Spiderman ya no trepa por el Hospital de Cádiz
El Puerta del Mar exige poner coto a las visitas de un misterioso enmascarado que desde hace 10 años visitaba a niños enfermos para animarles
Las increíbles capacidades arácnidas de Spiderman le confieren gran fuerza, agilidad y capacidad de trepar por las paredes. Sin embargo, cuando el hombre araña acudía el Hospital Puerta del Mar de Cádiz prefería “coger el ascensor porque las ventanas allí siempre están cerradas”, como él mismo explicaba a los niños a los que visitaba. “Era una broma que me servía para romper el hielo. Se quedaban alucinando cuando me veían aparecer”, reconoce el encapuchado de rojo. El superhéroe, en su versión más gaditana, misteriosa y altruista, era asiduo al ala pediátrica desde hace una década y, en verdad, se llama Manuel Márquez. Pero eso se acabó, la dirección del hospital le ha denegado las visitas tal y como las estaba realizando hasta ahora para controlar su presencia en el centro y garantizar la protección de los menores.
Hace algo más de un mes que Spiderman ya no acude a animar a los niños enfermos del hospital. La gerencia le reclama que, si quiere seguir yendo, tiene que circunscribirse a un modelo de colaboración de voluntariado que Márquez dice no poder asumir. El gaditano de 39 años dice comprender el motivo esgrimido por el hospital, pero también reconoce su “pena y tristeza” por no poder regresar. “Yo no pensaba dar todo esto a conocer, pero un amigo mío, al verme tan triste, lo contó en redes sociales y ya todo se supo”, explica el gaditano en una conversación telefónica para mantener el anonimato de su rostro. En menos de una semana, la denuncia ha corrido como la pólvora en la red y ya suma más de 2.500 firmantes en la plataforma change.org.
Antes de toparse con las trabas burocráticas, Márquez llevaba una década aprovechando los ratos libres que le deja su trabajo en la hostelería para visitar a los niños ingresados en el Puerta del Mar de forma altruista. “Todo surgió cuando yo trabajaba como seguridad en el hospital. En las rondas veía a los niños y pensaba ¿qué podría hacer yo para animarles”?, rememora Márquez. Y se le ocurrió recurrir a su pasado como motivación: “Me quedé huérfano de niño y me crió mi abuelo. Él fue el que me enseñó a mirar por los demás y me inició en la afición a los cómics”.
Al principio, Márquez acudía vestido de Papa Noel, Mickey Mouse o Águila Roja, siempre sin mostrar su rostro: “¿Para qué hacerlo? Cualquiera puede ser un héroe, qué más da quién sea yo”. Luego sumó a Spiderman, dada su afición al universo Marvel. “Pero mido casi dos metros y era un desastre porque los niños me decían que no era Spiderman porque se notaba que era un disfraz”, recuerda divertido. Por eso, decidió dar un paso más y encargar un traje del superhéroe a Londres en el que invirtió más de 900 euros. “Cuando me ven, los niños creen que es el de verdad. Se le iluminan los ojos. Ver cómo a un niño que lo está pasando mal se le llena el rostro de felicidad compensa todo lo demás”, añade el gaditano.
Burocracia frente a altruismo
Márquez visitaba el Puerta del Mar de forma esporádica, sin horarios ni días fijos, siempre acompañado de su novia Mónica que le ayuda a ponerse el traje. “Siempre he cumplido con la privacidad de los niños y los trabajadores ya me conocían”, apunta este Spiderman altruista. Parecía no haber problemas, hasta que empezó a visitar el hospital con más regularidad para apoyar a un niño en su tratamiento. “Un día, en la entrada, me pidieron ir hasta el despacho del gerente y allí me explicó muy amablemente que no podía seguir haciéndolo como hasta ahora”, rememora el voluntario.
En efecto, desde el centro hospitalario explican que están obligados a regirse por el ‘Modelo de Convenio de Colaboración en materia de Voluntariado con Menores’ del Servicio Andaluz de Salud. En él, se explica que, para garantizar la protección jurídica del menor, cualquier persona que quiera acudir al hospital como voluntario debe hacerlo “a través de una entidad que tenga suscrito un convenio con el centro”. “Me ofrecieron apuntarme a alguna de las asociaciones que ya trabajan en el Puerta del Mar o crear una asociación a la que se le otorgue un horario establecido”, puntualiza el joven. Sin embargo, la primera opción no encajaba en su labor y para la segunda encuentra también trabas: “Me parece mal vulnerar los objetivos para los que está una asociación cuando solo voy a estar yo en ella. Además, mi trabajo no me permite tener horarios fijos de visita”.
Por eso, este Spiderman gaditano escribió una carta a la gerencia en la que mostraba su disposición a que el centro controlase su actividad. “Me ofrecí a entregar mi DNI, a firmar en una ficha o incluso a pagarme un seguro, por si había problemas con que me ocurriese algo mientras estaba en el hospital”, abunda Márquez. Pero en el Puerta del Mar precisan que no pueden suscribir convenios individuales y que, a lo sumo, puede acudir a actividades concretas para fechas señaladas y siempre que el centro le reclamase con antelación.
Manuel Márquez dice que, pese al no, su apoyo a la gerencia del centro “es total”. “Yo no critico al hospital, comprendo sus motivos. Solo les pido que no sean tan cuadriculados y hagan por buscar una solución”, reconoce. Porque este Spiderman tiene claro que lo suyo es ayudar. De hecho, el salón de su casa ya luce repleto de juguetes “como la cueva de un Rey Mago” ya que cada año reparte regalos en Navidad a más de 15 familias necesitadas. Además, hace días estuvo por primera vez en el Hospital Virgen del Rocío de Sevilla acompañando a otro pequeño que se lo pidió. Y avisa que seguirá adelante con su labor: “Ahora quiero conseguir el traje del Capitán América y pienso seguir visitando otros hospitales y centros hasta que me echen. Quiero ayudar a los demás”.
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