Unanimidad seis años después del cese de ETA: “La situación ha cambiado radicalmente”
Urkullu (PNV), Eguiguren (PSE), Alonso (PP) e Iñarritu (Bildu) discrepan en sus prioridades
Al fin, en el sexto aniversario del 20-0 de 2011, fecha del cese definitivo del terrorismo, todos los representantes políticos que vivieron ese final -desde el PP a Bildu- coinciden, con diferentes palabras, en algo fundamental: “La situación ha cambiado radicalmente en Euskadi”. En cuanto a las metas pendientes, sus prioridades difieren en algunos casos. El lehendakari Iñigo Urkullu, entonces presidente del PNV, apunta que “el proceso aún no ha concluido” y señala, entre los objetivos pendientes, la disolución de ETA y la convivencia. Jesús Eguiguren, entonces presidente del PSE y negociador con ETA, admite que “esto es la paz”, pero reclama “un reconocimiento a todos los que lucharon por la libertad”. Alfonso Alonso, entonces dirigente del PP vasco como hoy, reclama la disolución de ETA y un relato sin equidistancias. Jon Iñarritu, entonces parlamentario de Amaiur y hoy de Bildu, reclama al Gobierno “pasos en política penitenciaria”.
El lehendakari Urkullu considera que “la Euskadi de 2017, en el ámbito de la paz y la convivencia, nada tiene que ver con la Euskadi previa al cese de la violencia de ETA”. “Hoy la paz, asociada al final de un tiempo marcado por el terrorismo y la violencia, es un concepto que, afortunadamente, va quedando atrás como necesidad en la sociedad vasca. Desde 2011 se han producido avances sustanciales en la coexistencia, sin asesinatos ni amenazas”, precisa el lehendakari.
No obstante, Urkullu considera que “el proceso aún no ha concluido”. “Sigue siendo necesario continuar trabajando en un final ordenado y, sobre todo, en cuestiones como la disolución definitiva de ETA; el reconocimiento y reparación a todas las víctimas, la cultura de la convivencia, la memoria crítica del pasado o la política penitenciaria”, precisa.
Eguiguren (PSE) señala que “las expectativas de paz se han cumplido”. “La paz era esto. Andar por la calle sin miedo y sin escoltas. Lo que es una sociedad democrática, que no soluciona todos los problemas. Las víctimas siguen siendo víctimas y hay personas que no han superado sus traumas”.
El ex presidente del PSE señala que “falta el reconocimiento a muchas víctimas amenazadas que lucharon por la libertad, que podía haberse recogido en la Ley de Víctimas o en una declaración parlamentaria”. Cree, también, que “no tiene sentido que seis años después de cesar ETA, el Gobierno no haya hecho siquiera un acercamiento de presos a cárceles vascas”. “Hay tantas ganas de olvidar que se está diciendo que el reto secesionista en Cataluña es lo más grave de nuestra democracia. ¿Ya se ha olvidado que con el terrorismo hubo casi un millar de muertos?”.
Alonso (PP) valora que “la convivencia ha mejorado mucho en el País Vasco”. “No hay amenazas. Los cargos públicos ejercen su actividad libremente. Quedan tics del pasado y en algunas zonas se mantiene la presión. Pero estamos es un mundo sin ETA y la situación ha cambiado radicalmente”.
El líder del PP vasco considera que “la paz llegó como tenía que llegar, sin pagar ningún precio político y con la derrota de las pretensiones de ETA”. “Falta que se disuelva y el debate ahora es cómo contar el pasado. No debe haber equidistancia entre violencias. Debe quedar claro que ETA fue la responsable. Esta batalla está ganada en el terreno académico. Falta por ganarla en el político y social. Resulta un buen síntoma el éxito de “Patria”, la novela de Aramburu”.
Iñarritu (Bildu) considera que “hace diez años era impensable que hoy estuviéramos así, con políticos sin escolta y la izquierda abertzale en la legalidad; la violencia se ha acabado y normaliza las relaciones; incluso las nuestras con el PP, aunque oficialmente no las reconocen”.
El senador de Bildu censura que “el Gobierno no haya dado ningún paso en política penitenciaria ni reconocido a todas las víctimas del terrorismo cuando ETA cesó hace seis años y está desarmada”. “Al mantener el relato de vencedores y vencidos no reconoce a otras víctimas que no sean las de ETA ni acepta comisiones de la verdad como se ha hecho donde ha existido violencia política”. “Sería bueno que cada uno asumiera su responsabilidad. ETA la suya y el Estado, también”.
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