Interior extrema el celo con los exconsellers presos

El Ministerio del Interior ha impartido instrucciones para extremar el celo en la seguridad de Oriol Junqueras y los otros siete exconsellers encarcelados desde el jueves por orden de la juez Carmen Lamela. En ello ha pesado la denuncia que los abogados de los políticos catalanes han hecho sobre las condiciones en que se realizó su traslado a prisión por parte de la Guardia Civil. La mayoría fueron esposados con las manos a la espalda y viajaron sin la sujeción de los cinturones de seguridad. Uno de ellos presentaba lesiones en las muñecas al llegar a prisión que fueron recogidas en el informe médico, según fuentes penitenciarias.

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El departamento que dirige Juan Ignacio Zoido tomó la primera medida la misma noche del encarcelamiento. Poco después de decidir dispersar a los nueve políticos en cinco cárceles, Interior rectificó y ordenó que los seis exconsellers varones fueran agrupados en la de Estremera. La decisión se tomó cuando Raül Romeva y Jordi Turull ya habían llegado a la prisión de Valdemoro, de la que fueron trasladados. Meritxell Borràs y Dolors Bassa fueron enviadas a la cárcel de mujeres de Alcalá de Henares.

Reunión con el director

Fuentes penitenciarias destacan que en el caso de los hombres el propio director de la prisión de Estremera se encargó tras su llegada de revisar el estado de las celdas del módulo de ingresos donde los siete pasarían la primera noche —entonces aún se encontraba entre ellos Santi Vila, quien al día siguiente quedaría en libertad tras abonar la fianza de 50.000 euros—. El viernes, el máximo responsable de la cárcel se reunió con los seis para explicarles cómo funciona en la prisión la recepción de paquetes de la familia, el economato y el peculio con el que realizar compras en su interior.

Ese mismo día, poco antes de cenar, los seis que permanecen en prisión incondicional fueron repartidos de dos en dos en los módulos 3, 4 y 7, considerados por Interior como “blandos”, según una nota que difundió. Dos de ellos son de los denominados “de respeto”, en los que los presos internos tienen un régimen de vida más flexible tras comprometerse a repartirse ciertas labores, como la limpieza o el servicio de comedor. En el tercer módulo, los reclusos son de los denominados “primarios” —por ser la primera vez que ingresan en prisión— o de edad avanzada, y, por tanto, poco conflictivos.

Interior distribuyó a los exconsellers de dos en dos en celdas cercanas a la garita donde se hallan los funcionarios que vigilan cada galería para minimizar el riesgo de que sufran cualquier encontronazo con otros reclusos. Para ello, desplazó a los internos que las ocupaban a otras celdas.

El director de la prisión también dio instrucciones a los funcionarios para que las fotografías que se les tomaron al llegar para incluirlas en las fichas penitenciarias tengan un acceso muy restringido en el sistema informático. Es la medida que ya se tomó en su día con otros presos mediáticos como Isabel Pantoja o el dirigente del PP Carlos Fabra tras la filtración de la fotografía que se tomó a Luis Bárcenas.

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