seguir los debates electorales, ver o escuchar los informativos de los medios de comunicación pública y privada, o someterse a la publicidad electoral. Los electores quieren ser más protagonistas de las campañas y de los procesos de decisión y elección. Quieren participar, no solo votar. Creo que estas tecnologías y herramientas, por su usabilidad, plasticidad y portabilidad (casi el 80 %), son parte del futuro de las campañas.
@antonigr | www.gutierrez-rubi.es
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