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Análisis
Exposición didáctica de ideas, conjeturas o hipótesis, a partir de unos hechos de actualidad comprobados —no necesariamente del día— que se reflejan en el propio texto. Excluye los juicios de valor y se aproxima más al género de opinión, pero se diferencia de él en que no juzga ni pronostica, sino que sólo formula hipótesis, ofrece explicaciones argumentadas y pone en relación datos dispersos

¿Hay riesgo de otro frente soberanista?

Luis R. Aizpeolea
El lehendakari Iñigo Urkullu en el Parlamento vasco.
El lehendakari Iñigo Urkullu en el Parlamento vasco.L. RICO

“Tengamos cuidado porque aquí en Euskadi existe un nacionalismo en el poder, pero también radicales como Bildu. Tenemos también populistas, los de Podemos, y una asamblea nacional vasca, Gure Esku Dago. Sólo hace falta que los ingredientes se unan y, si lo hacen, vamos al mismo desafío y peligro que en Cataluña”. Esta reciente frase, dirigida como advertencia al PNV por el presidente del PP vasco, Alfonso Alonso, evoca una preocupación existente dentro y fuera de Euskadi: la posibilidad de que se abra un segundo frente soberanista en España.

¿Existe esa posibilidad? Es obvio que, tras la declaración unilateral de independencia por parte del soberanismo catalán y la aplicación del 155 de la Constitución por parte del Gobierno, el independentismo vasco —Bildu y los sindicatos ELA y LAB— va a redoblar su ofensiva para tratar de abrir un segundo frente en Euskadi y atraer al PNV. El PNV, que ha participado con Bildu en declaraciones y dos marchas de apoyo al proceso soberanista, ha cargado contra el Gobierno por la aplicación del 155 y ha exonerado de toda responsabilidad en la crisis al secesionismo catalán, lo que ha provocado un justificado malestar en los partidos constitucionalistas. Pero de ahí a activar un segundo frente, que supondría su alineamiento con Bildu y la ruptura de sus alianzas en Euskadi, media un abismo en el que no va a caer.

Desde Sabin Etxea se contempla con estupor, a través de los sucesos de Cataluña, la película de lo que podría haber ocurrido en Euskadi y al PNV de haber desobedecido el lehendakari Juan José Ibarretxe al Tribunal Constitucional, cuando declaró ilegal su Ley de Consulta en octubre de 2008, y haberse empecinado en aquel proceso. Si las consecuencias que está acarreando para Cataluña el proceso soberanista unilateral son graves, para Euskadi podrían ser aún peores.

Sabe el PNV que no sólo arriesgaría la destitución del Gobierno autónomo, como ha sucedido en Cataluña. En el terreno económico sería aún peor porque Euskadi no tiene la red del Estado. La Hacienda vasca, al disponer de soberanía fiscal, quedaría en bancarrota si estuviera sometida a la inestabilidad económica generada en Cataluña por el abandono de sedes sociales de empresas clave. Tanto o más grave sería la reapertura del choque entre los bloques soberanista y constitucionalista en la política y en la calle, pues ambos tienen en Euskadi un enorme potencial movilizador, entrenado en la etapa terrorista.

Además de estas consecuencias aterradoras para la plácida Euskadi postETA, el PNV también ha tomado nota del gravísimo deterioro de CiU, su antigua homóloga catalana, devorada por el proceso soberanista —ERC, la Asamblea Nacional Catalana e incluso la CUP— sobre el que ha perdido el control. El lehendakari Urkullu ha comprobado, en su papel de mediador, la vulnerabilidad del president Puigdemont a las presiones de ERC y la CUP. Finalmente, el tajante rechazo de la Unión Europea —su marco político de referencia— al proceso secesionista catalán es otra lección inolvidable para el PNV que ha confirmado las falacias de los irresponsables líderes soberanistas.

Por ello, lejos de abrir otro frente, el PNV —avalado por las últimas encuestas en las que mejora sensiblemente su posición— se reafirma en el principio de estabilidad y hace caso omiso de Bildu cuando le reclama la ruptura de relaciones con el PP y PSE por activar el artículo 155. El PNV ha reafirmado su apuesta por el Gobierno de coalición con el PSE e incluso no descarta contar con el PP vasco como tercer socio para aprobar unos Presupuestos vascos expansivos, adaptados a la salida de la recesión, aunque sus relaciones con los populares se complican mucho tras responsabilizar exclusivamente al Gobierno de Rajoy de la situación en Cataluña.

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La respuesta del PNV al intento de Bildu de trasladar a Euskadi la crisis catalana es meramente defensiva. Pero debería hacer pedagogía y reconocer que los males de Cataluña no sólo proceden de la mala gestión del presidente Rajoy, de la falta de diálogo. Como partido democrático debería tener el valor de responsabilizar a los dirigentes catalanes por su antidemocrática sustitución del régimen autonómico por la independencia, saltándose todos los procedimientos legales, cuyo último capítulo escribió el viernes, generando una gravísima fractura social, lo que ha provocado la intervención del Estado.

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