Rajoy: “Pido tranquilidad a todos los españoles. El Estado de derecho restaurará la legalidad en Cataluña”
El presidente pide aplicar el 155 ante “un proceso continuado de decisiones antidemocráticas”
El presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, ha mandado a través de Twitter un mensaje de tranquilidad a los españoles justo después de que el Parlament haya aprobado la declaración de independencia de Cataluña por 70 votos a favor y 10 en contra. "Pido tranquilidad a todos los españoles. El Estado de derecho restaurará la legalidad en Cataluña", ha escrito. El tuit lleva al final las iniciales MR, que es la forma en la que Rajoy destaca los mensajes escritos por él mismo.
Horas antes, Rajoy ha solicitado esta mañana al Senado su autorización a aplicar el artículo 155 de la Constitución en Cataluña ante "un proceso continuado de decisiones antidemocráticas" en esta comunidad autónoma. En un discurso intenso de media hora, interrumpido en varios momentos por aplausos de los parlamentarios populares, argumentó que "se ha pisoteado la ley, el Estado de derecho y el respeto a las minorías", la frase que desató la primera ovación.
"En Cataluña se ha pretendido ignorar las leyes, desconocerlas, derogarlas, incumplirlas, cualquier término vale. Se reconoce y se afirma que es así. Se ha aprobado una nueva legalidad sin competencia alguna para hacerlo", acusó. Resumió el reto al que se enfrenta, una situación a la que "un Gobierno no puede asistir impertérrito, como si aquí no hubiera pasado nada", de este modo lapidario: "Estamos ante un desafío de dimensiones inéditas en nuestra historia reciente". Al sintetizar las medidas que desea aplicar, empezó por el cese del president y del Gobierno catalán, un anuncio que desató aplausos en la bancada popular en un momento un poco hooligan, ante el silencio de los senadores socialistas y el resto del hemiciclo. Fue un gesto que independentistas, Unidos Podemos y PNV repudiaron severamente en sus intervenciones. Probablemente se lo recordarán toda la vida al PP.
Pido tranquilidad a todos los españoles. El Estado de Derecho restaurará la legalidad en Cataluña. MR
— Mariano Rajoy Brey (@marianorajoy) October 27, 2017
En su turno, el portavoz del PSOE, Ander Gil, planteó el único asunto que aún estaba en el aire en estas horas tan agitadas, con un ojo puesto en el pleno del Parlament de hoy: le pidió "por favor", a Rajoy que admitiera la enmienda socialista que contempla dejar en suspenso la activación del 155 si se convocan elecciones en Cataluña. "Si nos atenemos al minuto y resultado, todo es reversible, ¿por qué no? ¿qué perdemos? Quién sabe si no un día nos arrepentiremos", advirtió. Fuentes del PP ya señalaron que no la veían viable, pero poco después del mediodía el propio Gil ha retirado la enmienda ante las noticias que llegaban del Parlament.
El portavoz socialista leyó la propuesta de Junts Pel Sí y concluyó: "Esta es la respuesta a nuestra oferta de diálogo hasta el último minuto". Y anunció la decisión socialista de renunciar a una última salida de emergencia a la crisis, "ante el portazo de Junt Pel Sí. No obstante, se sigue negociando otra propuesta socialista para suavizar la intervención de TV3 y los medios públicos catalanes. El PP ha sugerido que el control dependa de la Junta Electoral Central y la comisión para tramitar el 155 en el Senado, pero en el PSOE hay dudas. Poco antes de la votación, fuentes de ambos partidos señalaron que había acuerdo.
La diferente actitud con que afrontan PP y PSOE el trance de hoy era patente en sus respectivos escaños: están presentes casi todos los ministros y diputados de la plana mayor del PP, apretujados en los escaños de una Cámara que nunca había tenido tanto protagonismo en la historia de la democracia, mientras a los escaños socialistas no se ha sumado ningún peso pesado de la formación. Solo se ven los desconocidos rostros de sus senadores.
En la arenga final de su discurso Rajoy esgrimió las razones profundas del Ejecutivo: "Ha llegado el momento de que se imponga la ley por encima de toda consideración, no contra Cataluña, sino para impedir que se abuse de Cataluña. No para suspender autonomía, sino para consolidarla. Lo que amenaza hoy a Cataluña no es el 155, sino la actitud del Gobierno de la Generalitat. De lo que hay que salvar a Cataluña no es de la aplicación de un artículo constitucional, sino de los estragos que causan conductas anticonstitucionales. No hay que protegerla del imperialismo español, sino de una minoría que de forma intolerante se erige en propietaria de Cataluña y pretende someter a todos los catalanes al yugo de su doctrina".
El líder del PP repasó los momentos de la crisis, empezando por el pleno del Parlament del 6 y 7 de octubre, "probablemente la mayor burla a la democracia que hemos visto en 40 años, con la excepción del intento de golpe de 1981. "¿Qué pasaría si eso hubiera sucedido en el Congreso? ¿Cabe mayor ofensa a los representantes de los ciudadanos? ¿Qué derecho tiene a hacer eso? ¿Eso es democracia?".
Tras el relato de los principales episodios de los últimos dos meses, Rajoy concluyó: "Todo esto es muy grave. Piensen como piensen, defiendan lo que defiendan, lo saben. Estamos ante una violación palmaria de las leyes, de la democracia y de los derechos de todos. Y todo esto tiene consecuencias, ¿cómo no las va a tener? Liquidar la ley no solo rompe la convivencia, fractura la sociedad, divide a las familias, acaba con amistades de años, lo hemos visto". Esta argumentación dio paso a poner sobre la mesa el 155, que presentó como una norma "similar a otros de países democráticos de nuestro entorno", a utilizar "cuando no hay otro remedio posible". Y aseguró que es así, porque Puigdemont ha sido "quien eligió que el proceso del 155 continuara adelante, él y solo él". Reiteró, por tanto, los cuatro objetivos de esta decisión excepcional: recuperar la legalidad, recuperar la convivencia, preservar la recuperación y celebrar unos comicios. "Mi voluntad es convocar elecciones lo más pronto posible", desveló Rajoy.
El jefe del Ejecutivo reprochó al president no haber acudido al Senado hoy ni ayer y no haber contestado a los requerimientos del Gobierno para aclarar si declaró o no la independencia. "Esto no es serio, un gobernante no puede tratar así a la gente, hay temas con los que no se puede jugar", resumió. "Puigdemont tuvo oportunidades sobradas" de resolver el dilema, afirmó, "pero no quiso". En las negociaciones que han tenido lugar a lo largo de esta crisis, lamentó Rajoy, "el único diálogo que se me ofreció fue sobre los términos y los plazos de la independencia de Cataluña, y es algo de lo que yo no puedo disponer, como todos ustedes saben". "El diálogo tiene dos enemigos: el que maltrata las leyes, las ignora y las incumple, porque esas leyes son producto del diálogo entre todos, y el segundo es quien solo quiere escucharse a sí mismo, el que no entiende o no quiere entender al otro", reflexionó.
En cuanto al caos de las últimas semanas, fue muy duro: "Lo que pasó ayer no puede ser glosado siquiera sin caer en la impiedad"."No debemos embarcar a la gente en viajes imposibles, a una Ítaca que no existe", advirtió. Terminó con esta frase: "La historia no va a juzgar las desmesuras, los abusos o los ilegalidades a que estamos asistiendo en Cataluña, juzgará también a los que somos responsables de elaborar una respuesta. Confío en que lejos de egoísmos de partidos, cálculos de partido, inclinaciones ideológicas o pequeñas mezquindades, sepamos ofrecer un gesto y dar una respuesta que esté a a la altura de lo que esperan de nosotros todos los españoles".
La primera intervención independentista fue de la senadora de Esquerra Republicana de Catalunya (ERC), Mireia Cortés, muy airada, que acusó al Gobierno de no conocer la realidad de Cataluña y terminó con el puño en alto gritando "Visca la república catalana". A continuación, protagonizó un curioso episodio. Al terminar se acercó al escaño de Rajoy y le entregó un libro de Salvador Giner, Catalunya para españoles. El presidente reaccionó y le regaló a cambio un ejemplar de la Constitución. Después fue el turno del portavoz del PDeCAT, Josep Lluís Cleries, que atribuyó la culpa de la situación a Rajoy, en concreto se remontó a su iniciativa de recogida de firmas contra el Estatut en 2006. "¡No permitiremos que usted y sus ministros se conviertan en el Gobierno de la Generalitat!", ha advertido.
Se ha producido otro momento de tensión cuando el portavoz del PNV, Jokin Bildarratz, argumentaba en defensa de los independentistas que también "existe la nación vasca". "¡No existe!", gritó una voz desde los escaños del PP. "¡Sí existe!", replicó Bildarratz girándose hacia ese lado, en un bullicio de aplausos e increpaciones. El debate ha abierto las viejas costuras. Pese al ambiente en ocasiones bronco, estuvo exento de solemnidad o cualquier atisbo de sensación histórica, a pesar de lo que estaba ocurriendo. Aunque la jornada pase a la historia, no pasará a la historia. Las argumentaciones eran pobres; la retórica, de repertorio; las emociones, enfatizadas, poco sentidas. Quizá deba atribuirse al bajo nivel parlamentario de una Cámara que siempre ha estado olvidada, y volverá a estarlo después de esta semana.
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